Mariana Gassó, la viuda del Gato Dumas, recordó la trágica muerte del chef y reveló cómo hizo para sanar su dolor
El 14 de mayo del 2004, una noticia sacudió tanto al mundo de la gastronomía como al del espectáculo: Carlos Alberto Dumas, conocido por todos como El Gato, moría en el Hospital Austral. A 19 años de aquel triste día, Mariana Gassó, su último gran amor, habló del maestro de cocineros, repasó su historia de amor, explicó que para ella hubo “mala praxis humana” en el triste desenlace de su compañero de vida y contó cómo ayudó a su pequeña hija Olivia a transitar la repentina partida de su papá.
“Vi los avances, casi lloro”, fue lo primero que dijo Mariana cuando Florencia de la V, conductora de Intrusos en el Espectáculo, se acercó hasta su silla para presentarla. Minutos antes, la producción del programa había puesto al aire un clip con varios de los momentos más destacados del Gato en la televisión y algunas fotos familiares. “ Parece que fue ayer. Fue el capítulo más lindo de mi vida, la verdad es que fui muy feliz ”, compartió con una sonrisa cálida. Sobre su carrera y su rol en la TV, destacó que “era un tipo muy generoso” y que seguro hubiera estado vigente en los medios.
En ese momento, Florencia de la V aprovechó para ahondar un poco más en los recientes dichos de Mariana. En una nota que le dio a Andrea Chiarello para Mamás Felices hace unos días, la diseñadora reveló que la muerte del Gato fue por “mala praxis”. “ Justo me lo preguntaron. Nunca había salido porque nunca lo dije, porque te digo con una mano en el corazón, nunca lo sentí ”, confesó. Dumas había padecido un cáncer de próstata y un mes después falleció por un tromboembolismo de pulmón a los 65 años.
“Fue horrible. Yo corté el teléfono para irlo a buscar. Ya le habían dado el alta. Me dijo ´bebé, me voy a bañar´. Íbamos a ir a un lugar de comidas rápidas con la bebecita”, recordó de aquel triste día. Luego, recordó que habló con una escribana que estaba en el hospital con la que se tenía que encontrar para firmar unos papeles y que la mujer le cortó de repente. La reacción de la mujer, explicó, fue porque vio que la luz que correspondía a la habitación del Gato se había prendido color rojo, un código que se utiliza para avisar que el paciente de esa habitación tiene algún problema. “Después me contó. Fue inesperado”, remató.
Antes de morir, el Gato Dumas padeció un cáncer de próstata. Mariana recordó ese capítulo de la vida del cocinero con humor. “Me mata si lo digo porque le parecía re cache. Mirá la preocupación que tenía. Un día me dice: ‘¿Pero vos qué le vas a decir a tus amigas?’. ‘Y, Gato, ¿que tenés un tema de cáncer de próstata?’. ´No, no, gorda. No bebé, eso es un cache´. No quería que les dijera que tenía cáncer de próstata. Le parecía grasa”, repasó. “Era así él”, completó.
“A los nueve meses de conocernos nos casamos, fue un flash”, recordó Mariana, y explicó que la diferencia de edad nunca fue un problema. Además, repasó que lo conoció cuando, por una estafa, tuvo que vender todo para pagar las deudas y ella trabajaba en una inmobiliaria con su segunda mujer, de quien era muy amiga. “Yo era fan total, me encantaba”, confesó, y contó que cuando lo conoció le “rompió el coco”. “Ese día fue un flechazo total”, repasó y reveló que estaba de novia pero que cortó a la semana porque no podía dejar de pensar en el cocinero. “Fuimos a almorzar y le pedí un autógrafo”, rememoró, y amplió de inmediato la historia: él también le pidió un autógrafo a ella, y al día siguiente la invitó a comer. “Al mes y medio me dio un beso, bastante lenteja”, contó con algo de indignación. “De él me enamoró todo”, aseguró, aunque luego reconoció que por momentos “lo quería matar”.
Una muerte dudosa
Cuando De la V volvió sobre el tema de la muerte del Gato, Mariana fue contundente: “Con respecto a la mala praxis, yo estoy segura. No lo cuidaron; yo no diría mala praxis. Y como consecuencia del no cuidado ocurrió lo que ocurrió. Decile como quieras”. Sobre por qué siente que no lo cuidaron, explicó que no le recetaron anticoagulantes antes de la última internación, que ya se los habían mencionado y que cuando lo llevó al hospital porque le faltaba el aire le hicieron una placa y quedó internado porque tenía un coágulo.
“ Cuando hablo de mala praxis, hablo de mala praxis humana. La persona que lo atendió nunca me llamó después de todo lo que pasó, nunca se preocupó por ver cómo estábamos ”, señaló. Luego, explicó que el problema del Gato no fue el cáncer, que se lo habían sacado todo, sino la cirugía, que fue complicada.
Cuando Karina Iavícoli, panelista del ciclo, le preguntó si accionó de manera legal contra el lugar, Mariana lo negó rotundamente. “Ni ahí”. Luego, reveló que al año de su muerte pidió una cita con el médico que lo atendió y que ese encuentro fue fundamental para ella. “Sané, le pude decir todo lo que sentí ese año”. También contó que le dijo que como médico no le importó nada. “Me dijo ‘viniste a clavarme una espina’, y yo le contesté: ‘Eso depende de usted, eso está en su conciencia’”. Luego de que en el piso destacarán su templanza, Mariana aseguró: “A mí me sanó, y ojalá este señor haya aprendido algo”.
Mariana también compartió su estrategia para que Olivia, que en ese momento tenía cinco años, sobrellevara la muerte del Gato: agarró una caja que era de él, donde guardaba los lentes y que estaba llena de stickers, y le dijo que le escriba y le haga dibujitos para poner ahí porque en algún momento se iban a reencontrar en el cielo, a donde se había ido. “Papá ahora es un angelito”, repasó que le dijo, y agregó que Olivia jamás vio a su papá enfermo.
Sobre la herencia de la pasión por la cocina, Mariana explicó que a Olivia le gusta comer y pedir delivery, pero que la que sí siente esa pasión por la cocina y es muy buena es la hija mayor del Gato. “Gracias por recordarlo y gracias por este ratito tan lindo”, se despidió la vestuarista luego de fundirse en un abrazo con Florencia de la V.