Miguel Rodarte y la gran lección de humildad que le dio Diego Luna después de quitarle un papel protagónico

Miguel Rodarte es un actor que ha llegado lejos y mucho aprendió de Diego Luna cuando se produjo 'El tigre de Santa Julia' . (Photo by Juan Naharro Gimenez/WireImage)
Miguel Rodarte es un actor que ha llegado lejos y mucho aprendió de Diego Luna cuando se produjo 'El tigre de Santa Julia' (Photo by Juan Naharro Gimenez/WireImage)

Hay películas que cambian la vida de los actores. A veces para bien, a veces para mal. Miguel Rodarte sabe lo que significa tener la fortuna de llegar al proyecto indicado para tener una carrera en ascenso dentro del cine. Lo vivió con El tigre de Santa Julia (Alejandro Gamboa, 2002), un trabajo que en realidad iba a protagonizar Diego Luna y no él.

Reza un refrán mexicano que “cuando te toca, aunque te quites” y “cuando no te toca, aunque te pongas”. Aplica para ejemplificar el caso de Rodarte con un filme en el cual iba a tener una participación como actor de reparto pero una decisión de último momento por parte de los productores lo colocó en el rol estelar.

El tigre de Santa Julia, producida por Eckehardt Von Damm y Salvador de la Fuente, tenía definido a Diego Luna como su protagonista. El plan giraba alrededor del ‘charolastra’, quien venía antecedido de un trancazo exitoso como Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001). Se perfilaba otro golpe taquillero y de proyección para su causa. Sin embargo, los productores cambiaron de idea para apostar por Rodarte como el protagonista, dándole las gracias a Luna.

“Cuando a mí me dieron El tigre de Santa Julia, yo iba como el mejor amigo del tigre. Después cambiaron de opinión los productores y decidieron ponerme a mí como al tigre y al otro actor, pues ya no. (Era) Diego Luna”, cuenta el propio Rodarte a Tania Rincón, Fer Gay y Fran Hevia en el programa La Caminera.

Cosas de la vida, El tigre de Santa Julia catapultó a Miguel Rodarte como actor dentro de la industria cinematográfica principalmente, aunque también se abrió camino en la televisión con producciones como Clase 406 (2003) y Rebelde (2004-2005). En tanto, Hollywood llegó por partida doble a Diego Luna dos años después con La terminal (Steven Spielberg, 2004) y Criminal (Gregory Jacobs, 2004).

Lo sucedido con el repentino cambio de planes en El tigre de Santa Julia es algo común en los rodajes. Ya sea por decisiones del director, los productores o los propios actores, o por un inconveniente, suele pasar. Pero cada cabeza es un mundo y no todos los talentos lo toman de buena gana. En esta historia, Luna y Rodarte lo manejaron de la mejor manera.

Luna, por ejemplo, rápido le dio vuelta a la hoja para enfocarse en proyectos agendados e ir en busca de otros. Asimismo, dio muestra de su madurez al entender que su compañero de profesión no era culpable de nada y que así es el negocio.

Para Rodarte fue toda una cátedra de humildad y desprendimiento. Apenas se iniciaba en el mundo del cine y descubriendo cómo se procesan aceptaciones o rechazos dentro de los castings e inicio de rodajes. Que le haya tocado vivir esta experiencia junto a Diego Luna fue fundamental para definir su porvenir.

“Diego después llegó conmigo y me dijo “oye, ¿cómo vas?”. Durante la filmación de la película fuimos a los Arieles y de pronto me encuentro al otro lado del lobby a Diego. Volteo y veo que me dice “qué onda”. Me quedo con cara de “ya se va a armar aquí, horrible”. Llegó y me dijo “me dio mucho que te hayas quedado con el personaje, vas con todo”. Me dio una lección de entereza, de integridad y una nobleza absoluta, muy genuina”.

A partir de ese momento Rodarte se definió a sí mismo una regla para dejar de ser aprehensivo: “lo que es mío es mío y lo que no, no”. Es su lema para soltar aquellos proyectos en los que hace audiciones pero no se queda en ellos. Se liberó de una carga emocional que pudo derivar en rencor, coraje, envidia y mala vibra.

Así, aparte de haber iniciado una relación cordial de compañeros con Luna, Rodarte encontró en Diego a un maestro inesperado que le enseñó cómo transitar en la industria sin afectar a su propia persona y sin afectar a otros más. Hoy día ambos son de los actores más reconocidos en el plano nacional. Luna, por si fuera poco, triunfando en Estados Unidos. A final de cuentas, El tigre de Santa Julia llegó a sus vidas para ofrecerles un horizonte más amplio y fructífero a los dos.

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