Marichu de la Mora, la nieta de Maura que fue responsable en la Sección Femenina e impulsora de la moda Adlib

Fue una de las nietas de Antonio Maura, el gran político de los años de la Restauración. Creció en el ambiente de la alta burguesía madrileña del primer tercio del siglo XX, aunque desde joven mostró inquietudes políticas. Amiga personal de José Antonio Primo de Rivera se convirtió en una de las primeras afiliadas a Falange Española, el movimiento que el hijo del dictador había creado en 1933.

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Portada del libro de La roja y la falangista
Portada del libro de La roja y la falangista

Durante la Guerra Civil actuó como activista entregada a la causa franquista pese a que su hermana mayor, Constancia de la Mora, era una figura de peso en la España republicana. El libro La roja y la falangista, de Inmaculada de la Fuente, describe bien esa dualidad. Marichu de la Mora tuvo puestos de responsabilidad en la Sección Femenina y en el organigrama del régimen de Franco. Hasta su muerte defendió las posiciones ideológicas con las que había comulgado desde su juventud. Es la madre del afamado director de cine, Jaime Chávarri. 

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María de la Mora y Maura nació en 1907 en el palacete que su familia tenía en la calle Génova. Era la segunda de las hijas de Constancia Maura -hija de don Antonio- y Germán de la Mora, también político y diputado a Cortes en diferentes legislaturas durante el reinado de Alfonso XIII. Recibió una educación acorde con su condición social, en colegios religiosos e internados católicos en el extranjero. España, mientras tanto, recibía la Dictadura de Miguel Primo de Rivera en un tiempo en el que se ponía fin a la Guerra de Marruecos, se calmaba el desorden público y el país vivía un clima de despegue cultural con la participación de las mujeres en el Lyceum Club o la “Residencia de Señoritas” que dirigía María de Maeztu.

Marichu, la más guapa de las hermanas, se casaba en 1929 con Tomás Chávarri y Lignes, un joven de buena posición que terminará haciendo bastante fortuna como agente de cambio y bolsa. Lo hicieron en el Palacio Episcopal y bajo la bendición del obispo de Madrid-Alcalá, doctor Eijo. “La pareja ha salido para Lisboa donde embarcarán para hacer un largo viaje por el Mediterráneo”, leemos en La Nación (1 marzo 1929). El matrimonio mantenía mucha cercanía con la familia Primo de Rivera, a los que invitaba asiduamente a la casa que tenían alquilada en La Granja. Marichu había conocido a José Antonio en la residencia de la marquesa de Agrelo, donde ella acudía a jugar al póquer y él a seducir a las damas con su encanto. Era también amiga de su hermana Pilar con la que no dudó en asistir a muchos de los mítines que la nueva organización política montaba en el país. En 1934 Marichu se afilió a la Sección Femenina, el brazo de integración política de las mujeres en aquel movimiento que sedecía “ni capitalista ni marxista”.

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Jaime Chávarri
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Cuando comenzó la Guerra Civil, Marichu estaba en La Granja con sus hijas y rápidamente se puso al servicio de la autoridad militar. Su marido, aún en Madrid, tuvo que refugiarse en la Embajada Argentina. Durante esos años trabajó activamente a favor de la causa franquista. Fue directora de la revista Y, una publicación vinculada a la Sección Femenina con claros tintes ideológicos, doctrinales y también, formativos. La designaron además “Delegada Nacional de Prensa y Propaganda”. En Salamanca mantuvo una relación muy próxima con personalidades del mundo literario y del pensamiento como Eugenio Montes, Lain Entralgo o Agustín de Foxá. Dicen también que fue una especie de musa para Dionisio Ridruejo, en esos días figura principal del Movimiento y quien le inspiró alguno de sus poemas de la obra, Primer libro de amor.

Marichu y Tomás tuvieron cuatro hijas y un hijo, Jaime, aunque ella jamás abandonó su activismo político y su vocación periodística. En los años cincuenta dirigió la revista La Moda en España, participó en muchos programas de Radio Nacional de España y fue una figura reconocida en la sociedad de los años 60. Enamorada de Ibiza, entre su anecdotario, se encuentra el ser una de las impulsoras de la moda Adlib. También trabajó en el semanario Semana y colaboró en el influyente diario Madrid. Marichu de la Mora, viuda desde 1981, falleció en su casa de Sotosalbos en Segovia, en 2001.