Marianela Núñez, una bailarina clásica capaz de generar un verdadero fenómeno de público
Durante las recientes presentaciones El lago de los cisnes en el Teatro Colón, Marianela Núñez, la aclamada bailarina argentina, figura del Royal Ballet de Londres, que volvió a la histórica sala para convertirse en Odette/Odile en el título clásico con música de Tchaikovsky, despertó un verdadero fanatismo entre los espectadores. De hecho, después de las funciones con entradas agotadas, una gran cantidad de personas, familias, chicos y estudiantes de danza, la esperaron en la puerta del teatro para llevarse un recuerdo de ese noche única como si fuera una estrella de rock.
“Con devoción, decenas y decenas de estudiantes la esperaron más de una hora en la salida de artistas del Teatro Colón, sobre la calle Cerrito, con los celulares en alto, y los programas de mano, zapatillas de punta y papelitos listos para conseguir un autógrafo. Se llevaron, finalmente, la sonrisa grande en un saludo para compartir entre todos, tres rosas lanzadas al viento entre besos y carcajadas, y la promesa de recibir a cada fan que se acercara hoy, domingo, al término de la función de la tarde. Era medianoche y todavía Núñez no podía salir. ‘Nela, Nela, Nela’, le cantaban. Como el profeta en su tierra”, consignaba la periodista Constanza Bertolini en una nota que explica parte de este verdadero fenómeno que no suele suceder con tanta frecuencias en el mundillo de la danza clásica.
El sábado, noche de la primera función, fue tal la cantidad de gente que la esperó hasta la medianoche que Núñez se asomó a la puerta de la calle Libertad para saludar a los fans que la esperaban. Pero, claro, al otro día tenía una nueva función por la tarde y, por eso, el encuentro duró unos pocos minutos. Ese tiempo alcanzó para que la bailarina y el teatro se comprometieran con los fieles. Y cumplieron ayer: luego de la función vespertina de El lago de los cisnes, Marianela con su partenaire coreano, el renombrado bailarín Kimin Kim, se ubicaron pacientes detrás de una mesa para sacarse fotos y firmar autógrafos en las páginas de los programas de mano.
La gran bailarina argentina bailó por primera vez El lago de los cisnes hace 20 años, junto a Maximiliano Guerra, en el Teatro Argentino, sala que justamente este fin de semana volvió a abrir su sala Ginastera luego de un largo período de puesta a punto. En el Royal Ballet la primera oportunidad fue en 2005, entonces acompañada por Thiago Soares, su exmarido y partenaire. Las actuales funciones de Buenos Aires, totalmente sold out -mañana, noche de despedida, su compañero será el argentino Federico Fernández- formarán parte de las páginas más destacadas en la larga historia del Teatro Colón.
“Con El lago de los cisnes no tenés brazos, son alas”, aseguró antes de las funciones en Buenos Aires la estrella de la danza mundial. Lejos del esfuerzo que implica hacerse cargo de un rol tan complejo, Núñez, mostró su mejor predisposición a la hora de tomar contacto con sus seguidores locales.