¿Miedo a volar? Dos pilotos te cuentan cómo superar esta fobia
María ha rechazado una oferta laboral porque implicaba viajar en avión. Pedro no va acompañar a su familia a Roma porque no consigue superar su miedo a volar. Luisa vuela, porque su trabajo le obliga, pero cada vez que lo hace tiene que tomarse un tranquilizante. Y, a veces, incluso lo mezcla con alcohol. Son casos reales y, probablemente, si estás leyendo esto, te encuentres entre ese 20% de la población que sufre aerofobia. Sin embargo, si lees atentamente y te animas a vencerla, te puedes unir al 98 % que lo supera.
Así lo afirma el psicólogo Alfonso de Bertodano, comandante en Air Europa y director del curso 'Perdiendo el miedo a volar' (www.perdiendoelmiedoavolar.com). El experto explica que la fobia que sufren algunas personas cuando suben a un avión se puede vencer si se reciben los conocimientos apropiados, y se aprenden las técnicas necesarias para gestionar la ansiedad. El curso está basado en las terapias cognitivo-conductuales. En la parte cognitiva, el objetivo es conocer qué es el miedo, por qué se produce, qué lo dispara, así como descubrir cómo funciona un avión, quiénes se encargan de su mantenimiento, de controlar el espacio aéreo, etc. En la parte conductual se enseñan técnicas de respiración y de relajación para poder gestionar la ansiedad. Todo ello se pone en práctica en dos vuelos de ida y vuelta, con un tiempo entre ellos para repasar los conocimientos aprendidos y asentarlos. De esta manera, el viaje de retorno será de consolidación de todo lo que se ha aprendido.
“En nuestros cursos enseñamos todas estas técnicas, pero es fundamental que el individuo que lo realiza quiera perder el miedo a volar y tenga la voluntad de superarlo. Es decir, nosotros damos las herramientas, incluso realizamos un vuelo de práctica, pero el verdadero trabajo lo realiza el alumno”, recuerda Bertodano.
Algo que confirma el veterano piloto Javier del Campo, excomandante de Iberia y coautor del libro ‘Feliz Vuelo’ (Ed. Planeta Prácticos). “Casi el 100% de las personas que realizan los cursos para perder el miedo, ‘se curan’. Pero hay que poner en práctica lo que aprenden, así como intentar volar siempre que puedan. Al principio podrán tener miedo, pero poco a poco, desaparecerá y lo superarán”, asegura del Campo que también imparte, junto a la psicóloga Luisa Martín-Cobos, cursos para superar este problema (www.miedoavolar.eu).
Pero, ¿a qué viene esta fobia, sobre todo, cuando todos sabemos que el avión es el medio de transporte más seguro?
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¿Demasiada ansiedad?
A diario vuelan unos 180.000 aviones sobre nuestras cabezas en todo el mundo. Pero la probabilidad de morir en un accidente de avión es mínima, una entre 2,4 millones. Como ejemplo, el año 2017 fue el mejor de la historia mundial de la aviación. Solo hubo 10 accidentes mortales en todo el mundo, saldándose con 44 fallecidos, entre pasajeros y tripulantes. Estos aviones eran cargueros o pequeños aparatos de hélice.
En cambio, en las carreteras de Europa fallecieron 26.000 personas. Y, sin embargo, seguimos perdiendo el control cuando nos subimos a un avión. ¿Por qué? La respuesta está en nuestro cerebro y la ansiedad que acumulamos puede tener parte de responsabilidad.
En el día a día, acumulamos estrés. Tenerlo es positivo para nuestra supervivencia, ya que nos ayuda a reaccionar, tomar decisiones, etc. Sin embargo, mantenido en el tiempo y cuando está injustificado puede volverse contra nosotros y jugarnos una mala pasada cuando menos lo esperamos. Por ejemplo, desencadenar un miedo irracional a algo o una crisis de ansiedad.
“El perfil general de personas que sufren aerofobia corresponde a individuos con un nivel cultural medio y alto así como un cociente intelectual superior a la media, con una imaginación desbordante –capaces de imaginar la peor de las catástrofes- y muy controladores”, indica Javier del Campo.
También se puede dar el caso de mujeres que acaban de ser madres y, repentinamente, experimentan un miedo que nunca antes lo habían sufrido. “Es por la responsabilidad de la maternidad, es decir, de pronto piensan qué le puede pasar a su hijo si ellas no están y comienzan a tener miedo”, añade Alfonso de Bertodano.
De ahí que la comprensión de por qué se desencadenan los miedos sea fundamental para ponerle freno. Si a eso le añadimos el convencimiento de que nos encontramos ante el medio más seguro, poco a poco lograremos combatirlo. Y es que, hay muchas razones para afrontar la sombra del pánico.
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Razones para perder el miedo a volar
Un avión no se cae, planea. Seguro que se te ha puesto el pelo de punta al ver, en una película, cómo un avión se cae en picado. Pues debes saber que es algo completamente falso. Una aeronave perderá altura planeando. Se trata de una ley física. Ahora bien, cuando hay un problema durante el vuelo, por ejemplo, una despresurización, el piloto se ve obligado a descender rápidamente a 3.000 pies, aproximadamente, y, posteriormente, intentar el aterrizaje.
Las turbulencias no son un peligro. Es uno de los principales desencadenantes de los miedos y ataques de pánico dentro del avión. Sin embargo, no suponen un peligro. Existen diversos tipos de turbulencias (ligeras, moderadas y severas). Un avión está diseñado para soportar estas últimas, las más fuertes. Sin embargo, ni son las que más abundan en la atmósfera ni se atraviesan. Las aeronaves disponen de radares meteorológicos que las detectan y, generalmente, se sortean. Si no queda más remedio que atravesarlas, serán siempre ligeras o moderadas. Es decir, si lo equiparamos a una carretera, atravesaríamos una zona con ligeras ondulaciones, que no ponen en peligro la seguridad del viaje.
Los aviones ven, aunque tú no veas. ¿Te has agarrado al asiento cuando hay que aterrizar y fuera hay cero visibilidad? Ningún problema. Quizá tú no veas, pero el avión sí. Gracias a los sistemas electrónicos de ayuda a la navegación (pantallas, radares e infrarrojos), las aeronaves pueden aterrizar en la pista aunque la niebla sea espesa.
Lowcost no es sinónimo de menos seguridad. Siempre que estas compañías vuelen en países del primer mundo, que deben responder a las inspecciones del estado, las compañías de bajo coste son igualmente seguras ya que pasan por los mismos controles de seguridad. Sin embargo, hay que tener cuidado en otros países y, sobre todo, revisar las aerolíneas que se encuentran dentro de la ‘lista negra’ de la comisión europea, un listado que se renueva cada tres meses.
Un equipo de profesionales garantiza tu vuelo. Los aviones se revisan constantemente. Pero los profesionales también. Los pilotos, por ejemplo, deben pasar cada semestre por controles médicos así como revisiones que evalúan su estado psicológico. Por otro lado, aunque una aeronave podría ser manejada por un solo piloto, siempre hay un segundo de abordo. Y, por si fuera poco, dos ordenadores que garantizan un adecuado control del aparato.
Cualquier fallo se revisa. Para garantizar la seguridad de este medio, cualquier fallo que se detecte en un avión de cualquier parte del mundo, se investiga, analiza y se mejora el diseño a nivel mundial para evitarlo en el futuro.
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Si aún así sigues sintiendo miedo a volar, “estos consejos que te ayudarán a disfrutar más del vuelo”, señala el comandante de Air Europa.
Cambia el foco de atención: cuando sepas que tienes que volar y, sobre todo, si has sentido miedo antes o te encuentras en un momento de estrés y ansiedad, tu cerebro activará la alarma de ‘huida’ y disparará el miedo para que salgas huyendo, ya que lo considera un peligro. Pero puedes controlarlo distrayéndolo, por ejemplo, reservando el capítulo de tu serie favorita para el vuelo.
Recupera recuerdos positivos: pensar en algo agradable también ayudará a sustituir esos malos pensamientos que te asaltan por otros que calmen tu miedo. Incluso puedes hacerte una lista de aquello en lo que pensarás mientras vueles.
Repetición: no desperdicies una ocasión para volar y exponte a la fuente del miedo. Hoy en día, puedes encontrar billetes cuyo precio no te costará más que un pantalón. Y, además, podrás conocer mundo. Algo que aumenta la plasticidad de tu cerebro.
Tómatelo con calma: es importante que el día que vayas a viajar evites al máximo cualquier situación que te genere estrés como, por ejemplo, ir con prisa al aeropuerto.
Ropa cómoda y nada de gas: durante el vuelo, te vas a hinchar. Para evitar sumar al miedo una incomodidad más, intenta llevar ropa que no te oprima, zapatos cómodos y no bebas refrescos con gas.
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Consulta con un especialista
Los cursos que se imparten para vencer este miedo suelen resolver el problema. Sin embargo, “en algunas personas, el origen es otro, por ejemplo, una claustrofobia, y debe tratarse de otro modo. Por ello, analizamos los casos a conciencia antes de los cursos, desaconsejando asistir salvo que un especialista haya dado el visto bueno previamente”, concluye Alfonso de Bertodano.