Murió Ricardo Talento, histórico director de El fulgor argentino
Este domingo, luego de un largo proceso que lo tenía internado desde hace un tiempo, murió Ricardo Talento, figura emblemática del teatro comunitario. Desde 1987, Talento era el director del grupo de teatro Los Calandracas, colectivo con el cual fundó el Circuito Cultural Barracas. “Para nosotros, el arte es un derecho de todas las personas y lo ponemos en acción con nuestro proyecto. Hacemos memoria, construimos identidad, ficcionamos, ponemos en escena la otra palabra del habitante de nuestro barrio, nos convertimos en protagonistas y compartimos la posibilidad de imaginarnos y transformarnos colectivamente. Esta es nuestra construcción política comunitaria”, sostiene en su página este vital espacio en el que actualmente se está presentado El casamiento de Anita y Mirko, proyecto con 70 vecinos en escena que lleva 20 años en función. Allí, el público come, baila, brinda y conversa con los actores que son vecinos de Barracas.
“Es un espectáculo que jamás podría hacer un elenco profesional. La energía que se genera, la seriedad del juego que se produce solo lo pueden producir los vecinos actores. A su vez, el espectáculo tiene un agregado que es el boca a boca. ¿Por qué? Porque hay excelentes espectáculos que uno va a ver y sobre los cuales el espectador podrá decir que le encantó, pero que no se lo recomendaría a su madre. El casamiento... le gusta a todo el mundo”, aseguraba Ricardo Talento en un reportaje publicado en Alternativa Teatral.
Justamente en la cuenta del Centro Cultural Barracas, en donde se presenta esa propuesta, hoy dieron a conocer la noticia de la muerte de este creador comprometido con su tiempo y con su barrio. “Con inmensa tristeza comunicamos que hoy partió nuestro querido compañero, director y dramaturgo Ricardo Talento. Un abrazo a todos”, sostuvo el comunicado que, con el correr de las horas, fue sumando testimonios de admiración hacia esta gran figura de la escena.
Nacido en Buenos Aires el 28 de mayo de 1948, sus inicios en la actividad escénica se remontan a 1965 y, desde ese momento, nunca se detuvo. Entre tantas creaciones que llevan su firma, junto a Adhemar Bianchi, el fundador del El Galpón de Catalinas, montaron El fulgor argentino, una obra clave del teatro local que lleva más de 25 años en cartel contando una historia en constante transformación. A lo largo del tiempo, esa pieza que llegó a presentarse en Barcelona en el marco del Festival Grec, el multitudinario elenco lógicamente se fue renovando y nuevos vecinos se fueron integrando al grupo. Eso permitía, como contaban Bianchi y Talento a LA NACIÓN en un reportaje de 2015, que otros vecinos comenzaran a pensar poéticamente. “La gente reconoce que la creatividad no es patrimonio de los artistas sino de la esencia humana. La única manera de pensar de otra forma, en un mundo mejor, por ejemplo, es gracias a la capacidad de imaginar”, admitía Ricardo Talento.
Cuando funda Los Calandracas, en 1996, realiza talleres con la gente del barrio. La primera obra que estrenaron fue Los chicos del cordel, espectáculo sobre los chicos en situación de calle que fue interpretado a cielo abierto por más de 100 vecinos. Desde ese momento, su tarea nunca terminó. Autor de más de 40 obras de teatro con títulos como El loquero de Doña Cordelia, Carpa quemada, El soplador de estrellas o Purolucro rompe todo, junto a Andrea Maurizi creó la técnica “teatro para armar”, un juego de espejos en el cual el grupo participante va construyendo una oportunidad de cambio frente a situaciones problemáticas.
Su impronta, su legado, lo trasladó a otros barrios, a otras ciudades de nuestro país y de otras geografías lejanas porque él siempre se encargó de fomentar el surgimiento de otros grupos comunitarios en países como España, Italia y Uruguay. El Circuito Cultural Barracas forma parte de la Red Nacional de Teatro Comunitario, Red Latinoamericana de Arte y Transformación Social y La Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad.
Hoy, el barrio de Barracas está de luto. Ricardo Talento, gestor y creador emblemático del teatro comunitario de nuestro país, ya no estará en las funciones junto a sus vecinos. Pero su obra, su legado, siguen en pie.