Meryl Streep recordó el día que Clint Eastwood perdió la paciencia: "dejó helado a todo el equipo"

Meryl Streep en el Festival de Cannes
Meryl Streep en el Festival de Cannes - Créditos: @CHRISTOPHE SIMON

Estrenada en 1995, Los puentes de Madison es uno de los films románticos más importantes de esa década. Dirigida y protagonizada por Clint Eastwood, junto a Meryl Streep, ese film es uno de los más importantes del realizador. Y en una charla en el Festival de Cannes, en donde es homenajeada, Streep recordó un momento muy especial que vivió junto a su compañero.

En el marco de una charla abierta con la prensa, la intérprete se refirió a su experiencia junto a Clint Eastwood durante la realización de Los puentes de Madison. Streep tuvo palabras muy elogiosas para el realizador y aseguró que el rodaje fue muy placentero, según ella misma detalló: “Fue increíble trabajar con Clint. Hicimos esa película a lo largo de cinco semanas. Nos despertábamos a las cinco de la mañana para filmar y de esa forma Clint luego podía ir a jugar al golf. A veces él proponía ensayar ante las cámaras, pero cuando terminábamos, decía: “Perfecto, queda esta toma”. De esa forma el ensayo se convertía en el film”.

Los Puentes de Madison
Los Puentes de Madison

Más adelante, y con una mueca cómplice, la protagonista de El diablo viste a la moda recordó un momento en el que Eastwood debió ponerse muy firme con el fin de poner orden en el set. “Todo iba de maravilla y Clint jamás alzaba su voz”, detalló Streep, pero luego remató: “Recuerdo que se enojó una sola vez, cuando algunos miembros del equipo estaban hablando tan alto, que sus murmullos se escuchaban hasta el lugar en el que estábamos filmando. En ese momento, Clint pegó un grito que dejó helado a todo el equipo, y el efecto les duró un rato muy largo”.

Meryl Streep junto a Juliette Binoche
Meryl Streep junto a Juliette Binoche - Créditos: @VALERY HACHE

Durante la noche del martes, el mundo del cine se puso de pie para ovacionar a Meryl Streep. La célebre actriz fue la protagonista absoluta de la gala inaugural del Festival de Cannes: apenas apareció en el escenario del Gran Teatro Lumière para recibir la Palma de Oro de Honor, todos comenzaron a aplaudirla. Durante los dos minutos que duró el reconocimiento, Streep hizo un despliegue de emociones: recorrió al público con la mirada incrédula, agradeció con los brazos, tiró besos a quienes logró identificar en las plateas, intentó contener las lágrimas, se asombró y se abrumó, y finalmente amagó a irse por donde entró antes de que se hiciera silencio. Pero allí estaba Juliette Binoche para devolverla al centro de la escena. “Te adoran”, le aclaró, como si hiciera falta una explicación. Lo que siguió fue una presentación y un discurso de agradecimiento que explican a la perfección por qué la actriz estadounidense es una de las figuras más destacadas en la historia del mundo del espectáculo.

Meryl Streep homenajeada con la Palma de oro
Meryl Streep homenajeada con la Palma de oro - Créditos: @Vianney Le Caer

Binoche fue la elegida para darle la bienvenida a Streep al evento. Parada junto a la homenajeada, la actriz francesa, presidenta de la Academia de Cine Europeo, no pudo -ni quiso- ocultar su devoción por la intérprete de La amante del teniente francés. Luego de definirla como “un tesoro internacional”, explicó lo que siente cada vez que ve una película donde actúa. “Cuando te veo en la pantalla no te veo a ti. ¿De dónde viene? ¿Naciste así?”, se preguntó mirando a Streep a los ojos. “No lo sé, pero hay algo en ti que me permite creer –continuó–. Cambiaste la forma en que miramos a las mujeres en el cine, y también nos ayudaste a vernos a nosotras mismas de otro modo”, la celebró, ya con la voz quebrada por la emoción. Junto a ella, sentadas en sus asientos, otras tantas mujeres centrales de la industria compartían sus lágrimas, entre las que se contaba la presidenta del jurado del festival, Greta Gerwig.

Por último, Meryl se despidió con un agradecimiento al público, una referencia a su madre y un chiste para distender el ambiente. “Estoy muy agradecida de que no se hayan cansado de mi cara y no se hayan bajado del tren. Mi madre, que suele tener razón en todo, me dijo: ‘Meryl, cariño, ya verás. Todo va muy rápido. Muy rápido’. Y así fue. Excepto por mi discurso, que ya fue demasiado largo”, dijo, y se despidió.

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