Netflix: La hija oscura plantea un thriller sobre la maternidad, con actuaciones brillantes
La hija oscura (The Lost Daughter, EE.UU. / 2021). Dirección: Maggie Gyllenhaal. Guion: Maggie Gyllenhaal, sobre la novela de Elena Ferrante. Fotografía: Hélène Louvart. Elenco: Olivia Colman, Jessie Buckley, Dakota Johnson, Ed Harris. Duración: 121 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: excelente.
La hija oscura es un proyecto difícil por donde se lo mire, una adaptación de una novela de la admirada Elena Ferrante que aborda un tema complejo como la maternidad. Sin embargo, Maggie Gyllenhaal decidió encarar ese desafío para su opera prima como guionista y directora, demostrando estar a la altura.
Una de las dificultades más grandes de adaptar una novela al cine es poder exteriorizar la vida interior de los personajes. Lo que en la literatura se puede explicar con palabras, en una película debe ser expresado a través de imágenes y sonidos; los diálogos, idealmente, no deberían ser explícitos sobre la trama o las intenciones de los personajes, sino revelarlos de forma indirecta. Esto es lo que logra Gyllenhaal gracias a una aguda comprensión del relato y un conocimiento profundo del lenguaje cinematográfico.
La directora consigue identificar al espectador con el punto de vista de Leda, interpretada por Olivia Colman, observando lo mismo que ella, sumiéndose en sus propios recuerdos, permitiéndole conocer íntimamente a la protagonista. La hija oscura es un viaje interior sincero, en el que los sentimientos que el público experimenta por Leda son tan conflictivos como los que se puede tener con una persona real, con quien es posible empatizar y, al mismo tiempo, no comprender del todo.
La cámara en mano, de pulso nervioso en gran parte de la película, alterna entre planos muy cercanos a Leda, tanto en su versión de mediana edad como más joven, y otros subjetivos, que presentan lo que ella observa. Estas son las herramientas que utiliza Gyllenhaal para construir esa intimidad con la protagonista y crear un clima de tensión, que es real pero también derivado de su propia percepción de lo que la rodea.
Esas escenas que espía Leda, una profesora de literatura italiana, durante sus vacaciones en un balneario de Grecia, son las que van construyendo el conflicto en la historia. Mientras lee y toma sol, la protagonista observa a una familia numerosa y ruidosa que se instala en la misma playa. Su atención se enfoca en Nina (Dakota Johnson), una mujer joven, y su hija pequeña. Cuando la niña se pierde por un momento, una impulsiva e inexplicable acción de Leda aumentan la tensión entre ella y esa familia, dándole al film un clima de thriller.
Lo que sucede en el presente dispara recuerdos que asaltan a Leda, que ve en Nina a un espejo de las dificultades que sufrió ella como madre. La narración va y viene entre ambas épocas, con flashbacks que aparecen de forma repentina e inevitable, al igual que los recuerdos de la protagonista. En ellos se puede ver a una Leda de veintipico, interpretada por Jessie Buckley, lidiando con la crianza de sus hijas, su matrimonio y sus ambiciones profesionales.
“Me estoy ahogando”, le dice Leda a su marido, en uno de esos flashbacks, resumiendo su experiencia como una joven madre. La hija oscura presenta una visión de la maternidad poco usual en el cine. No es maniquea: ser madre no es ni lo mejor del mundo ni lo peor, sino una experiencia extrema, en la que conviven sentimientos diversos. El amor de Leda por sus hijas y el de Nina por la suya es enorme y también lo son las responsabilidades y limitaciones que conllevan esos vínculos.
Ninguno de los recursos estilísticos, ni el abordaje fascinante de un tema complejo como la maternidad, podrían construir un film tan potente como La hija oscura sin el sostén de actuaciones brillantes, tanto de las actrices que están en primer plano como de los actores que las secundan. La dirección de Gyllenhaal seguro estuvo informada por sus propias experiencias exitosas como actriz, pero la clave está en la elección de las intérpretes para esos tres personajes centrales. Colman es capaz de todas las sutilezas que requiere Leda, la tensión y la angustia, pero también el humor y la seducción. La actriz británica puede contener en su cuerpo, especialmente en sus enormes ojos, todo el bagaje emocional que el personaje trae consigo cuando llega a esa playa griega. Una nominación al Oscar como Mejor Actriz está prácticamente asegurada, con grandes posibilidades de conseguir su segunda estatuilla.
Buckley sigue demostrando que es una de las mejores actrices de la actualidad, encarnando al personaje con la diferencia necesaria para marcar otro momento de la vida de Leda, pero con el germen de la mujer de mediana edad en la que se convertiría, según la interpreta Colman. Y, aunque no sería preciso decir que Johnson es una sorpresa, sí es relevante notar que aquí encuentra la oportunidad de revelar todo su potencial como actriz.