'Miércoles' recupera el lado de Tim Burton que más echábamos de menos
Llevábamos más de tres años sin disfrutar de una nueva producción de Tim Burton, y habrá quien piense que es mucho más tiempo el que hemos estado sin ver al cineasta sacar a relucir sus dotes en pantalla. Y es que películas recientes como Dumbo y El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, aún con muchas virtudes del peculiar mundo del cineasta, no dejaron de ser meros encargos donde acabó encorsetado dentro de los predecibles esquemas de los remakes Disney o de las adaptaciones de historias adolescentes.
Por suerte, este 2022 ha regresado con un proyecto como Miércoles, nueva versión para Netflix de La familia Addams protagonizada por Jenna Ortega como la hija adolescente de esta espeluznante familia. De primeras, no había dudas de que el proyecto le venía como anillo al dedo, puesto que pocos directores saben manejar tan bien el toque tétrico y el humor negro por el que siempre se han caracterizado estos personajes. Y vistos ya los ocho episodios de la serie, puedo decir que no solo ha cumplido expectativas, sino que también nos ha devuelto el lado de Tim Burton que más hemos echado de menos en la última década.
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En verdad, Miércoles tiene muy poco que ver con las adaptaciones de La familia Addams que hemos visto en el pasado. Se dejan de lado a personajes como Morticia, Gómez o Pugsley para poner el foco en la vida adolescente de Miércoles en Nevermore, un internado donde cohabitan seres y criaturas repudiadas por la sociedad y que esconde oscuros secretos. Sin embargo, la mala baba, el toque cómico y la estética oscura que siempre ha impregnado a los Addams no se ha perdido, y es gracias a que volvemos a ver un Burton muy inspirado que recupera su mejor humor negro, su estética oscura cargada de referencias a clásicos del terror e incluso su habitual crítica social.
Lo vemos desde el mismo arranque de la serie, donde, pese a que las tramas se enfoquen hacia tópicos de cualquier historia adolescente, lo que realmente destaca en pantalla es el espíritu negro de Miércoles, el buen gusto de visual de Burton repleto de elementos tétricos y tonos pastel o el festín de monstruos, misterios y sangre que comienza a asolar a la protagonista con diseños y secuencias de infarto. Mi impresión era la de estar viendo La familia Addams bajo el humor negro de Beetlejuice y con tramas, criaturas, localizaciones y composiciones visuales que te transportan a los clásicos de terror de Universal o la Hammer. Es decir, prácticamente todas las razones por las que adoro el cine de Tim Burton.
Esto no decae en ninguno de los cuatro episodios que ha dirigido, y creo que explota en su máximo exponente en su tercer capítulo. En él, Burton saca su lado más ácido para cargar contra la sociedad estadounidense como acostumbraba a hacer en películas como Eduardo Manostijeras o Mars Attacks. Vuelve a jugar con la dualidad entre dos mundos, el de los seres repudiados de Nevermore y el de los habitantes del pueblo donde se ubica el internado, para mostrar que lo verdaderamente terrorífico se encuentra en estas sociedades aparentemente idílicas y no en lo que esta califica como temible y monstruoso.
De hecho, a partir de aquí entreteje una crítica al blanqueamiento que hace Estados Unidos de su pasado y lo usa para construir un villano icónico que, estéticamente, podría definirse como una mezcla entre el Dr. Jekyll del clásico de terror de 1931 y la bruja del perturbador corto de Hansel y Grettel que dirigió para Disney en 1983. Es decir, vemos a un Burton desatado en su mayor exponente como hacía años que no veíamos. En concreto, creo que esta vena cómica, crítica y terrorífica llevaba sin explotarla a estos niveles desde Frankenweenie en 2012, y teniendo en cuenta que es un remake, me remitiría incluso a La novia cadáver o Charlie y la fábrica de chocolate en 2005.
Al final, Burton ha elevado al máximo exponente un producto que podría haber sido otra serie adolescente que hubiéramos olvidado de la noche a la mañana. De hecho, es muy notorio cuando el director sale de la serie en la segunda mitad de la temporada cómo la calidad se resiente. Sin embargo, en lo que respecta a su primer tramo, como fan de Tim Burton me ha parecido una de las producciones más vibrante, divertidas y negras que he visto este 2022, un festival de misterio, humor negro y terror que todo amante del cine del director, incluso los que dejaron de confiar en él hace tiempo, no debería perderse.
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