Marta Luisa de Noruega vuelve a poner a su padre, el rey Harald, en un aprieto
El rey Harald de Noruega ha demostrado una y mil veces que, como padre y como jefe de su casa, hace todo lo posible para que los miembros de su familia sean felices y libres de seguir el camino que deseen. Siendo uno de los reyes más populares de Europa y con un amplísimo respaldo de la ciudadanía, el jefe del Estado noruego trata de compaginar las reglas que rigen la institución con los deseos de sus hijos y nietos. Sin embargo, no siempre es fácil. Si bien Haakon de Noruega le presentó el puntual desafío de quererse casar con Mette-Marit, la princesa Marta Luisa de Noruega ha vivido en un desafío perpetuo. Tras romper, una vez más, el acuerdo al que llegó con la Casa Real, ha puesto a su padre en un nuevo aprieto y en Noruega se preguntan hasta cuando lo van a dejar pasar.
Hace unos días transcendía la noticia de que Marta Luisa de Noruega había incumplido (otra vez) una de las clausulas del acuerdo al que llegó con la institución hace menos de dos años. La princesa, que se casará dentro de dos meses, lanzaba al mercado una ginebra premium que era la que además se serviría en su boda. En el reverso de la etiqueta figuraba tanto el título de princesa como su monograma real, los símbolos que le distinguen como miembro de la Familia Real y que expresamente le habían prohibido utilizar con fines comerciales.
La representante de la princesa Carina Scheele Carlsen explicó al medio del país VG, que había sido un error de la destilería y que ese lote ya había sido retirado del mercado. Mientras, la Casa Real noruega no se pronunció, y parecía que todo iba a quedar en un nuevo mal entendido, a pesar de que una organización que trabaja para paliar los efectos del alcoholismo, Av-og-til, quería sacar el debate de si era conveniente que la hija del rey se metiera en este tipo de negocio.
El debate podía haber quedado aquí, pero en Noruega han surgido las voces que se preguntan hasta cuando va a durar esta situación, ya que corría el año 2002 cuando por primera vez la Casa Real noruega le tuvo que decir a la princesa Marta Luisa que no podía usar su título con fines comerciales, entonces era el tiempo en el que ella montó una escuela de ángeles. Han pasado 22 años y esa botella de ginebra viene a demostrar que sus proyectos siguen tropezando con la misma piedra.
Hay que recordar que a finales de 2022 esas limitaciones que ya le habían impuesto a comienzos del nuevo milenio, tuvieron que matizarse ya que tanto ella como su prometido habían ido más allá y habían levantado muchas ampollas. Entonces ella renunció a sus funciones institucionales y quedó claro lo siguiente: “La Princesa quiere contribuir a hacer más clara la distinción entre sus actividades empresariales y su lugar en la Familia Real y no debe usar el título de Princesa ni referirse a miembros de la Casa Real en sus propios canales de redes sociales, en producciones de medios o en relación con cualquier actividad comercial”, advirtió la Casa Real en un comunicado, además, con cierta pena, los reyes Harald y Sonia hicieron una comparecencia para comunicar la salida de su hija de la vida institucional. "Durek Verrett pensó que podría hacer cualquier cosa", dijo entonces el rey.
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Aunque con la retirada del merado de las botellas, la pareja quiere pasar página y centrase en su boda, ha sido inevitable que el debate se reabra en un país que hace tiempo que empezó a perder la paciencia con la princesa. Se señala que esta es la séptima vez que la princesa o su prometido han roto el acuerdo que alcanzaron a finales del 2022, ya que durante este tiempo han hecho mención de la Familia Real en sus redes sociales y medios de comunicación. Lo hizo el chamán para publicar un videoclip y lo hizo la princesa para promocionar su marca de ropa. Es por esto que han surgido algunas voces, como se recoge en la columna de opinión del noruego Aftenposten, que piden que se retire por completo el título de princesa a la hija del rey, ya que es evidente que no puede evitar caer en la tentación de usarlo.
Por otro lado, en el citado medio, se analiza el flaco favor que Marta Luisa de Noruega hace a su padre al no respetar su autoridad y las decisiones y normas que emanan de la institución que encabeza. De este modo, la pregunta es hasta cuando va a durar esta situación y si se va a hacer extensible al futuro reinado, al de Haakon de Noruega, con el temor de que estas interminables controversias y desafíos minen la confianza y la credibilidad de los ciudadanos en la primera institución del Estado. Teniendo en cuenta que dentro de dos meses en Noruega se celebrará la segunda boda de la princesa, todo aputa a que estas reflexiones no han hecho más que empezar.