Megan Fox hace reflexionar al mundo con una verdad como una casa

Cuando se trata de sexualización en Hollywood, Megan Fox sabe de lo que habla. No tendrá premios Óscar en sus vitrinas ni estrenos en festivales de cine de prestigio, pero ha vivido de primera mano los estereotipos básicos de su industria. Y es que Megan Fox es todo un icono de los años 2000. Ilustró decenas de portadas de revistas a raíz del éxito de Transformers en 2007 mientras su nombre estaba en boca de todos y sus fotografías inundaban las búsquedas en redes. Lo quisiera o no, la etiqueta de sex symbol se instaló en su vida profesional dándole más peso a su físico e imagen que a sus palabras.

Porque Megan habló alto y claro de la incomodidad que le rodeaba, pero no se le prestó la misma atención que hubiera recibido ahora. Y ella lo sabe y acaba de señalar con acierto lo adelantada que estuvo a su tiempo.

BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - ABRIL 10: Megan Fox en The Daily Front Row's 6th Annual Fashion Los Angeles Awards en Beverly Wilshire, A Four Seasons Hotel el 10 de abril de 2022 en Beverly Hills, California. (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)
BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - ABRIL 10: Megan Fox en The Daily Front Row's 6th Annual Fashion Los Angeles Awards en Beverly Wilshire, A Four Seasons Hotel el 10 de abril de 2022 en Beverly Hills, California. (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)

Creo que me adelanté al movimiento #MeToo por casi una década” dijo recientemente a la versión británica de la revista Glamour. “Siempre estaba hablando en contra de algunas de las cosas abusivas, misóginas y patriarcales que estaban sucediendo en Hollywood en 2008 y 2009, mucho antes de que la gente estuviera lista para aceptarlo o tolerarlo. Y de hecho me ridiculizaron por hacerlo. Creo que la gente ha tenido tiempo de revisar eso, en retrospectiva”.

“Nunca me he sentido completamente incluida en la comunidad feminista y sigo pensando que es terriblemente complicado” añadió. “Lo que sea que provoco no es algo que puedan digerir muy bien. Y entonces eso vuelve a mí, ya que me rechazan por esas razones. Y simplemente no creo que fuera una víctima muy compasiva”.

No se me permitió ser humana, porque era un tema de conversación, de chismes y chistes. Esencialmente estuve escondida durante varios años de mi vida sentenció.

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Y efectivamente, si rebuscamos en la hemeroteca de las redes o incluso en nuestros recuerdos de aquellos años, podemos encontrar lo acertadas que son sus palabras. Fox tenía 19/20 años cuando consiguió el papel de Mikaela Banes en Transformers saltando al estrellato de inmediato, pero no precisamente por sus dotes como actriz, sino como sex symbol. El furor en torno a su belleza que vivimos en aquella época con fotografías suyas y posados arrasando en los motores de búsquedas lo demuestran. Y es que su personaje estaba prácticamente diseñado para ello, con planos que destacaban su belleza física cada vez que aparecía en escena.

La película fue un éxito al igual que su secuela, sin embargo prescindieron de ella para la tercera entrega después de que comparara trabajar para el director Michael Bay con Hitler. Bay echó las culpas del despido a Steven Spielberg (productor ejecutivo de las películas) y éste lo negó. Pero lo cierto es que la saga continuó sin ella, con otra actriz y arrasando en taquilla, mientras la carrera de Fox comenzaba a vivir su declive.

No obstante, lo que siempre me llamó la atención de Megan Fox es que nunca tuvo pelos en la lengua. Así como criticó la forma de trabajo de Michael Bay (aunque con una comparación desacertada), también señaló la incómoda sexualización que vivió con 15 años trabajando como extra en el set de Bad Boys II del mismo director. Lo hizo en una entrevista en el programa de Jimmy Kimmel de 2009, contando que la hicieron bailar en bikini, con un sombrero de cowboy y tacones, bajo una lluvia de agua.

La revelación generó titulares pero el cuestionamiento social y global no llegó a recaer en Michael Bay como sucedería ahora en la era post #MeToo, sino que se quedó en una anécdota más en la vida de una sex symbol. Incluso la entrevista resurgió hace un año haciendo que las redes pidieran la cancelación de Jimmy Kimmel por no reaccionar con empatía ante las declaraciones de Fox, mientras muchos tuits cuestionaban que no hubiera repercusión alguna para Michael Bay. Pero ya habían pasado más de diez años de la entrevista.

Cuando Transformers desapareció de su vida, Fox protagonizó Jennifer’s Body en 2009, una película que recibió críticas mixtas y decepcionó en taquilla, pero que fue ganando el título de culto con el paso del tiempo. Sin ir más lejos, actualmente está considerada como un clásico feminista que fue menospreciado en su momento. Y es que los estereotipos ya se habían acomodado en el perfil público de Megan Fox, creando un reflejo distorsionado sobre su figura que dejó sus trabajos profesionales en un segundo plano.

Tanto lo sucedido con Jennifer’s Body así como su valentía para levantar la voz ante un Hollywood que todavía no había vivido el mayor destape de su historia, reflejan a una joven actriz que intentó expresarse y ser escuchada. Pero, en cambio, fue desterrada de las grandes producciones y olvidada por un tiempo. Años más tarde se destaparon los abusos sexuales y de poder perpetrados por Harvey Weinstein, abriendo la caja de Pandora más oscura de Hollywood con anécdotas y victimas saliendo de hasta debajo de las piedras. Así nació el movimiento #MeToo como plataforma para dar voz a las víctimas, defendiendo la posición igualitaria de la mujer en Hollywood con infinidad de historias sobre castings abusivos y actrices desterradas por ser víctimas o alzar la voz, como contaron Rose McGowan, Mira Sorvino o Ashley Judd.

No obstante, en la actualidad, si Millie Bobby Brown o Ella Purnell hablan de lo “asqueroso” que resulta ser sexualizada siendo adolescente se generan titulares que dan para pensar, analizar y comentar. Si Cole Sprouse expone la fuerte sexualización que sus compañeras adolescentes de Disney Channel vivieron, también. Pero no cuando Megan Fox hablaba de su experiencia hace más de una década.

Incluso en 2019, la actriz habló de la hipersexualización vivida en un encuentro conjunto para Entertaintment Tonight con Diablo Cody, la guionista de Jennifer’s Body. En aquel momento desveló haber sufrido un “colapso psicológico genuino” como resultado de haber sido sexualizada hasta el extremo en la campaña de marketing de la película. “No quería que me vieran. No quería tener que sacarme una foto, posar para una revista, caminar sobre una alfombra roja. No quería ser vista en público en absoluto", dijo tras señalar que esta sexualización y su atrevimiento a denunciarla fueron posiblemente las causas de su condena al ostracismo. Además, la actriz contó que incluso le fue difícil contar con el apoyo de otras mujeres y formar parte de la conversación sobre el feminismo.

Lo cierto es que las palabras recientes de Megan Fox no se antojan equivocadas. Ella ya había alzado la voz mucho antes que otras actrices señalaran la sexualización sufrida en su industria, convirtiéndose en un objeto sexual al que se prefería mirar pero no escuchar.

Y si bien es cierto que Megan Fox ha apostado por un perfil profesional que exprime su imagen 'sexy', y lo sigue haciendo, a través de películas, posados e imágenes promocionales, ella sabe bien marcar la diferencia. "No hay ningún problema con ser sexy" dijo en una entrevista hace un tiempo. "El problema es que esa faceta fue tan ruidosa que silenció quién era".

Como dice Megan, fue una adelantada, dejando en evidencia la misma realidad que ya expuso el caso de Britney Spears. Que el mundo miró hacia otro lado cuando ellas vivían una exposición mediática centrada más en la imagen y el juicio superficial que en las consecuencias personales de la experiencia. Sin ir más lejos, el año pasado, Megan Fox habló de las inseguridades “profundas” que acarrea a raíz de los efectos que le generó el ser sometida a tantos juicios mediáticos al comienzo de su carrera. Y ahora añade que cree que su crisis psicológica está más relacionada con haberse sentido “deshumanizada, criticada y juzgada constantemente”.

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