El malentendido: una conmoción que no termina de estallar

El malentendido, en una adaptación libre de Natalia Villamil, con Leonardo Saggese entre los roles protagónicos
El malentendido, en una adaptación libre de Natalia Villamil, con Leonardo Saggese entre los roles protagónicos

El malentendido. Autor: Albert Camus. Adaptación libre: Natalia Villamil. Intérpretes: Raquel Ameri, Antonella Costa, Leonardo Saggese, Marta Haller, Pablo Rinaldi. Escenografía y vestuario: Gabriela Gardelics. Iluminación: Ricardo Sica. Diseño sonoro: Ignacio Stolkiner. Versiones musicales: Nicolás Pauls, Martín Canziani y Juan Diego Motecof. Coreografía: Sofía Rypka. Asistente de dirección: Lucía Gutiérrez. Dirección: Mariano Stolkiner. Sala: El Cultural San Martín, Sarmiento 1551. Funciones: sábados y domingos, a las 20. Duración: 70 minutos. Nuestra opinión: regular

Albert Camus escribe El malentendido, su segunda pieza teatral, en 1944. Como en otros textos de su autoría –Calígula, Estado de sitio, Los justos-, el creador, que por entonces luchaba contra la ocupación alemana en Francia, no hace más que rebelarse contra aquella condición absurdista que dominaba Europa y, que muy bien había expuesto en 1942, en su ensayo El mito de Sísifo.

El malentendido es una pieza simbólica, sumamente reflexiva, cuya trama está desarrollada por un grupo de personajes sencillos, en su estructura formal, pero cuyos interiores convulsionados, permitirán al espectador reconocer dos posiciones bien opuestas ante la vida.

Raquel Ameri y Antonella Costa, en El malentendido
Raquel Ameri y Antonella Costa, en El malentendido - Créditos: @Sol Schiller

Una madre y su hija atienden una posada en un pueblo perdido, ubicado en un territorio casi fantasma, ubicado en algún lugar del mundo. Ellas están sumamente agobiadas por el destino que les ha tocado en suerte. Y mientras la madre asume que en su vejez parecería imposible lograr un cambio, su hija Marta sueña desesperadamente con dejar ese pueblo. Ambas arman una patraña inusitada. Matan a algunos de los hombres solitarios que se hospedan en el hotel, con el fin de robarles el dinero que poseen y que, en definitiva, les posibilitará escapar y comenzar una nueva vida.

Una mañana llega Juan, un aparente forastero más. El hombre arriba con un derrotero concreto. Es hijo de la dueña del hotel y hermano de Marta, a quienes no ha visto en años, porque fue separado de ellas y criado por una familia pudiente. Juan está casado con María, con quien convive felizmente. Extrañamente, Juan decide instalarse solo en la posada y no dar cuenta de su identidad de manera inmediata. Las mujeres no lo reconocen a simple vista y sin importarles quién es llevan a cabo el plan macabro que han implementado con otros pasajeros. Cuando descubren el malentendido se desencadena una tragedia. Ante el salvaje asesinato opondrán una racionalidad desconcertante. Ningún valor moral ni religioso parecería modificarlas.

Tibieza inexplicable

La adaptación libre de Natalia Villamil sigue respetuosamente la historia de Albert Camus. Sintetiza algunas situaciones, posibilita un mayor desarrollo de las conductas de la Madre y en especial de Marta. Describe con mayor densidad el ámbito donde transcurre la trama, modifica la forma en que ambas descubren quien es el verdadero hombre al que han matado y, extrañamente, empequeñece el duelo verbal final entre Marta y María que, si se sigue el texto original, genera una fuerte conmoción entre los espectadores.

Leonardo Saggese en El malentendido, un texto fuerte de Albert Camus que encuentra una versión más tibia en la puesta actual
Leonardo Saggese en El malentendido, un texto fuerte de Albert Camus que encuentra una versión más tibia en la puesta actual - Créditos: @Sol Schiller

El espectáculo que dirige Mariano Stolkiner hace hincapié en dos planos que cuando se cruzan potencian algo la acción. Por un lado juega con un tema musical del grupo The Cure, Killing an Arab (1979), una canción que está inspirada en la novela El extranjero de Camus; y por otro el de la actuación, este último con niveles muy dispares. Mientras Marta (Raquel Ameri) expone una profunda y, por momentos, detestable iracundia, la Madre comienza mostrando su fuerte altanería que va siendo fagocitada, poco a poco, por su hija. Leonardo Saggese, en el rol de Juan, expone una fragilidad demasiado atenuada, mientras que Antonella Costa (María) no termina de encontrar el valor de un personaje que la versión de Villamil ha recortado. Pablo Rinaldi (el criado) debe construir a un ser que solo tendrá un pequeño texto en el cierre de la pieza y, aunque su presencia es continua, no logra imponer con fuerza a esa figura inquietante.

El malentendido es un material casi exclusivamente apoyado en la palabra y en esta puesta los intérpretes no terminan de hacer que sus cuerpos aporten la vitalidad que esas palabras reclaman. Hay una tensión que no se desarrolla, una conmoción que no termina de estallar. Pero los acontecimientos que se suceden son muy intensos. Aquí la imagen de esos personajes resulta, por momentos elocuente, pero sus pasiones están aquietadas. Son seres que conviven en un espacio, pero no pueden terminar de relacionarse con la potencia que la historia necesita. Carlos Pacheco