Malala Yusafzai, Premio Nobel de la Paz, criticada por un musical producido con Hillary Clinton

La Premio Nobel de la Pz paquistaní Malala Yusafzai, en el estreno del musical "Suffs", en el Teatro Music Box de Broadway, en Nueva York, el 18 de abril de 2024 (Cindy Ord)
La Premio Nobel de la Pz paquistaní Malala Yusafzai, en el estreno del musical "Suffs", en el Teatro Music Box de Broadway, en Nueva York, el 18 de abril de 2024 (Cindy Ord)

La paquistaní Malala Yusafzai, ganadora del Premio Nobel de la Paz, es criticada en su país natal después de una publicidad realizada para un musical sobre las sufragistas que produce junto a Hillary Clinton.

Comentaristas anónimos la criticaron en la plataforma X por aparecer en Broadway junto a la ex Secretaria de Estado estadounidense -bajo cuya gestión ataques con aviones no tripulados mataron a civiles en Pakistán- y por no pronunciarse sobre la guerra de Gaza.

Malala, de 26 años, es una activista por los derechos de las mujeres elogiada en todo el mundo, pero los círculos islamistas y una parte importante de la opinión pública paquistaní la ven como una "agente de Estados Unidos" creada para corromper a la juventud.

Tras la primera representación de "Suffs", el círculo de críticos se amplió e incluye figuras del feminismo en Pakistán.

Muchas voces en Pakistán acusan a Malala Yusafzai de no haber expresado su solidaridad con los palestinos.

No obstante, la joven condenó públicamente la muerte de civiles en Gaza y pidió un alto el fuego.

"Admiro a Malala desde 2011", dice el editorialista Mehr Tarar en X, pero "su colaboración teatral con Hillary Clinton -que defiende el apoyo (...) de Estados Unidos al genocidio de los palestinos- es un verdadero golpe a su credibilidad como defensora de los derechos humanos".

"Qué decepción Malala, nos abandonaste", escribe por su parte la profesora y activista feminista Nida Kirmani.

Malala, originaria del verde valle de Swat, en el noroeste de Pakistán, fue tiroteada en la cara por islamistas en 2012.

Tras recibir tratamiento de urgencia en Gran Bretaña, se convirtió en un símbolo mundial de la resistencia al extremismo religioso y en portavoz de las niñas privadas de educación.

En 2014 se convirtió en la ganadora del Premio Nobel de la Paz más joven de la historia.

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