Miranda Rijnsburger, la mujer que hace ganar (más) dinero a Julio Iglesias
Miranda Rijnsburger nunca ha querido ser el centro de atención. La mujer que ha compartido su vida junto a Julio Iglesias desde hace más de tres décadas prefiere vivir alejada del ojo del huracán y son pocas las ocasiones que la hemos visto en alguna portada de la revista de cabecera del artista dejándole a él por lo general todo el protagonismo. La ex modelo holandesa, que tiene un halo de misterio irresistible, es poco dada a hablar -apenas ha roto su silencio en una entrevista en la que relató cómo fue su infancia por el debut en sociedad de sus hijas Cristina y Victoria-, pero es en realidad el nombre que aparece tras algunas de las sociedades que más beneficios dan al artista. Otro misterio más que no se conoce demasiado.
La discreta modelo y el cantante español se conocieron hace más de tres décadas en el aeropuerto de Yakarta. "Esa va a ser mi mujer", dijo Julio nada más cruzarse con ella. Lo suyo fue un flechazo y desde entonces y hasta hoy, Miranda se ha convertido en la compañera ideal de Julio. Está a su lado en los buenos y en los malos momentos, como cuando en el confinamiento sufrió un pequeño accidente doméstico y prefirió quedarse unos meses en su casa de República Dominicana. "Tengo una familia espléndida, y una mujer a la que amo con toda mi alma", expresaba Iglesias hace unos meses cuando se habló de un supuesto mal estado de salud del cantante, que cuenta con una de las trayectorias más exitosas de la historia y que también cuenta con grandes éxitos en el mundo inmobiliario tanto en España como al otro lado del charco y que tiene una fortuna estimada en 850 millones de euros, según la revista Forbes.
Miranda, una misteriosa 'terrateniente'
Los veranos de la familia siempre han estado en Marbella. En Las Cuatro Lunas, la casa de Ojén que el artista compró a Curro Romero, han disfrutado en los últimos 30 años de la infancia de sus cinco hijos y ahora de ellos ya como adultos (salvo el pequeño Guillermo, que tiene solo 14 años). Aunque fue Iglesias el que adquirió esa espectacular finca en plena sierra marbellí con vistas a la montaña y al mar, la propiedad de la misma es de Miranda, según aseguraban en La Razón hace unos meses.
"La exmodelo es cien por cien accionista de la sociedad que administra la propiedad Androselmo S.L", afirmaban en este medio. Según parece, esta sociedad, que se constituyó en 1992 y está domiciliada en Marbella, cuenta con un patrimonio de nada menos que de 5,5 millones de euros netos y tiene 10 empleados que se ocupan de mantener en perfectas condiciones la casa para que cuando la familia llegue esté todo en orden.
"España, nunca me iré de aquí. De todas las casas que tengo por el mundo, mi auténtico hogar es Cuatro Lunas. ¡Qué bueno es ir a dormir ahí cuando me bajo del escenario!", ha dicho el artista sobre su vivienda malagueña. Si un día la familia quisiera venderla, podrían hacerlo por una cantidad nada desdeñable: unos 145 millones de euros, un valor muy superior al que pagó el artista cuando la compró. Y la casa lo vale: está situada a pocos minutos de Puerto Banús, tiene más de 450 hectáreas de terreno, siete dormitorios, ocho baños, estudio de grabación, una bodega para 2.000 botellas, tres piscinas, cuatro casitas para invitados y un helipuerto para que tanto Julio como sus hijos aterricen directamente en su casa. En la finca se casaron Miranda y el cantante en una capilla en su interior en el año 2010.
Además de esta sociedad, la discreta mujer de Julio Iglesias es la administradora de una segunda: Bellevue Costa Sol SA en la que "hay cerca de diez hectáreas de terreno colindantes a su casa malagueña". Estamos hablando de un enorme perímetro de seguridad que rodea la finca del cantante en Ojén. La sociedad tiene su sede social en el barrio de Salamanca, en Madrid, y fue creada en 1999 con el objeto social de Construcción de edificios residenciales. Cuenta con un activo de 4,6 millones de euros a fecha de 2015, la última vez que, según Mujer Hoy, presentó sus cuentas.
Administradora de su fortuna
Según este medio y el periodista Juan Luis Galiacho, Miranda administraría desde 2007 todo el patrimonio del artista en España, justo un año en el que Julio dejó atrás su aventura inmobiliaria en Valencia, donde había entrado como inversor junto a otros socios para la construcción de una urbanización de Altea que incluía más de 200 chalés y un hotel de cinco estrellas. Aunque ese negocio no terminó demasiado bien, los Iglesias han sabido invertir con buen ojo al otro lado del Atlántico.
Además de las varias propiedades en República Dominicana, donde el matrimonio vive buena parte del año y que Julio y su gran amigo, el diseñador Óscar de la Renta convirtieron en un destino de lujo para millonarios y artistas de fama internacional, en Bahamas cuenta con una pequeña isla de su propiedad y en Miami posee, además de su propia casa, varias parcelas en Indian Creek. Se trata de un auténtico bunke residencial en el que solo viven multimillonarios y magnates. Hace un tiempo, Julio puso a la venta esas parcelas en cuatro lotes con vistas a Byscaine Bay, cuyo valor total alcanzaría los 150 millones de dólares.
Una de las compradoras VIP fue Ivanka Trump, que se instaló allí hace un año después de que su padre perdiera las elecciones presidenciales de Estados Unidos frente a Joe Biden. La hija de Donald Trump adquirió en 2021 una de las parcelas en la exclusiva zona por unos 30 millones de euros. Una cantidad que agranda aún más el patrimonio de los Rijnsburger-Iglesias.
Una vida de la que poco se sabe
Miranda Rijnsburger siempre ha querido mantener un perfil bajo al lado de la gran estrella internacional. Vive al lado del artista en República Dominicana, aunque pasan mucho en Miami, donde viven casi todo el año sus hijos. Allí están las gemelas Victoria y Cristina, y también Rodrigo -el único que por el momento parece que quiere seguir los pasos de su padre en el mundo de la música-, Miguel (el mayor), que trabaja en el sector inmobiliario y tiene aficiones tan top como la pesca submarina, y el pequeño de la casa, Guillermo.
Julio, que este año cumplirá los 79 años, vive a caballo entre Punta Cana y Bahamas, donde otros artistas como Lenny Kravitz tienen una isla en propiedad. En los dos lugares, Miranda y él llevan una vida tranquila. No salen demasiado de casa y prefieren la compañía de sus amigos más cercanos a pasar tiempo en restaurantes o locales de moda. El mar lo es todo para ellos y cuentan con playa privada en sus tres casas. Miranda disfruta mucho de la compañía de sus hijos y de sus caballos. Esta es precisamente la afición más conocida de la holandesa y en su casa marbellí tiene unas cuadras para disfrutar de su gran pasión, que comparte también con sus hijas gemelas. También le gusta jugar al tenis, uno de los deportes favoritos de sus hijos mayores.
Cuando llegan en verano a Marbella, tanto ella como sus hijas no hacen demasiada vida social fuera de Cuatro Lunas. Llegan sin que nadie se entere (aunque las jóvenes luego lo suelen contar en sus redes sociales) en avión privado. El año pasado apenas se las pudo ver cenando en un conocido hotel de cinco estrellas a pocos minutos de su casa con un par de buenas amigas, como la estilista Ana Antic. Hace unos años, era normal ver a Miranda llevando a sus hijos a clases de tenis o haciendo shopping por las exclusivas tiendas de Puerto Banús, pero en los últimos dos años prefiere la tranquilidad de su hogar, su piscina y los paseos con sus perros por los alrededores vestida con ropa cómoda. Una de las pocas veces que la hemos visto en algún evento fue en 2019 cuando asistió con su hijo Miguel a la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid.