Miguel Manzano, el actor venerado en México pese a los rumores sobre su lado más oscuro

Miroslava, Miguel Manzano y Wolf Ruvinskis en un fotograma de 'La bestia magnífica' (1952). (Captura vía YouTube)
Miroslava, Miguel Manzano y Wolf Ruvinskis en un fotograma de 'La bestia magnífica' (1952). (Captura vía YouTube)

Entre los nombres consagrados del espectáculo mexicano del siglo pasado resuena el de Miguel Manzano, un actor que se consagró al lado de Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix, Lilia Prado, Ernesto Alonso, Columba Domínguez, en emblemáticas producciones de radio, teatro, cine y televisión.

Fue uno de los pocos actores que también logró consagrarse como un director de escena del que todos deseaban aprender, pues sus más de 200 películas, decenas de telenovelas y obras lo convirtieron en un maestro singular. Sin embargo, en algunos círculos muy íntimos, se rumoraba que tenía un lado oscuro. Y fue uno de sus excompañeros y pupilos quien lo confirmó como si se tratase de una anécdota divertida: su mal carácter podía llegar hasta la agresión.

Miguel Manzano fue un actor que se inició en el teatro a sus 18 años y que con el tiempo compartió cartel con su compatriota, la actriz Virginia Fábregas, y su nieto, Manolo Fábregas, o el cómico argentino Luis Sandrini; tuvo la fortuna de participar en la inauguración del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México y con otras compañías realizó cinco giras por América Latina.

Como muchos de su época, combinó las tablas con los foros y se convirtió en una de las grandes figuras de la Época de Oro del cine mexicano con filmes entre los que se encuentran Las mujeres de mi general, El mil usos, Golpe de suerte y Ustedes los ricos, entre varias más. En 1985 ganó el premio Ariel como Mejor actor de reparto por el filme Las glorias del gran Púas, su único y gran reconocimiento público.

Una vez que la televisión también ganaba espacio en los hogares mexicanos, el actor compartió su experiencia en varias importantes telenovelas como Corazón salvaje, Muchacha italiana viene a casarse, Cumbres borrascosas, Yo compro esa mujer.

No cabía duda de su gran talento actoral y su dirección de escena, pero en la intimidad, todas esas grandes cualidades del primer actor eran opacadas por lo que unos llamaban mal temperamento, pero hoy reconocemos como comportamiento violento y abusivo.

Oriundo de Guadalajara, Jalisco, Manzano provenía de una familia de actores. Sus padres, Julio Manzano y Concepción Sanz, y hermano de las actrices Virginia y Celia Manzano, tuvo tres esposas: la primera fue Flora Solares, con quien procreó tres hijos, Humberto, Horacio y Carmen; la segunda María Cardona, con quien tuvo a Carlos Julio y Juan Antonio (fallecido a los 23 años de edad); y la tercera Josefina Castellanos. Se dice que también tuvo dos hijos más producto de una unión libre.

Los matrimonios, según los rumores, no perduraron principalmente porque Manzano tenía un carácter intolerante, agresivo y celoso, y en muchas ocasiones habría recurrido a la violencia con sus parejas para "solucionar" cualquier conflicto.

El caso más grave lo habría vivido Flora Solares, su primera esposa. Se dice que en uno de sus tantos arrebatos el actor la empujó por las escaleras en un hotel de Guadalajara y a consecuencia de ello, la mujer quedó confinada a una silla de ruedas. Habría sido un gran escándalo, pues se le acusó de intento de homicidio, pero gracias a su fama logró que el caso se minimizara y solo fuera noticia en un diario local, además de que pagó una cuantiosa fianza que le permitió salir de prisión la misma noche de su detención.

De este episodio no hay mayores registros pero una anécdota revelada por Manuel El Flaco Ibáñez revelaría ese otro lado oscuro de Manzano: un genio en el escenario pero con cero tolerancia al fracaso, que no temía apostar sus pertenencias o incluso a su propia esposa.

"Era un cábula, nunca pensabas que hacía bromas o algo (...), lo adoraba porque hacía un monólogo de año nuevo, pero era genial el viejo, entonces, el gran respeto a don Miguel Manzano (...). Jugábamos póker terminando la obra y siempre nos ganaba, me quitaba medio sueldo diario, y de repente un día le gané. Nunca se me va a olvidar, 23 mil pesos y se enojaba; perdió dos casas, tres coches, bueno, un día jugó a su mujer y esto es verdad", dijo el comediante.

Ibáñez revivió otro arrebato del consagrado actor que acreditaría los rumores sobre su actitud violenta: "agarró las cartas y me las sorrajó en la cara, era mal perdedor". Hasta ahora ningún compañero ha validado o desmentido sus palabras.

Estos episodios, sin embargo, no trascendieron en vida. De hecho, cuando se escribe sobre su trayectoria, muchos lo recuerdan como el gran actor que nunca tuvo un protagónico sino siempre antagónicos.

Volvió a ser reconocido por la Academia mexicana con una nominación al Ariel en 1992, pero no pudo disfrutarla pues ese mismo año murió por complicaciones derivadas de una obstrucción intestinal, problemas cardíacos e insuficiencia renal, según el informe médico.

Su cuerpo descansa en el Panteón Jardín, que alberga a varias figuras del medio artístico mexicano de diversas décadas. Y como perteneció a la Asociación Nacional de Actores (ANDA), logró tener una tumba en el lote del sindicato destinado para sus miembros.

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