Así es como el miedo puede llegar a afectar a tu salud, tanto física como mental

mujer preocupada sentada en el sofá
(getty images)

Partimos de una idea: el miedo puede estar presente de muchas formas en nuestras vidas. Llamémosle ansiedad, incertidumbre, estrés, angustia… o simplemente el miedo a perder nuestra tranquilidad y las seguridades en las que confiamos. Asimismo, la influencia del miedo en nuestra salud también puede manifestarse de distintas maneras. Sobre todo ello reflexiona En su libro “El miedo duele”, el Dr. David Ponce, fisioterapeuta y osteópata, quien explora en sus páginas el miedo (aprendiendo a abrazarlo) y el dolor físico desde diferentes perspectivas, buscando comprender su naturaleza y cómo afectan a nuestras vidas.

¿De qué forma puede llegar a doler el miedo?

El miedo como muchas otras emociones que pueden perdurar tiempo incluso años pueden generar una simple sensación de ansiedad, sudoración y taquicardia o llegar a bajar tanto las defensas que podemos afirmar que pude llegar a producir enfermedades crónicas y graves.

Habla de que el miedo y el dolor físico son dos experiencias muy vinculadas, ¿por qué piensa que es así?

En nuestro cerebro prefrontal se encuentran la amígdala el tálamo y el hipotálamo, que es la zona donde percibimos emociones y sentimientos. Allí mismo es donde nuestro sistema nervioso autónomo manda las señales de cualquier parte del cuerpo que sufre, expresándola con dolor.

Lo que es un hecho es que el miedo nos puede bloquear, ¿qué debemos hacer en esos casos?

Dependerá de que tipo de miedo y cuanto permanece en el cuerpo. Para algunos de estos miedos necesitaremos terapia psicológica para expresarlos y poder tomar conciencia de ellos y para otros saber enfrentarnos a el cambiando cosas y malos hábitos de nuestra vida.

mujer preocupada y con dolor tumbada en el sofá
(Getty Images)

¿Cómo puede llegar a afectar el miedo a nuestra salud, tanto física como mental?

El miedo puede afectar la salud de diversas maneras. A nivel mental, puede provocar ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Físicamente, el miedo activa la respuesta de lucha o huida, lo que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscula, y suben los niveles de cortisol (hormona del estrés). Si se experimenta de forma crónica, puede contribuir a problemas como enfermedades cardiovasculares, trastornos gastrointestinales y como hemos dicho debilitamiento del sistema inmunológico.

¿Uno de los problemas del miedo es cuando se convierte en patológico?

Si se convierte en una respuesta desproporcionada o persistente ante una amenaza real o imaginaria, puede limitar la vida diaria de una persona, dificultando actividades cotidianas y generando un impacto negativo en su bienestar.

¿Piensa que el miedo es una emoción necesaria?

Sí, el miedo es una emoción básica y necesaria. Su función es protegernos de peligros y amenazas, ayudándonos a tomar decisiones rápidas en situaciones de riesgo. Sin miedo, podríamos ponernos en situaciones peligrosas sin evaluar adecuadamente las consecuencias.

¿Es una de las claves hacer una buena gestión del miedo?

Una buena gestión del miedo permite a las personas enfrentar sus miedos de manera saludable, evitando que estos se conviertan en obstáculos en sus vidas. La gestión adecuada del miedo puede llevar a un mayor bienestar emocional y una mejor calidad de vida.

¿Y qué podemos hacer para conseguirlo?

Hay muchas posibilidades para mejorarlo

  • Técnicas de respiración y relajación: Ayudan a reducir la ansiedad.

  • Exposición gradual: Enfrentar los miedos de manera controlada puede desensibilizar a la persona.

  • Mindfulness, meditación y deporte: Estas prácticas pueden ayudar a centrar la mente y disminuir la reactividad emocional.

  • Hablar con amigos, familiares o profesionales de la salud mental puede ser muy beneficioso.

¿Es cierto que sin miedo el dolor se puede hacer más pequeño?

Definitivamente el miedo puede intensificar la percepción del dolor. Cuando una persona tiene miedo de sentir dolor, puede aumentar su sensibilidad a este y, como consecuencia su experiencia de dolor puede volverse más intensa. Por lo tanto, aprender a manejar el miedo puede ayudar a reducir la percepción del dolor en ciertas situaciones, aunque el dolor en sí mismo no desaparezca.