Malos hábitos que deterioran tu cerebro

Dale una mirada a estos hábitos que pueden incrementar el riesgo de desarrollar condiciones como la demencia.

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¿Sabías que en este mismo momento tu cerebro está llevando a cabo un sinnúmero de acciones y reacciones para que puedas entender las palabras que estás leyendo? Así es, además de estar a cargo de nuestro intelecto, el cerebro también controla las emociones, la movilidad, los cinco sentidos, la temperatura del cuerpo, sensaciones como el hambre, los demás órganos y todos los procesos que regulan el cuerpo, entre otras ciento de funciones. ¡Por esto es el órgano más importante del cuerpo!

Tener un cerebro saludable debe ser una prioridad para nuestras vidas, pero en ocasiones, adquirimos hábitos que juegan un rol perjudicial en contra del bienestar de este órgano vital. El sedentarismo, una mala alimentación y no dormir adecuadamente, son para los expertos algunos de los comportamientos que más influyen en el deterioro de nuestro cerebro y aumentan el riesgo de aparición de enfermedades como el alzhéimer.

Una vida sedentaria

La falta de actividad física es uno de los grandes enemigos para nuestra salud y nuestro cerebro. Según nos explica el doctor Juan Rivera, internista y cardiólogo, algunos factores de riesgo asociados con enfermedades cardiovasculares como el sedentarismo, también inciden en la aparición de condiciones como la demencia.

“Hay un tipo de demencia que se llama demencia vascular, en donde, igual que desarrollas placa en las arterias del corazón, puedes desarrollar placa en las arterias del cerebro y hace que no tengas tanta circulación y oxigenación en las neuronas. Eventualmente vas desarrollando mininfartos que poco a poco van disminuyendo tu capacidad cognitiva”, asegura.

Mala alimentación 

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Desde luego, no tener una nutrición adecuada tendrá un impacto negativo en muchos aspectos de nuestra vida, incluyendo el bienestar del cerebro. Para el doctor Carlos Jaramillo, autor del libro El milagro metabólico, es vital que demos prioridad a la forma en que nos alimentamos.

“Más del 80% de la población vive deficiente de aminoácidos y deficiente de proteínas”, dice Jaramillo, quien sostiene que esta carencia nutricional tiene un impacto directo en el bienestar del cerebro. “Creemos que nuestros hábitos no tienen nada que ver sobre la salud cerebral”.

Además de una deficiencia en nuestra dieta de buenas proteínas y buenas grasas, el experto añade que el consumo excesivo de azúcar, carbohidratos almidonados, aceites vegetales y comida ultraprocesada también tiene efectos perjudiciales para nuestro cerebro.

No dormir adecuadamente 

Dormir es tal vez uno de los factores que más influyen para mantener una vida en balance. No solo por el descanso que necesita el cuerpo para revitalizarse, también por todos los procesos fisiológicos que ocurren mientras estamos durmiendo.

Pero en la misma medida en que el sueño es fundamental para nuestra salud, el no dormir las horas necesarias y no tener descanso de calidad son hábitos muy perjudiciales para el cerebro, según se expone en un artículo publicado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

Así como es crucial crear rutinas de alimentación y actividad física, también lo es establecer hábitos que nos permitan tener una buena noche de descanso, algo que se conoce como higiene del sueño. Esto incluye ser consciente de los horarios; tener un lugar de descanso libre de ruidos, cómodo y sin luces; no tener en la habitación dispositivos electrónicos; y evitar comidas grandes, consumo de alcohol y cafeína antes de dormir.

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No mantener bajo control condiciones como la hipertensión o la diabetes

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Algunas condiciones como la hipertensión y la diabetes también incrementan el riesgo de la aparición de daños en nuestro cerebro, especialmente cuando no están bajo control, según nos explica el doctor Joshua Williey, neurólogo del Irving Medical Center de la Universidad de Columbia y el Presbyterian Hospital de Nueva York.

“La hipertensión (presión alta) es una de las condiciones más dañinas para el cerebro ya que incrementa la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, daña las arterias del cerebro, acelera la arteriosclerosis. Aparte de eso, incrementa el riesgo de la demencia y dificultad con la movilidad”, comparte el experto.

“De la misma manera la diabetes, sobre todo cuando no está bien controlada, también daña el cerebro de la misma manera e incrementa el riesgo de la demencia”, concluye.