La Monja II ya tiene calificación de la crítica

...en estas películas no es el destino lo que importa, sino los escalofríos en el camino. Hábilmente musicalizada por el recién llegado a la serie Marco Beltrami, la película provoca suficiente sonido y furia placenteramente amenazantes como para pasar la prueba, no importa que cuando terminen los créditos finales, pocos recordarán dónde deja la saga general de El Conjuro, y mucho menos por qué.

Si parece que La Monja II viene con expectativas injustas de estar a la altura de lo mejor de las películas de El Conjuro, bueno, esos son los riesgos cuando se intenta sacar provecho del reconocimiento de marca. Uno no puede evitar preguntarse cómo ambas películas de La Monja podrían haberse desarrollado como guiones originales sin ningún tipo de ataduras a la tradición preestablecida... pero, al mismo tiempo, uno tendría que asumir que ninguna de las películas habría existido sin esas conexiones en primer lugar. Al final, los espectadores no tienen más remedio que aceptar estos spin-offs/precuelas tal como son.

Dejando a un lado las convenciones de nombres brutalmente aburridas, La Monja II es una mejora general de The Devil Made Me Do It (2021) . Esa historia “real” vio a Chaves hacer un intento fallido de calzar todo un drama legal en medio de una tienda de terror que agradaba al público, y dejó al director atrapado en una historia de fantasmas de múltiples escenarios que repetidamente confundió el alcance con la inteligencia. Es una trampa espinosa que se tragó entera La maldición de La Llorona y que habría devorado con la misma facilidad La Monja II, si no fuera por el agradable rompecabezas narrativo de Cooper y la comprensión cada vez más aguda del espacio de Chaves.

El resultado es una película intermedia del universo El Conjuro: es poco probable que haga mella en la historia del terror, pero está bien construida, con momentos de imágenes inventivas, y que continúa consolidando a Akela Cooper como una escritora con una visión clara para una diversión extraña. En resumen, lo suficiente como para garantizar que valga la pena llevarte a un convento.

Los detalles de la trama cargada de mitología de La Monja II pasan demasiado rápido para darle a la película todo el peso que podría haber tenido, pero en un nivel visceral, es inventiva y reverente hacia la amenaza de Valak. Trasladar la acción a un internado lleno de niños asustados aumenta las apuestas, sin que ningún personaje (excepto Frenchie) se sienta completamente seguro. Taissa Farmiga y Jonas Bloquet hacen de Irene y Frenchie una pareja digna de los Warren, y el director Michael Chaves mantiene ese corazón enfocado incluso mientras contribuye a la considerable reputación de Valak.

Sobre la monja. ¿No debería cambiar un poco su repertorio? Se podría pensar que una entidad que podría viajar a través de dimensiones y continentes en un abrir y cerrar de ojos de color amarillo brillante no podría limitarse a un truco de fiesta solitario. Ya sabes cuál: holgazanear en las sombras hasta que alguien la mira, luego muestra sus colmillos y dispara hacia adelante con ese irritante silbido. ¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que tiene? Al no variar su rutina, no se diferencia de los cineastas detrás de esta novena visita al universo de El Conjuro, aunque “universo” es una palabra engañosamente grande para una franquicia que está empobrecida en todo menos en taquilla.

Para ser justos, el final en sí no es terrible. De esas seis o siete ideas, hay algunas sólidas que ayudan a que el clímax se sienta como una escalada adecuada de lo que vino antes. Luego también hay que pensar en el panorama más amplio. Que La Monja II, una secuela de terror y la novena película de una franquicia más grande, sea buena es un milagro menor. Tiendes a perdonar que tiene un gran defecto, especialmente si eres fanático de este mundo. Además, si no es así, probablemente no estés viendo esto en primer lugar. Y así, en última instancia, gracias en gran parte a su inteligente simplicidad y la actuación principal de Taissa Farmiga, La Monja II hace su trabajo. Nos asusta. Nos deleita. Nos deja con ganas de más, incluso si no logra concretar el aterrizaje.

Después de 10 años y nueve películas, el universo de El Conjuro tiene uno de los antecedentes más sólidos en la historia del cine de terror, y La Monja II contribuye positivamente a ese legado. Si bien hay peores ejemplos de esto solo en 2023, la película sufre un poco por ser un capítulo intermedio, ya que se siente frenada por su propio canon en algunos aspectos, pero ciertamente aprovecha a una protagonista maravillosa en la hermana Irene de Taissa Farmiga y ofrece una dulce dosis de sustos para iniciar la temporada espeluznante.

La Monja II, a diferencia de Malignant o M3GAN, lamentablemente está ligada a siete películas anteriores de actividad demoníaca y sufre por ello. Hay demasiadas reglas establecidas que seguir. Casi puedes sentir la película retorcerse con esas restricciones, haciendo todo lo posible por arañar algo nuevo sin violar ninguna tradición preexistente de las monjas malvadas. Es innecesario y un problema enteramente creado por la propia franquicia. The Conjuring no es un multiverso de cómics. Nadie espera que Valak, Annabelle y La Llorona se unan y se apoderen del mundo. Entonces, ¿por qué el horror no puede simplemente dejar que Cooper haga su magia?

Al igual que la batalla entre el bien y el mal en la película, parece haber una batalla entre una película realmente genial y una película pobre a lo largo de La Monja II. No se trata sólo de las historias duales que tardíamente se unen en el final; también está en el tono general de la película. (...) Dejando a un lado las frustraciones, La monja II sigue siendo una mejora significativa con respecto a la primera película y uno de los spin-offs de El Conjuro más fuertes.