Némesis, un film de justicieros que encuentra en Stallone su gran atractivo y salvación

Sylvester Stallone en el set de su nueva película de superhéroes, Samaritan
Sylvester Stallone en una foto tomada en el set de Némesis - Créditos: @GROSBY GROUP

Némesis (Samaritan, Estados Unidos/2022). Director: Julius Avery. Guion: Bragi F. Schut, basado en su historieta homónima, realizada junto a Marc Olivent y Renzo Podesta. Elenco: Sylvester Stallone, Javon Walton, Dascha Polanco, Pilou Asbæk . Disponible en: Amazon Prime Video. Nuestra opinión: buena.

Luego de una breve aparición en Guardianes de la galaxia 2, Sylvester Stallone reincide en el cine de superhéroes. Pero esta vez, lejos de limitarse a un cameo en un título de gran manufactura, el protagonista de Rocky se convierte en la gran estrella de su propio relato. En Némesis, Stallone se pone al frente de un proyecto, que sin grandes aspiraciones, propone una historia urbana y un relato crepuscular.

La vida de Sam (Javon Walton) está lejos de ser un paraíso. El joven de trece años vive con su madre en una humilde zona de edificios, el dinero apenas le alcanza para comer y el fantasma de un desalojo cada vez resulta más cercano. Con la intención de ayudar a su madre, el protagonista comienza a frecuentar a un grupo de criminales para los que hace pequeños trabajos por algo de dinero. De ese modo se acerca al líder de la banda, un hombre llamado Edwin (Pilou Asbæk) que tiene una obsesión con Némesis, un poderoso villano que murió en combate con su hermano, el héroe llamado Samaritan.

Más por necesidad que por convicción, el protagonista se sumerge en delitos que pronto le significan todo tipo de problemas. Y cuando esos criminales comienzan a amenazar al joven, el único que parece dispuesto a ayudarlo es un enigmático vecino que se dedica a coleccionar chatarra. A Sam algo le resulta sospechoso, y luego de algunos episodios en los que ese hombre demuestra ser dueño de una gran fuerza, él comienza a sospechar que su nuevo amigo, es el presuntamente asesinado Samaritan. De esta manera, y cuando la banda de violentos delincuentes amenace con matarlo, ese misterioso hombre será el único que se arriesgue a salvarlo, sea o no el desaparecido superhéroe.

En Némesis hay una mezcla de influencias, relatos que indudablemente inspiraron a este largometraje de Julius Avery, y que se combinan de un modo que por momentos resulta irregular, en una voracidad por intentar abarcarlo todo, sin terminar de poner el acento en nada. En parte, el film presenta una saga crepuscular, con un héroe retirado, oxidado en sus habilidades pero no en su sentido de la justicia, y decidido a hacer un último acto superheroico a modo de coda. En otro aspecto, la película toma durante buena parte de la acción la perspectiva de Sam y el vínculo que establece con su hercúleo salvador.

A través de la mirada de Sam, la historia fragmenta la información, sorprende con una ingeniosa vuelta de tuerca y juega con la posibilidad de entusiasmar al espectador frente a una posible verdad revelada. Por otra parte, desde luego, la pieza también toma una estructura que bebe del cine de superhéroes, aunque en vez de mostrar un camino de iniciación, aquí presenta uno de culminación. La película no desarrolla qué lleva a un hombre común a convertirse en héroe, sino que desanda ese camino para plantear qué lleva a quien colgó su capa a considerar la posibilidad de usarla una última vez. Pero esos ingredientes, atractivo en teoría, no dan los resultados esperados.

El director dispara tramas, sin terminar de decidir en cuál de ellas quiere profundizar. De esta forma, en el aire queda la historia del preadolescente que conoce a quien cree su ídolo, como también la del justiciero al frente de una última misión, e incluso la de una ciudad desbordada por la pobreza y el crimen. El realizador no ahonda en ninguna de las aristas que presenta y sobre el final de la trama, todo parece una excusa para justificar una vistosa escena de acción. Y si bien el tramo inicial resulta ordenado, el segundo y tercer acto se desarrolla de manera desprolija, a la luz de una revelación que no termina de lograr el impacto buscado.

Sylvester Stallone en el set de su nueva película de superhéroes, Samaritan
Sylvester Stallone en una foto tomada en el set de Némesis - Créditos: @GROSBY GROUP

Es claro que en Némesis las costuras están a la vista, pero los pasos en falso de la historia encuentran en el magnetismo de Stallone, un salvavidas imprescindible . El actor de 73 años logra sostener una estructura fallida, a fuerza de carisma y de una corporalidad que desborda los límites de la pantalla chica (porque ante todo él es una figura parida en el cine y eso va a contrapelo de la lógica del streaming). La profesionalidad de Stallone le permite a Némesis escapar con lo justo del espectáculo mediocre porque -consciente de sus propias fallas- el film se apoya en la arrolladora presencia de la estrella para conducir un barco que en otras manos hubiera sido un naufragio inevitable.