La millonaria herencia de los Disney, la ‘manzana envenenada’ de sus descendientes
Este mes de octubre, la factoría Disney celebra su 100 cumpleaños. Un siglo en el que han alegrado y alimentado las ilusiones de niños y adultos con cuentos de princesas, hadas y héroes con todo tipo de poderes. Sin embargo, la historia familiar de los Disney no es tan idílica como sus fabulosas películas en las que siempre había un final feliz, puesto que sus descendientes han sido protagonistas de enzarzados conflictos por la abultada fortuna de la casa de Mickey.
Walt Disney fue padre de dos niñas: Diane y Sharon Mae, la cual era adoptada. Si bien es cierto que apenas se conocen detalles de su primogénita, que se casó, tuvo siete hijos y se apartó del foco mediático dedicándose a la industria vitivinícola y a la gestión de la ONG Walt Disney Family Museum, que se encarga de preservar el legado cultural de Disney, hasta que perdió la vida en 2013; los descendientes de la benjamina del clan han dado mucho de qué hablar.
El primer marido de Sharon fue Robert Brown. Ambos formaron su propio hogar al adoptar a una niña a la que llamaron Victoria. Esta joven fue de lo más conflictiva. Según informes de Hollywood Reporter, Victoria, que estaba enganchada a las sustancias ilegales, malgastaba el dinero familiar a toda velocidad. Además de tener problemas de drogodependencia, era adicta al juego y llegaba a apostar (y perder) 5,000 dólares diarios en los casinos de Las Vegas.
En la década de los 80, tuvo que pagar los desperfectos que causó en uno de los camarotes del crucero Disney. Murió en 2002 con tan solo 36 años.
Sharon se separó de Robert Brown y rehizo su vida con el millonario Bill Lund. Fruto de esta unión nacieron los mellizos Brad y Michelle en 1970. Los muchachos tenían algunos problemas de aprendizaje y para evitar que siguieran los pasos de su hermana mayor, su madre, que falleció en 1993 con 56 años a causa de un cáncer de mama, decidió que el dinero estuviese supervisado por tres fideicomisarios (su marido, su hermana y un agente inmobiliario) que les debían dar 20 millones de dólares cuando cumplieran 35, 40 y 45 años.
¿El requisito para recibir esta paga? Tener madurez y responsabilidad financiera. Una cláusula de la que al parecer se quisieron aprovechar los fideicomisarios (que recibían un millón cada año que ejercían como fideicomisarios) al alegar que Brad tenía un trastorno mental. En este proceso Michelle sufrió una aneurisma. Un giro drástico de los acontecimientos que su progenitor y su nueva esposa, Shally, usaron para intentar quedarse con esa parte de la herencia. Finalmente, Michelle se recuperó en 2012 y tras una batalla legal recuperó su libertad financiera. Brad, por su parte, también se vio las caras con su padre ante la justicia, pero acabó perdiendo el caso.
Aunque menos conocido, Walt Disney contaba con un socio inestimable en sus negocios, su hermano Roy O, que se encargaba de la parte financiera y comercial. El hijo de Roy O, Roy E, continuó con el legado familiar y consiguió ampliar la fortuna con sus acertadas inversiones y decisiones. En esta parte, la nota discordante tiene el nombre de Abigail, la nieta de Roy O.
Abigail siempre ha defendido que el dinero de los Disney está manchado por el capitalismo y la explotación laboral, una situación que quiso denunciar en su documental El sueño americano y otros cuentos de hadas. Igualmente, en los últimos años, ha cargado duramente contra Bob Iger, actual consejero delegado de la compañía, al que ha acusado de destruir el alma de la empresa y someterla a un proceso de hiperproductividad.