Marvel disfraza a 'She-Hulk' de originalidad, pero no me la cuela

ATENCIÓN: este artículo contiene spoilers del final de She-Hulk: Abogada Hulka

She-Hulk. Photo courtesy of Marvel Studios. ©Marvel Studios 2022. All Rights Reserved.
She-Hulk. Photo courtesy of Marvel Studios. ©Marvel Studios 2022. All Rights Reserved.

Después de jugar entre el absurdo y la comedia durante toda su temporada, She-Hulk: Abogada Hulka ha concluido con un capítulo final que la está coronando como la niña mimada de los fans de Marvel. Solo hay que darse una vuelta por redes sociales para comprobar el ruido que están haciendo los seguidores, con aplausos y vítores a golpe de tuit.

A priori es comprensible, estamos ante una serie creada por y para ellos con guiños, cameos y revelaciones que básicamente serían imposibles de captar si no conoces el universo al completo, o no estás al día con las expectativas, rumores y cómics de la casa en general. Se entiende. Si eres fan, es un caramelo servido en bandeja. Sin embargo, cuando le quitas el carisma superficial de su protagonista, las referencias y sorpresas, te quedas con un final que prácticamente no dice nada. Que remata la serie rápido y corriendo, cerrando el punto central de toda su trama con una sola frase. Marvel ha jugado a ser original pero con una avalancha de revelaciones y giros tontunos que, en mi opinión, han terminado por dejar en evidencia los fallos de esta sitcom del montón.

En el desenlace vemos a Jennifer perder su trabajo y libertad para usar sus poderes por culpa de una organización machista y misógina llamada Intelligencia. Sin embargo, en lugar de usar la fuerza bruta que ahora habita en su sangre, sigue queriendo seguir sus reglas y principios y demandar a los responsables, pero no sabe quienes son. Y aquí entran en escena su amiga Nikki y una secuencia que desenmascara al responsable (de lo más previsible). En entonces que Marvel se saca de la manga una carta diferente rompiendo la cuarta pared de forma radical.

Y es que después de dirigirse a los espectadores con guiños y referencias desde el primer episodio, aquí se lleva la táctica que Fleabag puso de moda de nuevo hace unos años a otro plano drástico. En resumen, como Jennifer Walters representa a los fans en esta ecuación ficticia, la muestran tan desconforme con el final típico del género (y que criticarían esos mismos fans) que “sale” de su serie, hace acrobacias por la plataforma de Disney+ y se adentra en las oficinas de Marvel para conseguir que los guionistas y el mandamás del estudio escuchen su petición. Como decía, como si fuera un fan.

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Es entonces cuando dejan caer preguntas, comentarios y revelaciones sobre el futuro del UCM, con guiños que solo pueden comprender los seguidores del universo. Además, Marvel plantea un juego de humildad burlándose de sí mismo, de sus estrategias narrativas y los efectos especiales de She-Hulkque tantas críticas recibieron. Hasta se ríen del presidente del estudio y productor de todas las entregas, Kevin Feige, recreándolo como una máquina de inteligencia artificial.

Todo esto está causando revuelo, furor y alboroto fanático en redes sociales pero, qué quieren que les diga, me parece ridículo. Es cierto que cuando Jennifer de repente aparece en la pantalla de bienvenida de Disney+ te quedas un poco a cuadros, y en esto doy un punto a favor de Marvel, pero lo cierto es que con tanta complacencia a los fans concluyen la historia sin gracia ni originalidad alguna.

Cuando le quitas todos los guiños y observas el final definitivo, te quedas con una serie que termina con todos felices y comiendo perdices en torno a una mesa como si fuera la familia Toretto de Fast & Furious, y con Jennifer aceptando su rol de abogada y superheroína con una sola frase que dura unos segundos. Después de pasar toda la serie lidiando con esta dicotomía personal sin afrontarla. Y así, de repente, sin una secuencia concluyente por usar la mayoría de minutos para complacer a los fans jugando a ser originales, la serie termina sin aportar nada que me haga pedir una segunda temporada.

Al final, cuando le quitas todos los aderezos marvelitas, te quedas con una sitcom de abogados de tramas ligeras, pasajeras y burlonamente simples. Creo que Marvel pudo permitirse estos juegos porque no se trata de un personaje central en su universo. El riesgo era menor, algo parecido a lo que está haciendo Lucasfilm con Andor. Sin embargo, tengo mis dudas sobre cómo van a poder incluir a Jenifer Walters en el resto del UCM. Porque si su valía es la conexión con los fans a través de romper la cuarta pared constantemente, entonces me cuesta imaginarla dentro de los arcos narrativos del resto de superhéroes. Un cameo puede quedar gracioso, pero una participación coprotagonista podría desencajar y quitarle credibilidad al universo de ciencia ficción donde habita el resto de personajes.

En resumen, parece que muchos fans están viendo uno de los mejores finales del Universo Cinematográfico de Marvel, con tuits que hablan de originalidad y novedad. Básicamente aplaudiéndolo con furor viral. Sin embargo, sin quitarle el mérito a Tatiana Maslany que ha conseguido estar por encima de todo esto y crear un personaje entrañable, yo vi un final disfrazado de originalidad que se escuda en darle a los fans lo que quieren escuchar pero que, cuando le quitas todo el aderezo, se queda en una trama básica.

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