Muere Bill Richardson, uno de los políticos hispanos más prominentes de su generación

Aaron M. Sprecher/Bloomberg via Getty Images El exgobernador de Nueva México Bill Richardson.

El exgobernador de Nuevo México Bill Richardson, uno de los políticos hispanos más prominentes de su generación y quien ocupó varios altos cargos en el país, falleció este viernes a los 75 años.

Según CNN, falleció mientras dormía en su casa de veraneo en Massachusetts.

"Toda su vida la vivió al servicio de los demás, tanto en su tiempo en el gobierno como su posterior carrera ayudando a liberar a personas secuestradas o injustamente retenidas en el exterior", dijo el vicepresidente del Richardson Center for Global Engagement, Mickey Bergman, al anunciar su muerte. "No había nadie con quien el gobernador Richardson no se sentara a hablar si cabía la posibilidad de devolver la libertad a una persona".

A lo largo de su dilatada trayectoria, el político demócrata de raíces mexicanas ocupó altos cargos en el gobierno estadounidense como el de secretario de Energía o embajador ante las Naciones Unidas, además de postularse como candidato a la presidencia.

Si bien nació en Pasadena, CA, Richardson se crió en Ciudad de México junto a su madre, que era mexicana, y su padre, un ejecutivo de banca estadounidense. Tras graduarse de la universidad en Massachusetts, se trasladó a Nueva México para iniciar una carrera política que empezó a encaminarse cuando fue elegido al Congreso en 1982.

Conservó su silla en la cámara baja federal hasta 1997, cuando el entonces presidente Bill Clinton lo nombró embajador ante Naciones Unidas y posteriormente secretario de Energía.

Tras su paso por el gabinete presidencial, regresó a su hogar en Nueva México y en fue elegido gobernador de su estado de adopción en 2002. Su facilidad de palabra, personalidad campechana y habilidad política lo convirtió en una de las personalidades hispanas más conocidas del Partido Demócrata, por lo que tras cumplir dos términos en Santa Fe se postuló a las primarias presidenciales de 2008.

Si bien su vida política tocó techo, Richardson desarrolló en los años posteriores una segunda carrera como enviado especial y negociador en casos de ciudadanos estadounidenses retenidos en países con relaciones hostiles con Washington.

En esas funciones logró liberar en numerosas ocasiones a estadounidenses retenidos en países como Cuba, Corea del Norte, Irak, Sudan o Myanmar, lo que ha menudo suponía sentarse a hablar con representantes de gobiernos cuestionados o mandatarios manchados de sangre.

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"Se le confiaron las crisis diplomáticas más sensibles y las llevó a cabo con gran éxito", destacó en un comunicado el senador de Nuevo México Ben Ray Luján. "Aquí en Nueva México siempre lo recordaremos como nuestro gobernador. Nunca dejó de luchar por el estado que era su hogar".