En cinco meses echa el cierre total el Museo Pérgamo de Berlín

Berlín, 10 jun (EFE).- En menos de cinco meses cerrará por completo el Museo Pérgamo de Berlín, uno de los polos turísticos de la capital alemana, debido a la complejidad de unas obras de renovación iniciadas hace ya casi una década y que se estima podrían estar concluidas quizás solo dentro de catorce años.

Que una institución museística tan destacada cierre por completo al público puede sorprender si se piensa en el impacto que tendría que lo hicieran sus equivalentes -el Museo Británico de Londres o el Louvre de París - aunque como contexto puede servir que Berlín ha protagonizado en los últimos años sonados retrasos en obras públicas, como su nuevo aeropuerto o el Foro Humboldt.

Desde el 23 de octubre el museo berlinés echa el cierre completo, aunque el Altar de Pérgamo ya no se puede visitar desde 2014. Solo en 2027 reabrirá el ala norte, donde se encuentra la principal atracción de la institución, y todo el conjunto debería reabrir en 2037. Si no hay más retrasos.

Para el saneamiento y la ampliación del Museo de Pérgamo hay presupuestados más de 1.200 millones de euros, 722,4 millones para las obras, según la planificación actual, y 295,6 millones adicionales para cubrir posibles riesgos e incrementos de precios durante los trabajos.

"Aquí, por así decir, vamos según lo planeado. En el ala norte se va por detrás", admite Barbara Helwing, directora del Museo Preasiático, uno de los que forman parte del complejo de Pérgamo y que se sitúan en el ala sur de la Isla de los Museos de la capital germana.

Helwing ofrece una visita guiada a corresponsales de prensa extranjeros en Berlín, entre ellos EFE, por las concurridas galerías de la parte del museo que sigue abierta, en la que intenta resumir la compleja historia del museo, sus orígenes, su evolución y los retos que plantean la interpretación de su colección y, cómo no, su renovación.

"Para nosotros es importante que cuando se reabra el museo haya cosas que se hayan mejorado", reconoce Helwing y alude por ejemplo a la accesibilidad para personas con discapacidades. Recuerda que la renovación se emprendió bajo la consigna de permitir que continuaran las visitas, pero una cosa es la teoría y otra la práctica.

La pandemia de la covid impactó de manera clara, admite, así como la circunstancia de que empresas que trabajaban en el proyecto suspendieran su actividad. Reconoce además que estas son unas "obras difíciles".

Recuerda que los arquitectos diseñaron la creación de un "paseo arqueológico" subterráneo para conectar los diferentes museos que forman el complejo con salidas y entradas para permitir una interconexión que valora como "especialmente difícil".

El reto no es que sea precisamente nuevo. La isla del río Spree, sobre la que se asientan los museos del Pérgamo, se sitúa sobre un cráter de origen glaciar relleno de lodo, lo que obligó a construir los primeros edificios, los originales en el siglo XVIII, sobre pilotes de madera.

La construcción más reciente, la Galería James Simon, obra del arquitecto británico Premio Pritzker David Chipperfield y que abrió al público en 2019, tuvo que colocarse sobre más de 1.200 pilares de acero de hasta cincuenta metros de longitud hincados en el lecho para apoyarse sobre suelo más estable.

Por si el reto constructivo fuera poco, el Pérgamo afronta su nueva fase de renovación, con cierre total incluido, en medio del debate acerca de la restitución de obras conservadas en museos occidentales, un fenómeno museístico que involucró al cercano Foro Humboldt y que llevó a la devolución a Nigeria de los bronces de Benín, parte de ellos custodiados en la capital alemana tras su expolio por soldados británicos a finales del siglo XIX.

Helwing explica que los responsables del Pérgamo han manifestado su opinión al respecto y resume que de lo que se trata de averiguar "por qué están aquí estas piezas" analizando los documentos disponibles. Algunos son relevantes para justificar su estancia en Berlín, como una carta de Osman Hamdi Bey (fundador del primer museo arqueológico de Turquía), que admitió en su momento que solo los arqueólogos alemanes estaban en condiciones de recomponer los restos hallados de Babilonia.

"Quizás exageraba algo y otros podrían haberlo hecho pero él tenía claro que esa restauración no se podía acometer en Estambul (...) hay que examinar pieza por pieza, hay que demostrarlo, insiste la directora del museo Preasiático, quien dice: "Estoy en contra de una declaración del tipo 'todo fue robado'".

por Javier Alonso

(c) Agencia EFE