Netflix hiela la sangre con el caso de la madre mormona sospechosa de asesinar a sus hijos

Un culto dentro de la religión mormona, muertes inesperadas, zombis, el fin de los días y el asesinato de dos niños inocentes construyen el escenario de uno de los documentales más impactantes que nos ha traído Netflix en mucho tiempo. Pero donde la gran protagonista es una madre atractiva y carismática que hiela la sangre a medida que avanza la historia.

A lo largo de tres episodios, Los pecados de nuestra madre se adentra en el caso de Lori Vallow, su quinto marido Chad Daybell y la búsqueda de los hijos de la mujer de 7 y 16 años que durante más de seis meses tuvo en vilo a EE.UU. en 2020 mientras la propia madre mentía o guardaba silencio sobre el paradero de los pequeños. La pareja se declaró inocente tras el descubrimiento de los cuerpos, y si bien les espera un juicio en 2023 con la pena capital como posible castigo, Los pecados de nuestra madre se encarga de abrir una grieta que petrifica con la exposición de la sangre fría que destila la misma progenitora.

Charles Vallow, Colby Ryan y Lori Vallow en 'Los pecados de nuestra madre'. Cr. Netflix © 2022
Charles Vallow, Colby Ryan y Lori Vallow en 'Los pecados de nuestra madre'. Cr. Netflix © 2022

Dirigido por Skye Borgman, la increíble cineasta detrás de otros documentales de la crónica negra imprescindibles de Netflix como Abducted in plain sight o La chica de la foto, solo puedo definir la experiencia de ver Los pecados de nuestra madre como intensa. Abrumadora incluso ante los extremos religiosos de la pareja; la incredulidad que provoca ver a la misma policía dejándose encandilar por los encantos de Lori pero, sobre todo, impotencia ante la inocencia de dos niños asesinados y sin que nadie comprenda todavía por qué.

Lori Vallow creció dentro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días -más conocido como mormonismo- siendo una religiosa devota que soñaba con formar su propia familia. Y a pesar de las malas experiencias en el amor, lo terminó consiguiendo. Al menos durante un tiempo. Contrajo matrimonio en un total de cinco ocasiones, tuvo dos hijos, sufrió violencia doméstica y huyó de su tercer marido al conocer que presuntamente había abusado sexualmente de su hijo mayor. Pero todo cambió cuando conoció a Charles Vallow, un católico que se convirtió al mormonismo por ella, con quien adoptó al pequeño JJ, un bebé de ocho meses autista a quien sus abuelos no podían cuidar a futuro.

Todo parecía ideal hasta que Lori comenzó a interesarse en las teorías selectivas y apocalípticas de otro mormón y autor de varios libros llamado Chad Daybell. Según el testimonio de conocidos y familiares, Lori veneraba las ideas de este hombre, creyendo fervientemente que las personas se dividían entre buenas y malas según los espíritus que las habitaban. Tenían una lista que básicamente dividía y enumeraba en forma de ranking a sus conocidos y familiares entre ‘espíritus blancos’ y los que habían sido poseídos por ’espíritus oscuros. A estos los denominaban ‘zombis’ y debían ser ‘eliminados’ antes del apocalipsis.

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Cuando el marido de Lori llamó a la policía preocupado por las creencias de su esposa y sus amenazas omnipotentes hablando de su poder celestial para deshacerse de él, terminó pareciendo más loco que ella. Prácticamente porque Lori destiló todos sus encantos ante la policía, acusando a su marido de serle infiel y tener una cruzada contra ella. Jugó el papel de damisela en apuros, se prestó a una evaluación psiquiátrica y a otra cosa mariposa. Resulta realmente impactante ver las grabaciones policiales, la desesperación de Charles y la frialdad cómica con la que Lori trata con los oficiales, quitándole todo hierro al asunto.

Poco después, en 2019, Charles fue asesinado por su propio cuñado, el hermano de Lori, Alex Cox. El hombre aseguró a la policía que había actuado en defensa propia cuando asistió a la vivienda con la intención de proteger a su hermana. Lori y su hija Tylee se habían marchado minutos antes cuando Charles supuestamente atacó a Alex con un bate de béisbol y éste se defendió disparándolo. Nada menos que cuatro veces. Sin embargo, nada resulta lo suficientemente claro. ¿Qué hacía Alex con un arma en la casa de su hermana? ¿Por qué le disparó tantas veces cuando simplemente podía haberse marchado o evadido el golpe? Lo increíble del asunto es que la policía no investigó ni presentó cargos contra Alex, sin embargo, lo más impactante son las imágenes policiales del momento donde Lori sonríe, reacciona como si no hubiera pasado nada, transmitiendo lo poco que parecía importarle la muerte de su marido en manos de su hermano. La frialdad llega a un extremo inaudito cuando el documental nos muestra los mensajes de texto que habría enviado a los hijos de Charles. Así es, siendo la madrastra hizo saber a sus hijastros que su padre había muerto por mensaje de texto. Y ni siquiera les dijo la verdad, sino que Charles había muerto de un paro cardíaco, sin llamarlos y evitando contestar los comprensibles mensajes de esos hijos que pedían desesperadamente saber más de lo ocurrido. No obstante, si este documental y la investigación que retrata nos demuestra algo es que la mentira siempre tiene las patas cortas.

Poco después la que moría mientras dormía y sin explicación era Tammy, la esposa del autor de las ideas ‘zombis’, Chad Daybell, en octubre del mismo año. Dos semanas más tarde, Chad y Lori contraían matrimonio en Hawái prácticamente en secreto y sin contárselo a nadie, mientras la familia dejaba de tener contacto con JJ y Tylee. Y aquí es cuando el documental congela la sangre de cualquier que siga atentamente la historia. Porque la frialdad de Lori literalmente traspasa la pantalla.

Los abuelos de JJ comenzaron a preocuparse por su bienestar al no tener noticias suyas durante semanas. Finalmente pidieron ayuda a las autoridades que visitaron a Lori buscando al pequeño, dejando para la posteridad una serie de grabaciones que plasman la mentira y crueldad al mismo tiempo. Lori dijo a la policía que el niño se encontraba con una amiga en otro estado, mientras les hacía creer que Chad era amigo de su hermano y no su marido. Pero la verdad era que mientras ella hablaba con la policía, Chad advertía a la mencionada amiga que los agentes iban a llamarla preguntándole por JJ pero que no cogiera el teléfono. Ella obedeció a regañadientes. Las imágenes nos muestran a Lori actuando como una verdadera víctima, acusando a los abuelos de JJ de acosarla por querer la custodia del pequeño, explicando que no quería que nadie supiera dónde estaba precisamente por el acoso. Al día siguiente, cuando la policía no pudo contactar con el niño, fueron en búsqueda de la madre. Pero ya no estaba. Ella, su marido y hermano habían huido sin dejar rastro.

'Los pecados de nuestra madre'. Cr. Netflix © 2022
'Los pecados de nuestra madre'. Cr. Netflix © 2022

Entonces se disparó una investigación del FBI por encontrar a JJ y Tylee. La prensa encontró a Lori en Hawái, de camino a la playa, sonriente y como si no pasara nada, actuando con total impunidad cuando le preguntaban por el paradero de sus hijos. Finalmente fue arrestada en febrero de 2020 cuando no cumplió con la petición de las autoridades de demostrar que sus hijos estaban sanos y salvos. Y recién seis meses después, en junio del mismo año, los cuerpos de JJ y Tylee fueron encontrados en el jardín de la casa de los Daybell en Idaho. Chad y Lori fueron acusados de asesinato, a Chad le sumaron un cargo por la sospechosa muerte de Tammy y a Lori por conspirar por la muerte de Charles. Ambos se declararon no culpables y después de una evaluación psiquiátrica, Lori finalmente fue declarada mentalmente competente como para enfrentarse al juicio que se celebrará en enero de 2023.

Ver la manera en que Lori miente a la policía, despliega sus encantos y atractivo natural para salirse con la suya cuando sus dos hijos pequeños estaban desaparecidos y enterrados en el jardín de su marido, hiela la sangre de cualquiera. La forma en que ríe en la vista del juicio, las expresiones burlonas y la manipulación que fuerza sobre su hijo mayor, negándose a explicarle lo sucedido tachando el asunto como algo que él ‘no entiende’, como si todo fuera parte de un plan divino y religioso que solo ella y Chad comprenden como seres superiores, resulta en una experiencia documental intensa, emotiva y petrificante. Que una madre sea capaz de esconder el asesinato de sus propios hijos de esta manera; mintiendo, riendo, victimizándose; cuando los psiquiatras la han tachado de estable, es algo que cuesta comprender por mucha religión que quiera usar como excusa.

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