Natalia Vartanian, la primera directora del Coro Polifónico Nacional, “el seleccionado nacional de cantantes”, en sus 55 años de historia
Desde su presentación oficial en el Teatro Nacional Cervantes en 1968 -hace ya 55 años- el Coro Polifónico Nacional (CPN) ha sido dirigido por numerosas figuras de renombre. Pero nunca por una mujer. Ahora y por primera vez –en dos de los conciertos con los que se inicia la temporada 2023– será una directora la responsable de las voces que lo integran. La cordobesa Natalia Vartanian, quien a su vez es parte del coro en la fila de las sopranos, marca así un hito dentro de la larga lista de presentaciones que a lo largo de los años ha protagonizado esta agrupación coral. El primer concierto tuvo lugar en el Auditorio Nacional del CCK, ayer, y el segundo está planificado para mañana, a las 20, en la Facultad de Derecho.
“Los integrantes del cuerpo estable del Coro Polifónico Nacional hacen una votación, como en toda democracia, manifestando quienes quieren que los dirijan para las temporadas venideras. Dentro de esa lista aparecí entre los seis nombres más votados. Luego por cuestiones artísticas y de agenda se terminaron de decidir los nombres definitivos. El tema de género apareció como algo que el CPN tenía adeudado. El año pasado tuvimos una primera experiencia cuando Natalia Salinas nos dirigió junto a la Orquesta Sinfónica Nacional, pero fue diferente ya que nos presentamos junto a la orquesta. Finalmente se decidió para este año y por una cuestión de paridad de géneros, convocar a dos directores hombres y dos mujeres. Virginia Bono, gran directora de Santa Fe, será quien me suceda el mes próximo. Así que en realidad podemos decir que somos dos las mujeres encargadas de estar por primera vez al frente del CPN,” explica Vartanian.
La directora comenzó sus estudios de música en la Escuela de Niños Cantores de Córdoba cuando tenía apenas cinco años. Desde ese momento su formación musical nunca se detuvo, hasta obtener el título de Licenciada en Dirección Coral por la Universidad Nacional de La Plata. En simultáneo estudió canto lírico e ingresó en 2018 como cantante estable al CPN donde actualmente integra la cuerda de sopranos. “Cuando el director me informó que había sido seleccionada para dirigir el CPN dimensioné la importancia de lo que esto traería en mi carrera como directora de coro. Creo que se empiezan a tomar en cuenta, además de los criterios artísticos, ciertos aspectos humanos de los directores. Y yo espero poder aportar mi visión absolutamente colaborativa al dirigir. Yo propongo, pero me gusta que quienes estén delante también lo hagan. Estoy convencida que este es un trabajo que se articula constantemente en el ida y vuelta. Quizás al ser yo también coreuta se da una especie de comunión entre ambas actividades. Primero pienso en como me gustaría ser dirigida y en función de eso tomo decisiones entendiendo ciertas dinámicas como cantante”.
Para Varnatian lo primero que busca al estar frente de una agrupación coral es contagiar la emoción más allá de lo que significa la parte técnica o vocal. “El gran desafío lo encuentro en lograr que quienes están del otro lado lean tu pasión. Llegar a través del gesto, la mirada y la energía a que todas esas individualidades se unan para lograr un objetivo común es cuando verdaderamente sucede la magia. En este caso tengo un reto adicional que es dirigir a mis compañeros. Ellos son también mis colegas y después de dirigir volveré a sentarme junto a ellos.”
Para alguien que ha dedicado su vida al canto coral, el formar parte del CPN equivale a tocar el cielo con las manos. “Hay quienes sueñan con ser solistas, cantantes de ópera y desean otros roles como cantante. Yo amo ser coreuta, creo que es una profesión muy específica dentro del canto. Haber llegado a la selección nacional de cantantes –que es lo que significa este coro– viniendo de lejos y por ahí sin ser conocida dentro del organismo luego de haber concursado con 200 cantantes maravillosas fue como decir, ‘este es mi lugar y aquí quiero estar’”, explica.
A pesar de tener un repertorio inmenso y con obras de gran belleza, se percibe que la actividad coral queda un poco relegada detrás de la que hacen las orquestas. Para la directora esto tiene que ver tanto con la difusión como con ciertos prejuicios que la rodean. “Quisiera que la gente se acercara a un concierto coral entendiendo que es simplemente sentarse y dejarse atravesar por la música. Lo único que se necesita traer son las ganas de vivir la experiencia. La música coral tiene la maravilla de mostrar en conjunto, en este caso a través de 94 voces, lo maravilloso de la expresión y la palabra”.
El concierto, pensado para esta época especial de Pascua, fue una propuesta personal de Varnatian que fue aceptada por el director y la comisión artística. Contarán con la participación del pianista Claudio Santoro, el organista Sebastián Achenbach y los solistas María Julia González Sendin, Paula Mena, Raquel Weinhold, Melina Maio y Gabriela Fabre. “Lo primero que me motivó fue mi vínculo personal con las obras. No puedo dirigir algo que no me parezca bello y que no me emocione. Primero tengo que amar la obra, me tiene que mover el cuerpo. La primera parte del concierto es religiosa, con el Ave María de Franz Biebl, obra que conocí a través de mi maestro, un director que falleció hace poco y que constituye una especie de homenaje. Le siguen los Tres motetes para coro femenino y órgano, Op 39, de Mendelssohn. Esta es una obra que trabajé muchísimo en La Plata, ciudad en donde viví y me formé y trae de alguna manera una parte de mi memoria emotiva. Además, como este es un concierto especial al estar dirigido por una mujer también quise que mis compañeras puedan mostrar todo su talento. Y finalmente está la Sinfonía N° 7 op. 40, del compositor danés Asger Hamerik, en su estreno argentino. Esta obra si bien no es religiosa tiene un tinte espiritual muy profundo en su poesía. Habla de la vida, de la muerte y de la vida eterna. La vamos a hacer al piano que es su versión original. Esta obra la conocí en Dinamarca cuando trabajé allí. La busqué especialmente en la Biblioteca Real de Copenhague. Va a ser un desafío cantar en danés, es primera vez que el coro lo hace”.
Varnatian, quien a partir de hoy inaugura una nueva etapa dentro del CPN, tiene además del compromiso con el canto coral otro particular: darle espacio a las formaciones femeninas. Por esta razón fundó el año pasado la agrupación coral ResMiranda que debutó en diciembre con “A Ceremony of Carols”, de Britten. “Las voces que se sumaron a este proyecto son todas espectaculares y sabía que la gente iba a maravillarse con el resultado. De allí su nombre que significa: algo de lo cual maravillarse”.