Miguel Romano confirmó la muerte de Mercedes, su esposa y compañera de vida por más de 65 años: “Estaba enferma”

Miguel Romano confirmó la muerte de Mercedes, su esposa y compañera de vida por más de 65 años: “Estaba enferma”
Miguel Romano confirmó la muerte de Mercedes, su esposa y compañera de vida por más de 65 años: “Estaba enferma” - Créditos: @Alejandro Guyot

“ Acaba de morir mi mujer ”. Conmovido pero tranquilo, Miguel Romano le confirmó este viernes a LA NACIÓN el fallecimiento de quien fuera su compañera de vida durante casi siete décadas, Mercedes López Paredes. Según el propio estilista contó, la mujer, de 85 años, se encontraba muy enferma desde hace un tiempo.

En las entrevistas, Romano siempre se ocupaba de aclarar lo importante que había sido “Meme”, su esposa, en los inicios de su carrera. “Me gustaba hacer bien las cosas, que los clientes salieran contentos. Claro que eso me llevó a hacerme conocido, la fama llegó después, pero casi no me di cuenta, fue un proceso lento. Y ‘Meme’, mi esposa, con quien en ese momento recién me ponía de novio, tuvo mucho que ver ”, le decía a este medio en agosto.

El estilista Miguel Romano y Mercedes López Paredes, en el día de su casamiento
El estilista Miguel Romano y Mercedes López Paredes, en el día de su casamiento

“Nos conocimos de adolescentes en un gimnasio donde ella bailaba español. Trabajaba como niñera en la casa de un médico y le ofrecí que viniera conmigo al salón, le dije que iba a enseñarle el oficio. Empezó siendo manicura. Era una mujer muy hermosa, con un rostro y un cabello espectaculares. Poco tiempo después se abrió un concurso para elegir a la modelo de una fotonovela y no dudé en presentarla. Le saqué una foto y la mandé. No solo la aceptaron, sino que luego de varias preselecciones resultó ganadora entre más de 1500 chicas”, explicaba el peluquero que llegó a peinar a estrellas como Susana Giménez, Nacha Guevara, Graciela Borges, Tita Merello, Sophia Loren y hasta el mismísimo Freddie Mercury, durante la visita del grupo Queen a la Argentina, en 1982.

“Siempre fue de a dos, pero ojo, ella en ese momento ganaba 10 veces más que yo, mi peluquería era muy humilde. Insisto, lo mío fue un proceso, porque en ese momento en los salones solo se hacían cortes y permanentes hasta que, tiempo más tarde, implementé los peinados con la figura de mi esposa”, aseguraba Romano en la entrevista. “ En todas las presentaciones, eventos y viajes a los que asistí durante décadas, mi esposa siempre estuvo a mi lado. Soy un hombre de buen carácter y tenemos un gran compañerismo ”.

Los restos de López Paredes serán despedidos con un responso este sábado, a las 10.30, en el Jardín de Paz de Pilar.

Un rumor desmentido

Desde hace algunos días, circulaba la versión de que Romano estaba listo para cerrar su ya mítico salón ubicado en el pasaje Anasagasti al 2000, en pleno corazón de Palermo. Sin embargo, el estilista le desmintió la versión a LA NACIÓN de manera categórica: “ No me retiro, sigo. Lo que estamos haciendo es cambiar la peluquería para que vengan más peluqueros. Estamos achicando los lugares para que entren más clientes, y están viniendo más peluqueros ”.

Miguel Romano, en su mítico salón en Palermo
Miguel Romano, en su mítico salón en Palermo - Créditos: @Alejandro Guyot

Actualmente, en el salón Romano cuenta con la ayuda de su hija Paola y de su nieta Antonella. “Hoy mi vida es más tranquila, aunque trabajo 12 horas por día. No sé hasta qué momento me tocará vivir, pero estoy feliz con lo que tengo”, contaba en aquella entrevista publicada en agosto. “Llevo este oficio en la sangre. Era muy chico cuando empecé cortando el cabello y sacando piojos a los niños de un conventillo que había al lado de mi casa de Villa Urquiza. Cuando quise ir a una academia para aprender a cortar el pelo no tuve el apoyo de mi papá, que decía que me iba a morir de hambre. ¡Qué bestia era! Con tal de que dejara de pensar en eso me obligó a trabajar junto a mi tío como peón de albañil, algo que hice durante un tiempo, pero no lo pude soportar”.

“Mi pasión por la peluquería seguía y me metí en una academia. Recuerdo que, durante una prueba, alguien me dijo: ‘Usted es más profesor que alumno’. Se lo conté a mi tío, que me quería muchísimo, y me ayudó a instalar un local muy humilde, al lado de la casa de mis padres. Los clientes comenzaron a elegirme muy rápido, me fui haciendo conocido en la zona”, aseguraba.

Con la colaboración de Nieves Otero