#MeToo: a cinco años del movimiento que buscó terminar con los abusos en Hollywood, su éxito es difícil de medir
¿Cómo se mide la efectividad y resistencia de una iniciativa social global? Según a quien se consulte, la respuesta puede ser en años, en éxitos conseguidos, en cambios reales y concretos realizados o en su resonancia en las redes. A cinco años de la explosión mundial del movimiento #MeToo que catalizaron las investigaciones realizadas por el diario The New York Times y la revista The New Yorker sobre los abusos del poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein, muchos afirman que la iniciativa perdió el rumbo y la fuerza de sus comienzos y que el juicio entre Amber Heard y Johnny Depp hirió de muerte a todo el movimiento.
“Los actores y exesposos Amber Heard y Johnny Depp se enfrentaron por cargos de difamación cruzados. Una patota de las redes atacó sin descanso a Heard. Muchos comentaristas temían que otras mujeres se sintieran intimidadas y no se animaran a hablar sobre los abusos que sufrían. Aun antes de que el jurado decidiera el caso, mayormente en favor de Depp, empezaron a aparecer obituarios para el #MeToo, incluidos los publicados en este diario”, escribieron esta semana las periodistas Jodie Kantor y Meghan Twohey, las autoras de aquella investigación de The New York Times, por el que ganaron el Pulitzer y que puso al descubierto décadas de abusos y violaciones por parte de Weinstein y sus cómplices, además del funcionamiento de Hollywood en general, una industria que desde sus comienzos y hasta 2017, cuando se publicaron los artículos, toleraba tales comportamientos en sus poderosos.
Cinco años después de las escalofriantes acusaciones y denuncias que dieron la vuelta al mundo, pusieron de cabeza a Hollywood y terminaron con el reinado de terror de Weinstein –cumple una condena de 23 años por el juicio realizado en Nueva York en 2020; la semana que viene volverá a un tribunal, esta vez en Los Ángeles– el movimiento #MeToo sigue vivo.
Más allá del estruendoso escándalo entre Heard y Depp, del que a pesar de los festejos del actor tampoco está todo dicho a nivel judicial, lo cierto es que la iniciativa sigue en marcha y su onda expansiva continúa, aún cuando ciertos sectores sigan resistiéndose a los cambios que generó. Así, mientras algunos hablaban de su debilitamiento cuando Bill Cosby fue liberado de prisión o cuando en abril pasado Louis C.K. ganó un premio Grammy por su álbum de comedia en el que utiliza las acusaciones de abuso en su contra -que admitió eran ciertas–, como material humorístico, otros creen que sin la iniciativa, el cantante y compositor R. Kelly nunca habría sido condenado a más de treinta años de prisión por abuso sexual, corrupción de menores y tenencia de pornografía infantil. Después de todo, el músico llevaba décadas de carrera exitosa y esquivando las reiteradas acusaciones de sus muchas víctimas.
Un movimiento del alcance del #MeToo, que engloba a diversas culturas y situaciones particulares, no puede evaluar su éxito o fracaso en términos de unos pocos años o de algunos casos puntuales. De hecho, los cambios que provocó fueron tan radicales que su efecto más importante es que por momentos se pueda olvidar cómo eran las cosas. La actriz Constance Wu, reconocida intérprete de la serie Fresh Off the Boat y los films Locamente millonarios y Estafadoras de Wall Street, contó en diversas entrevistas televisivas y escritas el acoso que sufrió de parte de un productor de la sitcom que la hizo famosa, documentado en un libro de memorias que acaba de publicar: ocho años atrás eso hubiera sido imposible.
“El acoso ocurrió antes del movimiento #MeToo. En ese momento pensaba que nadie me iba a creer. No sabía qué hacer”, recordó la actriz entre lágrimas en su visita al ciclo Late Night del conductor y comediante Seth Meyers.
Otra manera de recorrer los cambios que provocó en la sociedad en su conjunto se dará con el estreno de la película She Said-en la Argentina está anunciada para el 24 de noviembre-, basada en el libro del mismo nombre escrito por Twohey y Kantor. El film, protagonizado por Carey Mulligan y Zoe Kazan como las periodistas, reconstruye su investigación para The New York Times ya figura como una de las posibles candidatas en los próximos premios Oscar. Esos galardones en los que hace no tanto tiempo Hollywood se reía de la fama de abusivo de Weinstein mientras le rendía pleitesía.