Medicina letal: superficial retrato de la epidemia de opioides en los Estados Unidos
Medicina letal (Estados Unidos/2023) Creada por: Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster. Guion: Boo Killebrew, Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster, basado en el artículo de The New Yorker, “La familia que construyó un imperio del dolor”, de Patrick Radden Keefe, y en el libro Pain Killer: un imperio del engaño y el origen de la epidemia de opioides de los Estados Unidos, de Barry Meier. Dirección: Peter Berg. Elenco: Uzo Aduba, Matthew Broderick, Sam Anderson, Taylor Kitsch, West Duchovny, Tyler Ritter. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
La miniserie de los guionistas Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster -responsables, entre otros trabajos, de Un buen día en el vecindario- que ya está disponible en Netflix se adentra en un terreno bastante familiar para quienes estén interesados en cómo la empresa farmacéutica Purdue Pharma introdujo en el mercado un analgésico llamado OxyContin a mediados de los 90, lo que causó una de las epidemias de consumo de opioides más devastadoras en los Estados Unidos . En primera medida, se suscita la inevitable comparación con Dopesick, otra miniserie que focalizaba en el mismo tema, concebida por Danny Strong y con grandes protagónicos de Kaitlyn Dever y Michael Keaton, quien se llevó el Emmy por su interpretación de un médico que empezó a recetar el medicamento a sus fieles pacientes creyéndolo inofensivo, con un porcentaje de adicción del 1%, tal como Purdue lo había “vendido” en su campaña publicitaria.
Un año después, en 2022, la realizadora Laura Poitras presentó su documental All the Beauty and the Bloodshed, basado en la figura de la artista Nan Goldin y su activismo contra la farmacéutica. El trabajo de la directora cosechó este año una nominación al Oscar. Asimismo, Netflix tiene en su catálogo otro documental que se centra en el mismo tópico, El farmacéutico, una gran bioserie de cuatro episodios sobre la batalla de Dan Schneider contra la epidemia de opioides en su comunidad, y con la trágica muerte de su hijo como motor para una lucha incansable . Si bien estos ejemplos no implican necesariamente que Medicina letal haya llegado tarde al debate, distinto hubiese sido el panorama si en sus seis capítulos se vislumbrase un intento de ofrecer algo diferente. No es este el caso, aunque se perciba una búsqueda de originalidad mal ejecutada.
Con dirección del experimentado Peter Berg, la miniserie concibe su narrativa tomando como punto de partida el artículo publicado en The New Yorker, “La familia que construyó un imperio del dolor”, de Patrick Radden Keefe, y también en el libro Pain Killer: un imperio del engaño y el origen de la epidemia de opioides de los Estados Unidos, de Barry Meier. Desde el vamos, se nota cierta torpeza al querer abarcar las diferentes aristas del daño que produjo Purdue Pharma sin profundizar demasiado, quedándose en lo superfluo, y acudiendo a la sobreexplicación para allanar el camino.
En una de sus primeras escenas, Medicina letal ya incurre en lo didáctico, con el personaje de la investigadora Edie Flowers (Uzo Aduba) explicándoles a las mismas personas que le tomaron declaración al presidente de Purdue Pharma, Richard Sackler, cómo el consumo de oxicodona fue aumentando progresivamente debido a sus componentes altamente adictivos, el porqué de su creación, le evolución del “mercado del dolor”, los médicos que vendían el opioide para su beneficio y con plena conciencia del quiebre del juramento hipocrático, y los representantes de la farmacéutica que ganaban millones de dólares anuales según cuantas dosis de oxicodona lograban vender a través de esos mismos médicos. Una cadena mortal.
Para quienes no conozcan el trasfondo de la epidemia, esa suerte de paneo que hace Edie es bastante exhaustivo, pero el problema es que Medicina letal no trabaja con las reglas de un documental, y el personaje que interpreta la exOrange is the New Black es un claro ejemplo de cómo se usa una creación ficcional para contarle al espectador todo aquello que la serie, además, tampoco se priva de mostrar . Además de resultar poco verosímil que quienes lograron sentar en el banquillo al elusivo Sackler (un Matthew Broderick que está poco tiempo en pantalla) no supieran el origen de la epidemia y cómo la oxicodona diezmó comunidades, el relato de Edie –que atraviesa los seis episodios– se superpone con secuencias en las que vemos eso mismo que ella narra.
En esos tramos, Medicina letal tampoco logra encontrar un tono, y en ocasiones peca de querer imitar a Adam McKay, tanto desde la dirección de Berg (caótica, y con un montaje de muchos cortes) como desde el guion, en el que a veces se acude al humor para retratar situaciones indigeribles, como la connivencia de la FDA -la Administración de Medicamentos y Alimentos del Gobierno de los Estados Unidos- con la farmacéutica, y el rol que cumplieron esos representantes que acudían a estados en los que era más sencillo introducir el opioide.
El uso de la comedia negra para esbozar una crítica a los diferentes eslabones que llevaron a una epidemia que ya ha causado más de 400.000 personas resulta un tanto desconcertante , especialmente al contrastarlo con las imágenes de una Aduba devastada por lo que tuvo que presenciar en una investigación intrincada, extensa y desalentadora.
Medicina letal ya se encuentra disponible en Netflix.