Morena Druchas: trabajó en La banda del Golden Rocket, era una de las preferidas de Romay, pero una decisión la alejó de la TV

Morena Druchas junto a Araceli González, una de las figuras del medio de la que era fanática de chica y con la que trabajó en La banda del Golden Rocket
Morena Druchas junto a Araceli González, una de las figuras del medio de la que era fanática de chica y con la que trabajó en La banda del Golden Rocket

Fue una niña prodigio y desde los 5 años se lució en Mini Festilindo, El árbol azul, La hermana mayor, La banda del Golden Rocket, Sólo para parejas y Alta comedia. Hoy, Morena Druchas tiene 40 años, es licenciada en psicopedagogía, está en pareja desde hace 15 años y es mamá. LA NACION habló con ella sobre su vida actual y por qué se alejó de los medios. Además repasó los mejores momentos de su oficio durante la infancia.

“Desde hace muchos años trabajo en el Colegio del Arce, en el barrio de Las cañitas y me dedico a la educación emocional y a la prevención. Soy mamá de Nina que tiene 7 años y de Roma, de 1, y estoy casada hace 8 años con Nicolás, y de novia desde el 2008 : llevamos quince años juntos. Él trabaja en una empresa textil”, resume Druchas su presente con una amplia sonrisa, la misma de cuando era una niña. Y luego sigue con una anécdota sobre su pareja: “Cuando estaba en La hermana mayor, con Soledad Silveyra y Juan Leyrado, Nicolás volvía corriendo de la escuela para merendar mirando la novela porque yo le gustaba y decía que quería estar con esa nena. Si bien yo soy de Olivos y él de Florida, nunca nos habíamos cruzado hasta que a los 17 años nos conocimos en el bar Los sospechosos, en un cumpleaños de gente en común, él me contó esa anécdota y yo pensé que era verso, entonces me tarareó la canción de la cortina musical, que era un tema de Los Beatles. Siempre dice que es mi fan número 1″.

Morena Druchas empezó en el medio a través de un casting de Mini Festilindo:
Morena Druchas empezó en el medio a través de un casting de Mini Festilindo: "Ese mismo día uno de los productores nos dijo que quedaba seleccionada; debuté el mismo día que Luciano Pereyra" - Créditos: @Soledad Aznarez

-Fuiste una niña prodigio, ¿cómo empezaste a trabajar a los 5 años?

-La profesora de música del jardín le decía a mi mamá que yo era muy histriónica porque me paraba y daba la clase, cantaba y mis compañeritos me escuchaban. Un día vimos el aviso de un casting por la tele para Mini Festilindo y le pedí a mi mamá que me llevara aunque ella no estaba muy convencida. Fuimos a ATC, había una cola enorme de chicos y cuando me tocó, canté “Dulce Daniela” de Víctor Heredia, en cambio todos los chicos cantaban “El elefante trompita” y canciones infantiles. Ese mismo día uno de los productores nos dijo que quedaba seleccionada; debuté el mismo día que Luciano Pereyra. En ese momento se elegía al mejor del día, ganó Luciano y yo salí segunda; me regalaron una caja de los Pin y Pon y quedé feliz. Todavía los tengo y los usan mis hijas (risas).

-Y no paraste hasta la adolescencia...

-No, después hice un programa que duró muy poco y hoy, a la distancia, creo que era espectacular. Se llamaba El súper clan y éramos un grupo de chicos disfrazados de adultos, con sketchs. Ahí empecé a actuar, tendría unos 6 años. De ahí pasé a El árbol azul, que tuvo mucho éxito en muchos países, todavía hoy me siguen escribiendo de Brasil y de México; tenía una cortina musical de Xuxa y la conocimos. Fue un furor. Era la hermana de Guido Kaczka y no sabía leer, así que mi mamá me ayudaba a memorizar el libreto; creo que aprendí a leer así. Siempre el canto estuvo presente en los años que trabajé porque hice dos comedias musicales en teatro y un personaje de alumna de Diego Torres en La banda del Golden Rocket.

-¿Qué otros recuerdos tenés de ese momento?

-Los mejores. Hice Mi cuñado, Gerente de familia, donde Arnaldo André cocinaba de verdad y cuando terminábamos todos comíamos. Hice varios Alta comedia, Mi mamá me ama de Alejandro Doria, Uno + Uno, Zona de riesgo, que no lo podía ver porque era para adultos entonces mis padres me grababan mi escena. Y el último programa que hice fue Campeones, en 2000, donde entré por una participación de poco tiempo y me quedé interpretando a una malvada que nunca había hecho. Me divertí en parte porque en la calle no era fácil. Me acuerdo que un día estaba en un shopping cenando con mi familia, en el patio de comidas y una señora se levantó, vino a la mesa y me dijo: “Sos una turra”. No entendíamos nada, le explicamos que era una ficción, que yo era buena (risas). Las actrices dicen que los personajes de mala son más divertidos y creativos, y es verdad.

-¿Creés que por trabajar de tan chiquita perdiste experiencias en tu infancia?

-Creo que me perdí cosas como cualquier otra chica que hace, por ejemplo, gimnasia artística como le pasaba a una compañera o tenis. Perdía algunas cosas, pero ganaba otras . Esa experiencia me dio autonomía, aprendí la cultura del trabajo desde chica, la responsabilidad, la creatividad. Lo disfrutaba a morir y mis padres siempre me acompañaron. Mi papá es arquitecto y mi mamá, maestra jardinera y estudiaba teatro. El arte estuvo siempre muy presente en casa, pero lo natural era que siguiera estudiando también. Me iba bien en la escuela y me acuerdo que corría bastante, quizá comía un sandwichito en un remís o si quedaban escenas colgadas tenía que volver después de la escuela. En El árbol azul, el productor era Jorge Palaz y un día le dijo a mi mamá que me veía un poco cansada y que iba a sacarme por dos capítulos. Cuando me enteré, lloré muchísimo... (risas). Siempre disfruté lo que hacía.

-¿De qué colegas tenés recuerdos?

-Las redes trajeron algunos reencuentros y sigo viendo a Facundo Espinosa. Tengo lindos recuerdos de Víctor Laplace que me dirigió en Rebelión en la granja, en el Paseo La Plaza, y fue una experiencia inolvidable y un hermoso proyecto. Recuerdo a Solita Silveyra que era muy maternal y muy generosa , de acompañarte en las escenas, elogiarte, preguntarte si estabas bien. Diego Torres también fue un amor; él tenía 21 años y estaba lanzándose como solista y yo, con 9 años, hacía de alumna de canto de él; no podía creerlo. Las chicas en la calle me paraban para tocarme la mano que me había tocado Diego en una escena.

-¿Y en las grabaciones cómo era?

-Era amoroso, respetuoso y también muy generoso. Con él aprendí canciones de Charly García, de Los abuelos de la nada. Un tipo de un corazón enorme. Tenía casi todas las escenas con él y con Eleonora Wexler, que también era divina. Y con Araceli González me seguí escribiendo por Instagram , pero no compartí mucho en el programa. También recuerdo con mucho cariño a Alejandro Romay, he ido a dos de sus cumpleaños.

-¿Cómo lo veías vos a Romay?

-Era hipnótico, podía escucharlo hablar durante horas y horas. Tenía 12 años cuando fui a uno de sus cumpleaños en un piso de Avenida del Libertador, desde donde se veía Uruguay y yo no podía creerlo. Y otro fue en una casa de Belgrano, donde había mesas coquetas como si fuera un cumple de 15 y Nito Artaza hizo el show. Cuando arrancaba un programa, nos reunía a todos en el canal para comer y él hablaba mucho, y después hacía la devolución. Me preguntaba por el colegio, conocía a mi familia. También me acuerdo de Natalia Oreiro aunque no trabajamos juntas fuimos compañeras de pasillos de canal 9. Ella era extra en Inconquistable corazón y yo hacía La hermana mayor. En ese entonces estaban construyendo los estudios del canal y teníamos que salir al patio para ir al baño. Me acuerdo que ella no tenía camarín y se cambiaba ahí, y nos quedábamos charlando horas.

-¿Y eras una nena creída?

-Tuve una infancia muy linda, en la escuela me iba súper, pero también por momentos no la pasé bien. Por suerte siempre tuve mucho diálogo con mis padres y tenía los pies sobre la tierra. Estaba en modo actriz cuando grababa y cuando salía era una nena común y corriente. Si lo pienso desde la adultez, me doy cuenta que puede ser complicado que una nena entre a la escuela y todas las maestras se den vuelta para mirarla. Por ahí, llegaba de grabar, me sacaba el maquillaje en el remís para entrar al colegio y algo quedaba. O si hablaba de la tele, molestaba y me decían que era creída y si no hablaba también molestaba. O si iba a un cumpleaños, la familia de la nena quería sacarse fotos conmigo o me pedían autógrafos. A veces no sabía dónde ubicarme, pero no tengo recuerdos de padecimiento sino de goce. Y el diálogo con mi familia fue muy importante para no marearme.

-¿Qué hacías con la plata que ganabas?

-Mi papá me abrió una cuenta en el banco y me mostraba el recibo de Actores y yo me iba comprando cosas, como por ejemplo un órgano, un parlante con micrófono, los rollers, un family game. Hacía regalos también. El énfasis no estaba puesto en la plata, me encantaba actuar.

Morena Druchas junto a Guido Kaczka en la serie El árbol azul
Morena Druchas junto a Guido Kaczka en la serie El árbol azul

-¿Nunca estudiaste teatro?

-Nunca. Sí música y piano un tiempo, pero no tenía paciencia... (risas) y danzas con Valeria Archimó en la escuela de Reina Reech. Creo que en mi caso era importante la espontaneidad. Mi formación actoral fue trabajar con todos los actores y directores con los que estuve. En Chiquititas había una coach y yo iba a estar.

-¿Y qué pasó?

- Me eligió Romina (Yan) que me había visto en otros programas y ya me habían probado la ropa. Pasó que yo iba a la tarde al colegio y tenía a mis amigas desde jardín. Tuve una reunión con Gustavo Yankelevich y me dijo que tenía que cambiarme de turno porque casi todas las nenas iban a la mañana y se grababa a la tarde. Yo no quise, me pidieron que lo pensara, pero no hubo caso. Cuando le dije a Gustavo, casi llorando, que no me iba a cambiar, me respondió algo que no me lo voy a olvidar en mi vida. Me dijo que como empresario lo había matado porque tenía que buscar reemplazo, pero como papá, me felicitaba. Al final ese año hice La hermana mayor.

-¿Por qué dejaste de actuar?

-Porque justo terminé la secundaria y quería hacer una carrera universitaria . Soy muy responsable y me comprometo mucho. En ese momento había muchas tiras, se grababan ocho horas o más todos los días y entendí que no podía con todo . Seguí estudiando canto, danzas y, a pesar de que mis hijas son chiquitas y a veces cuesta organizarse, despunto el vicio cuando puedo.

"Terminé la secundaria y quería hacer una carrera universitaria. Soy muy responsable y me comprometo mucho. En ese momento había muchas tiras, se grababan ocho horas o más y entendí que no podía con todo", expresó sobre su decisión de dejar los sets de televisión a los 17 años - Créditos: @Soledad Aznarez
"Terminé la secundaria y quería hacer una carrera universitaria. Soy muy responsable y me comprometo mucho. En ese momento había muchas tiras, se grababan ocho horas o más y entendí que no podía con todo", expresó sobre su decisión de dejar los sets de televisión a los 17 años - Créditos: @Soledad Aznarez

-¿Volverías?

-Sí, claro. Es algo que está muy presente en mi vida. Nunca pienso que es una etapa cerrada . La actuación no es pasado y me gustaría volver.

-Más de veinte años después, ¿qué mirada tenés sobre esos años?

-Fueron hermosos y constitutivos en mi vida. Soy la que soy gracias a mis padres, a la gente con la que crecí y también a ese trabajo artístico. Conocí gente maravillosa, aprendí, disfruté. Conocí Disney gracias a Romay porque estábamos haciendo La hermana mayor y quiso que hiciéramos viajes: primero fuimos a Bariloche y después fuimos a grabar a Disney. Todo hermoso.