Meghan es un ‘delfín’, no un tiburón
Muchas cosas han cambiado desde que Harry y Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, se mudaron de Londres a California.
La pareja ha hecho añicos el mito de la unidad de los Windsor, ha tenido un segundo hijo, se ha sincerado con Oprah Winfrey, ha participado en un documental sobre ellos mismos y se ha convertido en material de tabloides. Según el punto de vista de cada quien, son los campeones de la lucha contra una clase dirigente rígida y racista o son estafadores que buscan su propio beneficio.
A pesar de todo, al parecer la capacidad de Meghan para mover mercancía se ha mantenido notablemente alta. Tanto es así que en 2020, decidió empezar a destinar su dinero a sus gustos y comenzó a invertir en una pequeña cartera de empresas dirigidas por mujeres.
La más reciente: Cesta Collective, especializada en bolsos cesta tejidos a mano por un colectivo de mujeres en Ruanda y acabados en Italia. Meghan descubrió la marca comprando por internet.
“Paso mucho tiempo buscando marcas en Google”, comentó Meghan la semana pasada en una llamada desde su casa de Montecito, California, justo después de que ella y Harry regresaran de una gira por Colombia. “Mientras que otras personas están en internet para buscar o leer cosas, yo trato de encontrar grandes diseñadores nuevos, especialmente en diferentes territorios”.
Meghan llevó un bolso de Cesta a una cena que ella y su marido tuvieron en mayo de 2023 con Cameron Diaz, Gwyneth Paltrow y sus cónyuges. Después, al difundirse fotos de Meghan con el bolso, las fundadoras de Cesta, Erin Ryder y Courtney Weinblatt Fasciano, dijeron que notaron un repunte casi inmediato del interés en sus productos.
“Estábamos de camino a México para hacer un catálogo”, relató Ryder. “Nos bajamos del avión, nos conectamos a internet y, de repente, un modelo que había tardado un poco en venderse se agotó por completo, y recibimos un montón de solicitudes para volver a tenerlo en existencia. Sabíamos que tenía que haber alguna razón para que se vendiera tan rápido, así que Courtney investigó en línea. Tuvimos más ventas en un solo día que nunca”.
Ella y Fasciano le escribieron a Meghan una nota de agradecimiento, relataron, surgió una relación y, este verano, ella se ofreció a convertirse en su primera inversionista externa. Meghan no quiso decir cuánto dinero había invertido en la marca ni qué porcentaje de propiedad tenía, pero Ryder y Fasciano confirmaron que se trataba de una participación minoritaria.
Meghan afirmó que se dio cuenta de cuánta atención se centraba en sus elecciones de ropa en 2017, tras su compromiso con Harry, cuando usó un bolso de la marca escocesa Strathberry para una aparición pública con él. Uno de los fundadores de Strathberry dijo que el bolso se había agotado en línea en 11 minutos después de que Meghan apareciera con él.
Cuando Meghan se enteró de que el aumento de publicidad y ventas que ella provocó había ayudado a Strathberry a ampliar su plantilla de trabajo, “cambió todo en cuanto a la forma en que me planteaba vestirme”, aseguró.
No es tan diferente de vestirse para interpretar un papel, pero ese papel es ella misma.
“En los momentos en que sé que hay un foco de atención mundial y que se va a prestar atención a cada detalle de lo que llevo puesto o no, apoyo a diseñadores con los que tengo una gran amistad y a marcas más pequeñas y prometedoras que no han recibido la atención que deberían”, explicó. “Esa es una de las cosas más poderosas que puedo hacer, y es simplemente portar un pendiente”.
El apoyo financiero de Meghan es bueno, afirmó Fasciano, pero su gesto de fe en Cesta es aún más importante para el negocio.
Ryder y Fasciano son las únicas empleadas a tiempo completo de la empresa, cuyos ingresos anuales rondan el millón de dólares, según sus fundadoras. Sus bolsos, que cuestan cientos de dólares, suelen producirse en pequeños lotes de entre 25 y 50 unidades; el tejido de cada bolso tarda entre cuatro y siete días en completarse, y las fundadoras dicen que dan prioridad a la producción responsable y a los salarios justos por encima de su margen de beneficios.
Con la participación de Meghan, Ryder y Fasciano esperan no solo hacer crecer su negocio de bolsos, sino ampliarlo a otras categorías y empezar a trabajar con artesanas de otros países en desarrollo.
El interés de Meghan por invertir en marcas comenzó durante la pandemia, cuando los periodos de confinamiento significaban que había menos oportunidades de convertir un momento de paparazzi en algo propio. Su primera participación fue en Clevr Blends, una empresa de cafés instantáneos veganos. Ahora tiene entre cinco y diez marcas en cartera. Las considera un complemento de su propia marca emergente de estilo de vida, American Riviera Orchard.
“Invertir en ellas me ha ayudado a prepararme para este capítulo en el que invierto en mí misma”, aseguró Meghan.
Piensa en su modesta iniciativa de capital riesgo como un “tanque de delfines”, en contraposición a los “tiburones” de programas como “Shark Tank”, añadió. “Estas son aguas amistosas”, concluyó.
c.2024 The New York Times Company