Los muertos de Federico II
El rey Federico II de Prusia fue conocido como Federico “el Grande”. El monarca logró muchos admiradores en pleno siglo XVIII debido a sus ideas. El rey era una persona con un talento general y natural que le convertía en casi un visionario en muchos aspectos de la vida. Federico II encarnaba la figura del monarca ilustrado. Hasta el mismísimo Napoleón le admiró con pasión. Y Napoleón admiró a poca gente. Sin embargo, este rey, apodado “el grande”, resultó extrañamente un escéptico de la medicina. Realmente resultó un escéptico total de la medicina. Pero un día un doctor le dio una respuesta al monarca que este no esperaba. Una respuesta que dejó sin palabras al “grande”. Una respuesta que puso en su sitio al rey Federico. Una inquietante respuesta que ha quedado para la historia.
Llama mucho la atención que Federico II será muy aplaudido por fomentar las ideas más avanzadas de la Ilustración y sin embargo tuvieran tantas reticencias frente a la medicina. El monarca era un amante de las letras, un ávido lector, un enamorado de la filosofía y hasta un poeta reseñable. También la música era un pasión para “el grande” pues practicaba con maestría la flauta travesera. Pero resulta que un monarca tan abierto a todas las artes era un gran escéptico sobre los avances de la medicina. Y su sonoro escepticismo le llevó a realizar una incómoda pregunta al Doctor Johann Georg von Zimmermann. Zimmermann era un reputado médico suizo, filósofo y naturalista que fue el médico privado de Jorge II en Hannover y posteriormente trató las últimas dolencias del rey Federico II. Además, después Zimmermann escribiría varios libros sobre el propio rey Federico II. De ahí que sepamos que un día el doctor se encontraba atendiendo a Federico II cuando el rey le preguntó: “Doctor contestadme con la verdad respecto a sus pacientes, ¿cuántos muertos lleva usted en su conciencia?".
El galeno se giró despacio hacia el monarca y le respondió de una forma que Federico “el grande” no olvidaría jamás, eso seguro. El doctor Zimmermann contestó con rotundidad al rey: “Trecientos mil muertos menos que Vos, Majestad”. Una respuesta que ha pasado a la historia. Y es fácil imaginar que tras esa dura contestación Federico “el Grande” no se sintiera precisamente grande. Nada grande.