Menopausia: no es el comienzo de la vejez ni el acabose
En el Día Internacional de la Menopausia analizamos este proceso biológico natural y te contamos qué puedes hacer para superar ciertas actitudes o sentimientos negativos que tienden a aflorar durante ese periodo y que se intensifican con los cambios hormonales
El término menopausia hace referencia al momento en que cesa la menstruación y se presenta a una edad aproximada de 50 años, tal y como se recoge en este informe de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Para muchas mujeres la menopausia representa, principalmente, el fin de la etapa en la que se pueden gestar bebés. Y asocian el fin de la fertilidad con el final de la juventud, el declive del cuerpo, los sofocos, la sequedad vaginal, la pérdida de la libido, la falta de sueño, el mal humor, la incontinencia, el desgaste óseo... ¡Un drama!
Sin embargo, desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) aclaran que la menopausia no es una enfermedad y tampoco supone un problema importante en la mujer. “No todas las mujeres tienen por qué padecer síntomas que anuncien la llegada de la menopausia, aunque cuando aparecen sí suelen alterar la dinámica social y laboral de la mujer”, aclara el doctor José Fernando Losa, ginecólogo en la Clínica Sagrada Familia de Barcelona y miembro de la AEEM.
Y es que el descenso de las hormonas suele provocar molestias físicas y emocionales, y revierte en una pérdida de apetito sexual. Sin embargo, en otras mujeres la menopausia produce un efecto liberador al saber que ya no hay posibilidad de embarazo y su deseo sexual se dispara.
Queremos analizar este cambio de percepción, positivo y esperanzador según los expertos que nos han atendido, que indica que por fin en el siglo XXI se ha irrumpido la tendencia de desestigmatizar esta situación y acabar con el mito de que, al llegar la menopausia, el sexo se termina.
En qué consiste
La menopausia es un estado de cese de la liberación de óvulos por los ovarios con la consecuente bajada de la secreción de hormonas femeninas y ausencia de la menstruación. Esta condición lleva a la aparición de diferentes incomodidades, y también puede elevar el riesgo de padecer enfermedades.
Durante las etapas iniciales de la menopausia, también conocidas como premenopausia y perimenopausia, las mujeres son más propensas a las incomodidades típicas de este periodo de vida, tales como la sequedad vaginal, dolor durante el coito, cambios emocionales, cambios metabólicos que pueden llevar a sobrepeso y obesidad, pero también a las enfermedades más serias, tales como fracturas óseas debidas a la osteoporosis, diabetes, enfermedades cardiovasculares o depresión.
“La intensidad de los síntomas depende de la manera en que se percibe, el significado que se les da significado y la vivencia personal, condicionada por la historia de cada mujer, sus características individuales, la posición socioeconómica y en especial, la cultura a la que pertenece”, explica el Dr. Losa, ginecólogo experto en salud vaginal y ginecoestética.
En cualquier caso, “es un proceso natural y normal que forma parte de la vida de la mujer y que tenemos que asumir aceptando el paso del tiempo y adaptándonos a los cambios físicos, así como a los procesos que se van sucediendo en nuestro propio cuerpo”, explica la doctora Rubí Zamudio, especialista en la salud y el bienestar de la mujer, y jefe internacional de Libicare, de los laboratorios Procare Health.
¿Cuál es la edad de inicio?
Depende de muchos factores como la genética y el estilo de vida aunque la edad media suele estar entre los 48 y 51 años. ”En las mujeres latinas y europeas, especialmente en los países mediterráneos, suele aparecer a los 48 años, mientras que en las razas nórdicas se retrasa un poco más”, apunta la Dra. Zamudio.
Según datos demográficos correspondientes al año 2017, 3.044.000 mujeres españolas tienen 55-64 años y 5.040.000 más de 64 años. Consecuentemente, sólo en España hay más de 8 millones de mujeres (una de cada tres) que se encuentran en una de la tres etapas de menopausia.
Ciclos irregulares, la primera señal
La regla escasa e intermitente es una de las alteraciones menstruales más comunes a su llegada. “Durante los 2 o 4 años previos a la retirada definitiva de la menstruación hay un período denominado perimenopausia, que se suele acompañar de cambios en el ciclo menstrual y la aparición de los primeros síntomas: sofocos, sequedad vaginal, insomnio…”, apunta la doctora Laura Petersen, del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
Los sofocos, las alteraciones en el sueño, la sequedad de la piel y la disminución del deseo sexual son otros síntomas frecuentes asociados al climaterio, el periodo anterior y posterior a la presentación de la menopausia y cuya duración oscila entre 5 y 15 años.
En sentido estricto, el climaterio, al igual que la pubertad (ambos son períodos de transición pero con claro sentido opuesto), no pueden considerarse como enfermedad sino como cambios fisiológicos.
Los síntomas son consecuencia del descenso en la producción de hormonas sexuales (estrógenos, progesterona y testosterona). En concreto, la sequedad vaginal se debe al encogimiento del tejido vaginal y la menor creación de líquido lubricante por la falta de hormonas. Esto hace que las relaciones sexuales sean molestas y las evitemos, lo que tiene incidencia directa en esa inapetencia.
Y es que en esta etapa es normal sentirse cansada e hinchada (debido a la retención de líquidos) y tener cambios de humor. Sin embargos estas molestias no se reconocen tan fácilmente ni se suelen relacionar con la menopausia porque muchas mujeres los padecen cada mes con la llegada de menstruación. Sin embargo, en la menopausia se suelen agudizar más.
“Por eso es importante estar atenta para así poder reconocer los síntomas para atacarlos a tiempo, apunta la Dra. Zamudio, quien también destaca que “lo que nos pasa es normal y no hay que tratar de minimizarlo ni ocultarlo”.
Sin embargo, según datos de la AEEM, seis de cada diez mujeres no consultan con el médico acerca de los síntomas y no reciben tratamiento para combatirlos. Una conducta que se debe corregir ya que es precisamente en esta etapa cuando “debemos prestar especial atención a la comunicación”, apunta la experta, quien recomienda “hablar con naturalidad de lo que nos pasa con el médico de cabecera, con el ginecólogo y con nuestra pareja”.
Se debe por tanto afrontar esta etapa como un proceso natural que ofrece nuevas posibilidades y permite gozar de la sexualidad sin preocuparse por un embarazo no deseado.
Es importante asumir estos cambios fisiológicos adaptándose a las nuevas exigencias del propio organismo y ser consciente de que se puede (y se debería) disfrutar de la sexualidad a cualquier edad. Es más, convertir la práctica sexual en un hábito puede ayudar a evitar las fases depresivas y la pérdida de autoestima que produce la menopausia en algunas mujeres, así como a fortalecer y enriquecer la relación con la pareja sin las preocupaciones inherentes al cuidado de hijos pequeños.
Y es que no se debe ignorar el componente psicológico y emocional que tiene la menopausia. El cansancio y la sensación de agotamiento afecta al estado de ánimo, la sequedad vaginal que es otro síntoma físico debido al encogimiento del tejido vaginal y la menor creación de líquido lubricante por la falta de hormonas y hace que las relaciones sexuales sean molestas y las evitemos, lo que tiene incidencia directa en esa inapetencia, aunque en casos en que no se da sequedad vaginal también se dan numerosos casos de inapetencia sexual.
Durante el climaterio, y una vez llegada la menopausia, se necesita más tiempo para llegar a la fase de excitación y que la vagina empiece a lubricar. La utilización de geles con acción lubricante, pero sobre todo que permitan una mayor hidratación de la zona vaginal, resultan muy útiles en estos casos y son un recurso que suele potenciar el juego erótico.
Otro cambio que se produce durante la menopausia es la pérdida de tono muscular del suelo pélvico, que tiene como consecuencia el hecho de que las contracciones que se producen durante el orgasmo sean menos intensas y duraderas. Para fortalecer estos músculos, se pueden realizar ejercicios de gimnasia pélvica en muchos centros especializados en este tipo de tratamientos. También se pueden realizar los ejercicios de Kegel, que son contracciones voluntarias repetidas y periódicas de la musculatura perineal durante mínimo diez minutos cada día, convirtiéndolos en un hábito.
Cómo hacerle frente
Hablar de la menopausia con tu entorno sin que sea un tabú.
Beber mucha agua para aumentar la hidratación natural de la vagina.
Usar lubricantes vaginales para hidratarse a un nivel más profundo (mucosas y tejidos); también ayudan a evitar infecciones. Por ejemplo, “gracias al ácido hialurónico Idracare, de Procare Health, ayuda a recuperar la flexibilidad y la elasticidad de la mucosa vaginal y a reducir la irritación, inflamación y/o molestias previas o tras las relaciones sexuales”, apunta la Dra. Zamudio.
Reducir la ingesta de sal y azúcares, ya que favorecen la retención de líquidos. También conviene reducir el consumo de bebidas alcohólicas y no tomar más de 2 cafés al día.
Aumentar la toma de alimentos ricos en calcio como la leche y derivados, frutas y verduras, legumbres y sardinas. “Debido a que los niveles de estrógenos disminuyen en este período, la densidad ósea puede reducirse y favorecer la aparición de osteoporosis. Por ello, el aumento de la ingesta de calcio ayuda a mantener los huesos saludables. Pero el aporte de calcio proviene no sólo de lácteos (conviene recordar que un exceso de su consumo puede elevar los niveles de colesterol), sino también de frutos secos y semillas (sésamo, pipas de calabaza, de girasol...), de cereales integrales, verduras verdes (brócoli, espinacas, acelga, achicoria...) y sardinas o pequeños peces con espinas”, cuenta Montse Vilaplana i Batalla, farmacéutica experta en Nutrición y Ciencias de los Alimentos.
Intenta hacer ejercicio y pasear al aire libre siempre que sea posible. La actividad física es un pilar fundamental para el tratamiento de la menopausia.
Los paseos al sol activan la síntesis de la vitamina D, determinante para la absorción del calcio. Una exposición al sol de entre 15 y 30 minutos al día en cara y brazos es suficiente.También puedes obtener vitamina D comiendo pescado azul, huevos y arroz integral.
Aumenta la dosis de vitamina C para no quedarte sin fuerzas.
Toma complementos naturales de maca, por ejemplo, para revitalizar tu apetencia sexual.
Está comprobado que el lúpulo es mejor que la soja. De hecho es 3 veces más eficaz para los síntomas que presenta la menopausia, sobre todo es fuente natural de estrógenos.
La revista Climateric publicó en febrero de 2013 un estudio que concluyó que las mujeres recurren muy a menudo a las terapias alternativas durante esta etapa de la vida. Las prácticas más utilizadas son, por orden decreciente: plantas medicinales, soja/fitoestrógenos, aceite de onagra y relajación/yoga.
También debes realizar ejercicios de relajación y respiración. Y según la matrona Carmen Esquilas, experta en Mindfulness, sería conveniente que te apoyes en psicólogos que puedan marcarte pautas y ejercicios para superar los cuadros de ansiedad. En este video, de laboratorios Niam, nos proporciona algunas de las claves para vivir esta etapa sin tanta ansiedad a nivel emocional y psicológico.
¿Cómo percibes tú la menopausia? ¿Has notado ya cambios físicos y anímicos?
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