La noche del demonio: la puerta roja es un efectivo debut como director de Patrick Wilson, una de las estrellas del género

La noche del demonio: la puerta roja es un efectivo debut como director de Patrick Wilson, una de las estrellas del género
La noche del demonio: la puerta roja es un efectivo debut como director de Patrick Wilson, una de las estrellas del género

La noche del demonio: La puerta roja (Insidious: The Red Door, Estados Unidos/2023). Dirección: Patrick Wilson. Guion: Scott Teems, basado en los personajes creados por Leigh Whannell. Fotografía: Autumn Eakin. Música: Joseph Bishara. Elenco: Patrick Wilson, Ty Simpkins, Rose Byrne, Sinclair Daniel, Hiam Abbass. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: UIP- Sony. Duración: 107 minutos. Nuestra opinión: buena.

Una nueva vuelta al origen. Como en todas las franquicias de terror que han intentado reinventar su mística en esta nueva era –Halloween, Scream-, el camino suele ser el regreso a la película original, al inicio del éxito, al corazón de la fórmula. Y en este caso es Patrick Wilson como director el encargado de situar nuevamente a la familia Lambert en el centro de la acción luego de las desventuras de la médium Elise Rainier (Lin Shaye) que acapararon las dos últimas entregas. Sin James Wan ni Leigh Whannell -aunque sobrevuelan en su rol de productores- y con guion de Scott Teems – autor de Halloween Kills y de Firestarter, adaptación del libro de Stephen King-, Wilson se permite explorar otras dimensiones del terror, nutridas del interés actual por el trauma como forma cinematográfica –evidente en las recientes Maligno o Sonríe-, y recorrer ciertos desvíos en un universo que parecía agotado.

Los minutos iniciales nos transportan al pasado, a la decisión familiar de borrar del recuerdo las excursiones de Josh (Patrick Wilson) y Dalton (Ty Simpkins) en las profundidades de El Más Allá, reino infernal poblado de presencias siniestras. La hipnosis auspiciada por la madre de Josh, Lorraine Lambert (Barbara Hershey), promete no dejar rastro del trauma en la memoria de padre e hijo. Sin embargo, nueve años más tarde la familia asiste al funeral de Lorraine envuelta en un silencio doloroso. El presente de Josh se encuentra signado por una niebla constante en su pensamiento, lagunas en sus recuerdos y un creciente distanciamiento de su familia. Divorciado de Renai (Rose Byrne), apenas visita a sus hijos. Un posible reencuentro con Dalton, aquel compañero de proyecciones astrales ahora ya adolescente, surge durante el viaje a la escuela de arte, destino de revelación para el introvertido primogénito.

La noche del demonio: La puerta roja
La noche del demonio: La puerta roja

A partir de allí, la historia bifurca los caminos de Josh y Dalton, el primero intentando dar respuesta a la desorientación con estudios médicos, el segundo explorando en su inconsciente y a través de sus dibujos los secretos guardados de aquel año en El Más Allá. En la primera parte, Wilson arriba a los mejores logros en su ópera prima como director, un estado de inquietud sugerido por presencias incipientes en el encuadre, un minucioso trabajo del sonido y la profundidad de campo, que definen escenas bien construidas como la espera de Josh en el auto, al borde del cementerio, o el juego de los iguales en el ventanal de su casa.

La noche del demonio: La puerta roja
La noche del demonio: La puerta roja

Lo mismo ocurre con la incursión de Dalton en el ecosistema universitario, donde el horror surge de su propia extrañeza, de los contrastes de luces y sombras en el dormitorio del campus, de la tentación de buscar la verdad rozando el peligro. Luego los monstruos aparecen, junto con algunos golpes de efecto y quizás un final demasiado conciliador para la envergadura del trauma. Pese a ello, lo interesante del debut de Patrick Wilson en la dirección es el interés por la forma, la plasticidad que expresan los sueños, coloridos y góticos, liberados de la estética más plana de las franquicias contemporáneas.