Misterio y aires góticos en el nuevo film de Netflix, que vuelve a poner en escena a Edgar Allan Poe
“Soy un artista, es decir que no tengo patria”, dice uno de los personajes principales de Los crímenes de la academia , la película de misterio y aires góticos que estará disponible desde este viernes en Netflix. La frase, dicha por un cadete de la academia militar West Point, suena grandilocuente y sin embargo el hecho de que el muchacho de acento sureño se haya presentado antes como E.A. Poe, más conocido como Edgar Allan Poe, explica mucho del enunciado. En el film dirigido por Scott Cooper (Loco corazón), protagonizado por Christian Bale (Batman: el caballero de la noche) y adaptado de la novela The Pale Blue Eye escrita por Louis Bayard, el pionero del relato policial y la narrativa de tintes sombríos aparece como un personaje real en medio de la ficción que parece contada desde su macabra perspectiva.
El dato biográfico real es que Poe -aquí interpretado por el actor británico Harry Melling (Gambito de dama)-, asistió a la institución militar ubicada en el extremo norte del estado de Nueva York y esa experiencia sirve para encender la mecha de toda la historia en la que Bale interpreta al desgastado detective Augustus Landor, contratado por las autoridades de la academia para investigar la misteriosa muerte de uno de sus alumnos. El talentoso investigador rápidamente recluta al extraño Poe para que lo asista en sus pesquisas. Y él, entre astutas observaciones y melancólicas reflexiones asevera eso de ser un artista sin patria ni límite alguno, fascinado con la muerte y el difuso límite que la separa de la vida. Un modo de ver el mundo que inspiró su literatura y que con el tiempo ejerció influencia en tantos relatos audiovisuales que siempre vuelven a beber del pozo envenenado del escritor de El corazón delator. Sin caer en la trampa de muchas otras películas y series que se transforman en un festival de guiños y referencias cuando utilizan una persona real como personaje de su trama, Los crímenes de la academia le evita a los espectadores la búsqueda de los huevos de pascua (en inglés se utiliza el término Easter Eggs para referirse a las pistas que esconden los guionistas para generar complicidad con los espectadores), para concentrarse en construir un relato trágico repleto de sombras y de la escasa luz que dan las velas a punto de extinguirse.
El film se suma a Merlina, el gran éxito de Netflix en la última parte de 2022, que le debe tanto al personaje principal creado por Charles Addams en los años 30 y a la dirección de Tim Burton como a Poe y su obra. Para empezar, la academia a la que asiste la primogénita de la familia Addams se llama Nevermore, que es el nombre que lleva el cuervo en el cuento homónimo de Poe, y en el segundo episodio de la serie la conexión con el escritor se vuelve explícita cuando Merlina lo cita para dar su opinión sobre el internado del que, según esta ficción, Poe fue uno de sus graduados más célebres. “Edgar Allan Poe dijo: “No creas nada de lo que oyes y solo la mitad de lo que ves”. Está claro que el alumno más famoso de Nevermore se dio cuenta de eso acá. No me sorprende que se haya convertido en un demente adicto”, dice la protagonista que en el transcurso de los ocho capítulos de la primera temporada se cruza con más cuervos -simbólicos y de los otros-, de los que se pueda contar. En el campus de Nevermore hay una isla llamada Cuervo, la fiesta en la que Merlina muestra su peculiar y ahora memeficada coreografía es un juego de palabras entre una Rave y la palabra en inglés para cuervo (Raven) y hasta en el desarrollo del personaje se identifica su poder sobrenatural como el del un cuervo rodeado de palomas. Además, parte de la trama involucra al torneo Poe en el que todos los equipos llevan un nombre relacionado con el escritor. Así, el grupo de Merlina se llama El gato negro y los otros completan el canon literario con El pozo y el péndulo, El escarabajo de Oro y El barril de amontillado, todos títulos de algunos de los cuentos cortos más conocidos del autor. Y las referencias explícitas se completan con una estatua de Poe que custodia la entrada al club secreto en el centro de la narración, una serie dirigida al público adolescente con fascinación por lo macabro.
Una descripción que podría estar refiriéndose también a la Emily Dickinson de la excepcional serie de tres temporadas disponible en Apple TV+ inspirada en la vida y la obra de la poetisa norteamericana. De hecho, en esa ficción titulada Dickinson que protagoniza Hailee Steinfeld, la imaginación de la autora la lleva a cruzarse con otros grandes escritores y entre ellos aparece Poe. Claro que lo hace en el contexto del vínculo que Emily sostiene con la Muerte, interpretada por el rapero Wiz Khalifa, que cada tanto la lleva de paseo en su carruaje espectral. En una de esas vueltas comparte el vehículo con Poe, que advierte ya haber fallecido “hace algunos años”. En esta versión interpretada por el comediante Nick Kroll, el autor es un arrogante y bastante libidinoso bufón que intenta mantener el aire de misterio que rodeó a su muerte aunque la mismísima parca lo delate, “Bebiste hasta matarte”, y dice extrañar a su “prima/esposa niña, Virginia”. Así, la serie apunta con humor a la cuestionable vida privada de autores de obra incuestionable.
Para muchos, la serie Sandman es el primer acercamiento a las historias creadas por Neil Gaiman, el autor británico que suele mencionar a Poe como una de sus más grandes influencias creativas. Lo que se ve bastante explícitamente en el programa disponible en Netflix dónde, como en la historieta de origen, uno de los personajes centrales es un cuervo que acompaña las desventuras del dios del sueño, el héroe de aspecto y espíritu más gótico que se pueda imaginar. Que además el malvado que encierra a Sueño (Tom Sturridge) comparta el primer nombre, Roderick, con el protagonista del cuento La caída de la casa Usher -adaptado en numerosas oportunidades para el cine y que este año tendrá una nueva versión en formato miniserie que estrenará Netflix-confirma los lazos entre Gaiman y la escritura de Poe. “Durante mucho tiempo, uno de mis libros-fetiche favoritos fue un ejemplar de Cuentos de imaginación y misterio, de Poe. Sus relatos -incluso los cómicos, incluso los policíacos-, están poblados por amnésicos y obsesos, por personas condenadas a recordar lo único que desean olvidar; están narrados por locos, por mentirosos, por amantes, por fantasmas. Su fuerza radica tanto en lo que se cuenta como en lo que Poe no nos revela, y todos ellos están atravesados por una grieta tan profunda y peligrosa como la que recorre de arriba abajo la lúgubre mansión donde viven Roderick y Madeline Usher, que apenas se tiene en pie”, escribe el autor de American Gods en un capítulo de su libro de ensayos La vista desde las últimas filas, editado en castellano por la editorial Malpaso. Un análisis que aporta más de una hipótesis sobre la vigencia de la obra y la figura de Poe, tan oscura, misteriosa, trágica, lírica y atrapante como su literatura, fértil material del que el cine y la TV no pueden dejar de alimentarse.