METE-CRÍTICA | Agente Elvis, no solo la estridencia de referenciar
El hacer efectiva la mística que la cultura popular ha generado alrededor de Elvis Presley, convirtiéndole en el improbable agente secreto protagonista de una serie animada, es un disparate que solo podría funcionar si dentro de la comedia se tomaba en serio a sí misma y esta era llevada hasta sus últimas consecuencias con las suficientes dosis de irreverencia.
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Eso es precisamente lo que sucede con Agente Elvis, producción auspiciada por Netflix, que entre secuencias estilo videoclipero donde la acción es estilizada tanto por perspectivas rebuscadas, como por puntos de fuga que se alargan deformando las figuras de personajes por momentos convertidos en oscuras siluetas irrumpiendo sobre coloridos visiones que contrastan congelamientos y armados vertiginosos de viñetas; presenta personajes icónicos que van del infame Charles Manson al extravagante Howard Hughes, pasando por el legendario Stanley Kubrick y hasta el William Shatner y galanteo clásico.
Sin duda un insólito desfile de seres que para bien o para mal se convirtieron en celebridades, y que ya por sí mismo es lo suficientemente llamativo para sacar provecho de la actual tendencia a la autoreferencia que marca el entretenimiento. Sin embargo, lo interesante del asunto es que al ir aludiendo pasajes históricos del contexto al que pertenecen, alimentándose de teorías conspiratorias y leyendas urbanas; lo que de inicio parece solo una sátira-homenaje al Rey del Rock se convierte en una socarrona crítica a la sociedad norteamericana.
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De pronto nos encontramos con episodios donde el planteamiento de incidentes internacionales sobre la creación y uso de artefactos insólitos, con conciertos hippies y agrupaciones como Las Panteras Negras involucradas, pone en evidencia la visión tendenciosa del conservadurismo y el doble discurso, o aquellos en los que mientras en paralelo a que se le da seguimiento a la llegada del hombre a la luna a través de la televisión hasta mostrar lo que supuestamente hubo detrás de la versión oficial, el afán del protagonista impulsado por un frívolo nacionalismo, termina siendo parte de problemas sociales que hasta hoy prevalecen, lanzando latigazos a la política estadounidense y sus mecanismos deshumanizados.
Así entonces, aunque la estructura llega a ser algo repetitiva, y el humor soez mezclado con la sangrienta literalidad no es para todos los gustos, Agente Elvis sin llegar a alcanzar niveles de ingenio memorables, es un producto que en su divertido y estridente absurdo se atreve a ofrecer un poco más que excesos y nostalgia como simple materia prima de divertimiento, y ya por eso vale la pena darle un vistazo.
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