Miriam Margolyes no ha perdonado a Arnold Schwarzenegger por tirarse un pedo en su cara

Miriam Margolyes credit:Bang Showbiz
Miriam Margolyes credit:Bang Showbiz

La veterana intérprete Miriam Margolyes, más conocida como la profesora Sprout de las películas de 'Harry Potter', nunca ha sido conocida precisamente por morderse la lengua y la edad solo ha conseguido volverla más desinhibida. Nunca se puede predecir qué contará en sus apariciones en la televisión británica, especialmente cuando acude al programa de entrevistas de Graham Norton, en el que ha compartido varias anécdotas embarazosas sobre sus compañeros de reparto.

Ahora le ha tocado el turno al actor Arnold Schwarzenegger, con quien trabajó en 1999 en la película de terror 'El fin de los días'. El héroe de acción no le causó una buena impresión de entrada, porque le parecía la típica estrella de cine engreída, y su comportamiento en los días posteriores no hizo más que convencerla de que su instinto no le había fallado.

"Se tiró un pedo en mi cara. Yo también me tiro pedos, claro que sí, pero no en la cara de la gente. Él lo hizo deliberadamente, justo en mi cara", ha asegurado en el podcast 'I've News For You' de news.com.au.

El incidente en cuestión se produjo durante una escena en la que Arnie, que interpreta a un antiguo policía en medio de una misión para impedir el advenimiento del Anticristo, trata de asesinar a su personaje.

"Me tenía en una posición en la que no podía escapar y estaba tirada en el suelo. Y se tiró un pedo. No fue mientras rodábamos, fue en una de las pausas, pero no se lo he perdonado", ha asegurado.

Miriam nunca ha tenido miedo de dejar en mal lugar a figuras muy poderosas de la industria cinematográfica. De Leonardo DiCaprio, por ejemplo, aseguró que olía mal mientras rodaban 'Romeo + Julieta' y que mostró muy poca consideración con su coprotagonista Claire Danes, que estaba claramente enamorada de él. Sin embargo, en el caso del oscarizado actor, le parece que todo resultaba perdonable porque Leo era todavía un veinteañero con una higiene cuestionable, como muchos jóvenes a esa edad, y siempre se mostró muy amable con ella. De hecho, los dos compartían su pasión por los mercadillos y pasaban horas buscando pequeños tesoros en las calles de Ciudad de México.