Marivent ya no es lo que era: los viejos veranos reales ya no volverán
Los buenos tiempos de esplendor nunca volverán a Marivent. Este jueves, don Felipe aterrizaba en Mallorca para dar comienzo a sus días de vacaciones en la isla balear. Durante el fin de semana serán doña Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, las que se instalarán junto al rey en el palacio de Marivent, la residencia estival de los reyes desde que don Juan Carlos fuera coronado monarca. Pero mucho han cambiado las cosas entre esas cuatro paredes y poco o nada queda de esos posados con toda la familia real al completo o con visitas ilustres.
El palacio de Marivent ha sido testigo durante cuatro décadas de las vacaciones reales y es uno de los lugares en los que doña Sofía más feliz se siente cada verano (este año ya lleva instalada allí una semana y la han visitado sus hijas, doña Elena y doña Cristina, que seguramente se marchen nada más llegar Letizia este fin de semana). Fue en 1973 cuando la Diputación Provincial de Baleares cedió esta finca a los entonces Príncipes de España don Juan Carlos y doña Sofía. Desde ese momento, los que fueran Reyes de España han sido fieles a sus vacaciones estivales en esta residencia privada que por primera vez este año acogerá la tradicional audiencia con personajes de la vida cultural y de la sociedad mallorquina, que siempre se ha hecho en el palacio de la Almudaina. Marivent fue construido por el arquitecto Guillem Forteza Pinya entre 1923 y 1925 por encargo del pintor Juan de Saridakis. Tras su muerte, su viuda, Anunciación Marconi Taffani, cedió el edificio y sus terrenos a la Diputación en 1966.
Cuando por primera vez pisó el palacio don Juan Carlos en 1973 aún vivía el dictador Francisco Franco. Ese año, don Juan Carlos, su mujer y sus hijos llegaron en un Seat a la finca y fueron recibidos por las autoridades locales. Se trata de un espectacular paraje de 33.000 metros cuadrados y que alberga además la residencia de Sol Vent, que el Ejército del Aire le cedió a don Felipe cuando era Príncipe de Asturias y que es donde pasa sus días en Mallorca la familia real. Cuenta con seis habitaciones, cuatro baños y varios salones, además de un helipuerto y la masía, en la que reside el personal que cuida de la finca.
Hasta su abdicación en 2014, el rey Juan Carlos pasó en Marivent sus vacaciones de verano. Siempre con su mujer, sus hijos y más tarde con sus nietos. Allí disfrutaba de la vela, su deporte favorito, y era normal verle por el puerto deportivo antes y después de las jornadas de regatas. Doña Sofía disfrutó esos años de sus hijos de niños y luego con sus nietos ha vivido algunos de los veranos más felices de su vida. Cada verano, la entonces reina pagaba a los niños un curso de vela para tenerlos a todos a su lado y pasar unos días divertidos con los niños.
Visitas de altura
Pero además de unas vacaciones familiares, en esos días los reyes de España pusieron además a Mallorca en el punto de mira internacional recibiendo visitas de personajes y políticos de renombre durante tres décadas. Juan Carlos recibió a todos los presidentes democráticos del estado español y figuras muy populares de otras monarquías europeas. Por allí pasaron George Bush, Mijail Gorbachov, los emperadores de Japón, Bill y Hillary Clinton o Barack y Michelle Obama, entre otros. En Marivent estuvieron unos días los reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola, Hussein de Jordania, Beatriz de Holanda o los Grandes Duques de Luxemburgo.
La mirada perdida de Lady Di en Mallorca
Sin duda, una de las estampas que más veces hemos podido ver ha sido la de la princesa Diana con sus dos hijos y el príncipe Carlos posando en la escalitata de Marivent y disfrutando de una jornada en alta mar con la familia real española. Lo hicieron en cuatro ocasiones, de 1986 a 1990. Cuentan que en una de estas visitas, el príncipe de Gales abandonó antes Mallorca debido a los problemas matrimoniales que ya había entre el hijo de Isabel II y Lady Di. En su primer viaje a Baleares, pese a esa imagen de familia ideal y de buena sintonía con doña Sofía y sus hijos, parece que Diana no lo pasó tan bien como aparentó.
“El primer viaje a Mallorca lo pasé entero con la cabeza en el váter. Lo detesté”, confesaba a su amigo el periodista Andrew Morton. “Todos estaban obsesionados con que Carlos era la criatura más maravillosa del mundo. ¿Y quién es la chica que viene con él? Yo sabía que llevaba dentro algo que no les dejaba ver y que no sabía usar, no sabía enseñarles. Me sentí incomodísima”, explicaba. Además, el matrimonio apenas pasaba tiempo juntos: Carlos pintaba acuarelas en Valldemossa y Diana tomaba el sol en el sur de la isla. La imagen de Diana de Gales mirando al infinito en el Fortuna junto a doña Sofía aún hoy sigue dando la vuelta al mundo.
Para Letizia no son 'vacaciones'
Desde que en 2014 el rey Juan Carlos abdicara, su presencia en Mallorca ha sido muy escasa y los escándalos del caso Nóos de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, así como las supuestas amigas de don Juan Carlos, hicieron que a partir de entonces sean don Felipe, su mujer y sus hijas los únicos que posan y pasan en Marivent unos días cada mes de agosto. Una de las últimas veces que se vio al Emérito en la isla fue en la Misa de Pascua de 2018, la misa en la que sucedió el rifirrafe entre Letizia y su suegra.
Con la llegada de Felipe VI, Marivent y los días de lujo y glamour de la familia real en Mallorca han terminado. De hecho, se rumorea que a doña Letizia no le hace demasiada gracia tener que pasar allí dos semanas por 'obligación' y que para ella eso no son vacaciones puesto que tienen visitas a lugares emblemáticos de la isla con la prensa detrás, hacen un posado oficial con sus hijas, asisten a algún espectáculo -a veces con doña Sofía para dar muestra de unidad- y siguen contando con agenda oficial durante esos días. Para la reina, sus vacaciones comienzan una vez terminan los días en Mallorca cuando puede marcharse de vacaciones unos días a algún lugar recóndito y secreto.
Pocas veces se ha captado a la reina en algún lugar de la isla que no esté previsto por agenda de Casa Real. Tampoco las niñas han seguido con la tradición familiar y ninguna de las dos practica vela (ni siquiera hicieron ni un año el curso de vela junto a sus primos cuando eran pequeñas), deporte favorito de don Felipe. Ahora llegan, posan el primer día y un par de veces más, y se marchan. El único que parece disfrutar es el rey, que sigue siendo fiel a las regatas donde suele coincidir con buenos amigos de siempre y con los que algún día sale a cenar sin la compañía de la reina.