María Marta, el crimen del country: apoyándose en los mecanismos del policial, la ficción retrata un complejo homicidio a través de la autoconciencia
María Marta: el crimen del country (Argentina/2022). Directora: Daniela Goggi. Guion: Martín Méndez, Germán Loza. Elenco: Laura Novoa, Jorge Marrale, Mike Amigorena, Carlos Belloso, Nicolás Francella, Muriel Santa Ana, Ana Celentano. Disponible en: HBO Max. Nuestra opinión: muy buena.
El 27 de octubre de 2002, el cuerpo de María Marta García Belsunce apareció sin vida en su casa, ubicada en el country Carmel, en la localidad bonaerense de Pilar. Pocos días después, eso que su entorno inmediato entendió como un accidente fatal, se reveló como un asesinato en el que todos comenzaron a ser sospechosos.
En los meses posteriores, los avances vinculados al caso García Belsunce coparon los medios y la sociedad seguía con inusitada atención todas las novedades. Cada presunta vuelta de tuerca se convertía en materia de debate tanto en noticieros como en reuniones sociales. Y a veinte años de ese crimen, en el que aún no está dicha la última palabra, HBO estrenó en su pantalla una miniserie que retrata el detrás de escena de dicha investigación y busca echar algo de luz sobre sus sombras.
Las escenas iniciales esbozan la rutina dominical de María Marta (Laura Novoa): un partido de tenis interrumpido por lluvia, una tarde de reuniones familiares y futbol televisado, y una ducha antes de un masaje que nunca llegaría a recibir. Su muerte lleva el caos a esa rutina distendida, a ese grupo familiar que se encapricha en mantener el control de lo que sucede, aún cuando esa burbuja de country se pincha irremediablemente. Y en este punto, resulta inevitable detenerse ante el mayor desafío que enfrenta esta serie: teorizar sobre qué pudo haber sucedido.
Si la Justicia aún sigue adelante en lo referido a resolver quién mató a esa mujer en medio de un desfile de investigaciones y acusaciones cruzadas, ¿en dónde debería ubicarse entonces una historia que ensaya un retrato sobre lo que pasó? Ante ese planteo, encontrar el eje adecuado es lo único que puede llevar a esta producción a buen puerto. Y frente a esa disyuntiva, la serie confía en los mecanismos del policial como un salvavidas imprescindible.
Ante todo, María Marta: el crimen del country es un whodunnit aceitado, un relato que, aunque empañada por la tragedia de basarse en hechos reales, no por eso ignora la importancia de los dispositivos narrativos, de los engranajes que impulsan la velocidad de la historia. De ese modo, el verdadero atractivo de este título no está necesariamente en ese indagar sobre el asesinato de María Marta, sino más bien en sumergirse en un mundo de reglas propias y qué sucede cuando la lógica de ese ecosistema privado choca contra las reglas de la Justicia.
Desde un primer momento, la familia García Belsunce intenta manejar la situación acorde a sus deseos. De esa forma, la serie muestra cómo las personas que llegaban al baño en el que murió la víctima manipularon la escena, limpiando y desechando todo tipo de pruebas, en acciones que luego entorpecerían la investigación correspondiente. Posibles intereses ocultos, negligencia o impericia, todo se combina de forma caótica alrededor del cuerpo de esa mujer que yace ante su familia como una santa improvisada, en una postal escalofriante que más allá de retratar el hecho, subraya ese carácter cabalístico que aún rodea al asesinato.
Según muestran los primeros episodios, Horacio García Belsunce (Carlos Belloso) buscó inicialmente caratular el hecho de accidente, al igual que el resto de su familia, mientras Carlos Carrascosa (Jorge Marrale) recorría los pasillos de la casa como un fantasma de mirada inexpugnable. Y la avasallante actitud de la familia termina por intimidar al fiscal Marcos del Río (Mike Amigorena), quien luego de una tensa reunión con el procurador (Carlos Portaluppi) da curso a la investigación sobre posible asesinato.
Es sabido que los mejores biopics son aquellos que proponen una lectura a partir del fenómeno que retratan, enriqueciendo eso que observan y otorgando un filtro que permita no necesariamente indagar en ese abismo que implica la verdad, sino ensayar una mirada a partir de ese hecho verídico. Y aunque esta no es una biografía, sí busca un camino similar. Esta miniserie no intenta resolver ningún crimen, sino pintar un lienzo alrededor de un homicidio que aún hoy sigue pleno en el imaginario argentino, proponiendo una lógica a la Rashomon, en la que hay tantas verdades como protagonistas .
En la ficción, desde luego, no hay realidad posible, y en esa autoconsciencia es en donde triunfa María Marta, el crimen del country. Porque en su retrato del crimen, busca correr el velo de una sociedad amparada en reglas propias, que quedó desnuda ante los ojos de un público que apenas podía imaginar la sangre que corría por las esas majestuosas casas de secretos inconfesables, que aún hoy, siguen ocultos.