Nora Cárpena: su reconciliación con Mirtha, el desenlace de Bredeston y cómo Moria le salvó “anímicamente la vida”

Nora Cárpena es un símbolo de las temporadas de verano marplatenses
Nora Cárpena es un símbolo de las temporadas de verano marplatenses - Créditos: @Mauro V. Rizzi

MAR DEL PLATA.- “Mañana te voy a ver”, le dice una mujer que toma el té en el tradicional Torreón del Monje junto a una amiga. Nora Cárpena agradece y respira profundo buscando entender el fenómeno producido alrededor de la obra Brujas, pieza que protagoniza desde hace 34 años y que este verano se despide definitivamente con una última temporada en el teatro Atlas, la sala que vio nacer al espectáculo el 3 de enero de 1991.

Brujas fue una construcción de quien fuera su marido, el actor y productor Guillermo Bredeston, y de su socio Carlos Rottemberg. Que la obra haya nacido y el próximo 4 de marzo finalice su peripecia en esta ciudad es bien simbólico para la actriz: “Mar del Plata es única en el mundo , tiene un encanto especial. En lo personal, es la mitad de mi vida, tiene que ver con mi papá Homero, que era marplatense”. El recordado actor armó su familia aquí. “De un matrimonio anterior al que formó con mi mamá tuve una hermana, llamada Elba, ya fallecida, que era de aquí”.

Acá hubo abuelos, tíos, primos y hasta sobrinos bisnietos que fueron expandiendo la familia a orillas del mar. “Cada verano me la paso visitando parientes”, dice Cárpena quien, justamente, recibe el llamado de un primo. Actriz de raza, de familia de actores. Mujer, madre y abuela. Buena definición con la que se presenta en su cuenta de Instagram. Todo eso es esta mujer cuyo rostro está arraigado en el inconsciente colectivo de varias generaciones de argentinos.

Sonrisa inconfundible y el mar de fondo, el lugar de pertenencia para una mujer que pasó gran parte de su vida en
Sonrisa inconfundible y el mar de fondo, el lugar de pertenencia para una mujer que pasó gran parte de su vida en "La Feliz" - Créditos: @Mauro V. Rizzi

Hito

–¿Cómo se explica el fenómeno de Brujas?

-Es un caso extraño, porque, alguna vez, la hicieron actrices muy talentosas, que estaban estupendas, pero no funcionó. Por otra parte, ahora, luego de 34 años, Moria (Casán), Graciela (Dufau) y yo somos los personajes, porque tenemos un pasado en común .

Con autoría del español Santiago Moncada y adaptación y dirección de Luis Agustoni (ya fallecido), la comedia dramática retrata el reencuentro de cinco excompañeras de un colegio religioso en el que habían sido pupilas. En esa reunión nocturna comenzarán a aflorar reproches, emergerán silencios, secretos; también la amistad y la traición y hasta el enamoramiento de algunas de ellas.

“Los personajes compartieron la infancia y la adolescencia, y nosotras hemos compartido un tramo muy grande de nuestras vidas, vimos crecer a nuestros hijos. ´Las Brujas´ asistieron al casamiento de mis hijas (Lorena y Nachi Bredeston), nos hicimos abuelas, enviudamos. El otro día vino a visitarnos Sofía Gala, la hija de Moria, junto a sus hijos y se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar cuando jugaba en los camarines del Atlas”.

–¿Cómo vivenció volver a ver la marquesina montada en Luro y Corrientes?

–Fue muy fuerte. El día que llegué al teatro, me paré en la puerta para ver el letrero y luego ingresé a la sala vacía. Fue un golpe al corazón. Además, esto tiene toda la connotación de la presencia de Guillermo, fue mucho tiempo acá.

Se emociona. La voz se le entrecorta. Imposible disimular qué significa volver a pisar un escenario que cobijó a la pieza durante siete temporadas seguidas (haciendo tándem con el Ateneo porteño). Luego hubo veranos en la sala Corrientes y un derrotero que, con algunas interrupciones, llevó a la propuesta a convertirse en un fenómeno inusual donde las tres actrices “fundadoras” hoy están acompañadas por Luisa Kuliok -en el lugar de Thelma Biral- y María Leal, cumpliendo con el rol que hiciera Susana Campos, ya fallecida.

–Vigencia imperturbable...

–Tratamos problemas de mujeres más jóvenes, pero la gente nos cree, siente que nos pasan esas cosas. Lo hacemos con mucha convicción y el público siente que tenemos esa edad. Cuando debutamos éramos grandes y ahora somos viejas.

–No diga eso...

–Como trata sobre la amistad entre mujeres, ese es un tema que no tiene edad. Por otra parte, es mentira que las mujeres no son amigas entre sí, podemos ser muy amigas. Las amistades que nacen en la infancia o en la adolescencia son indestructibles. De hecho, yo tengo amigas de mi infancia en Quilmes.

Cada tanto regresa a esa barriada del sur del Conurbano donde se crio, aunque su casa natal ya no existe. “Me gusta volver al Náutico de Quilmes, donde tuve a todos mis novios”.

–¿Muchos novios?

–Algunos...

–Luego de la función aniversario por los 34 años de Brujas, usted se acercó a proscenio y tuvo palabras muy cálidas hacia Mirtha Legrand, quien estuvo presente en la función. ¿Fue una forma de saldar diferencias?

–Fue una pavada, algo sin importancia. Hace años dije algo que a ella no le gustó y dejó de invitarme a su programa. Viste cómo es Mirtha. Así como me dan bronca algunas cosas de ella, como a todo el mundo, porque Mirtha es querida y odiada, siento por ella una profunda admiración y respeto . Además, me pasa algo especial con ella...

–Sus padres tuvieron mucho vínculo con Mirtha Legrand y con su esposo Daniel Tinayre.

–Mi mamá y Mirtha fueron muy compañeras. Mirtha ya era una estrella y mi mamá una actriz de reparto, pero se llevaban muy bien. Ella ha sido muy cariñosa, amorosa con mi mamá. Y mi padre trabajó muchísimo con Daniel Tinayre. Tengo mucha historia, en mi casa se los quisieron mucho a los dos, así que tengo un cariño transitivo. Es la gran estrella del espectáculo, está por sobre todos . Es figura de cine, teatro y televisión y en todos los medios descolló. Fue actriz y es comunicadora. Todo lo hizo bien, sobresalió, tiene algo, por eso la gente la quiere y le cree . Algunas cosas de ella me dan bronca y, como soy lengua larga, ella se enojó.

–Cuando usted protagonizaba la comedia Mujeres de ceniza dijo que Mirtha no invitaba a mujeres grandes a su programa.

–Te acordás más que yo.

–Y ella fue muy generosa en ir a ver esa obra.

–¿Qué le puede importar a Mirtha, que es una estrella, lo que yo diga? El día de la función de Brujas le hablé porque quiero que sepa que le tengo respeto y admiración.

–Y habla muy bien de ella que, manteniendo su postura ideológica, ha invitado a su mesa televisiva a todos aquellos con los que no coincidía y hasta la criticaron.

–Siempre invitó a todos. Por otra parte, sería aburridísimo que todos pensáramos igual. ¿No te parece?

–La grieta que se percibe en la sociedad ha separado a algunos actores.

–¿Sí?

–Hay actores enfrentados. ¿No lo percibe así?

–Puede ser.

–Es triste...

–Yo poseo una manera de pensar y sentir y tengo amigos que piensan muy distinto a mí y no por eso dejo de ser amiga de ellos, no me importa.

–Así debería ser siempre...

–Si a mí no me dan nada los gobiernos, ni los que quiero ni los que no quiero; yo trabajo. Y, si me contrata un espacio como la Provincia, llevo conmigo a un montón de actores para trabajar. Cada uno tiene que pensar como quiera. A lo largo de mi vida he cambiado mucho mi manera de pensar. Fui fluctuando. La única vez que fui a la Plaza de Mayo fue para apoyar a Raúl Alfonsín. Fui muy alfonsinista.

–Era la vuelta de la democracia...

–Fui con Guillermo y mis hijas. No puedo decir que Alfonsín me desilusionó . Eran tiempos difíciles, todo era reciente y, quizás, hubo fuerzas de choque. No entiendo de política así que no sé qué le entorpeció el camino.

Durante casi una década, Nora Cárpena protagonizó las comedias que se ofrecían en el extinto teatro Hermitage de Mar del Plata
Durante casi una década, Nora Cárpena protagonizó las comedias que se ofrecían en el extinto teatro Hermitage de Mar del Plata - Créditos: @Mauro V. Rizzi

Aquellos años locos

En Mar del Plata, la actriz hizo innumerables temporadas teatrales y, durante poco menos de una década, su nombre, junto al de su marido y el matrimonio conformado por Dorys del Valle y Emilio Disi, encabezó la marquesina del extinto teatro Hermitage.

–¿Cómo eran aquellos veranos?

–Teníamos una casa enorme en Garay al 600 donde recibíamos a toda la familia.

–Esas temporadas reunían a grandes estrellas del espectáculo.

–Me da una nostalgia terrible. Mis hijas crecieron acá, pasaron la adolescencia, llegaron los novios. Era una casa llena de gente, se festejaban Navidad, Año Nuevo, cumpleaños. A Guillermo le gustaba recibir a las otras compañías, así que siempre teníamos asados. Era una vida maravillosa.

–Algo de esa mística perdieron los actores que hoy hacen temporada.

–No sé cómo será, quizás la gente joven se reúne. En aquellos tiempos éramos muy amigueros. Cuando terminábamos las funciones, cada cual elegía dónde cenar y, luego, todos nos reuníamos en el Hermitage. Ahí confluían no sólo los que hacíamos teatro, sino también los artistas que venían a ofrecer sus shows; podías encontrarte a Alberto Cortez cantando y tocando el piano o a Estela Raval. Con Dorys decíamos: “Siempre nos agarra el amanecer”. Charlábamos, se tomaba algo, se jugaba mucho al truco con Susana Giménez, Ricardo Darín, Carlos Calvo. Era una época gloriosa de Mar del Plata. Si la gente joven no lo hace, se pierde ese compañerismo. También pasaba en Buenos Aires, te encontrabas con tus compañeros en los bares cercanos a los canales.

Hoy, sin ficción nacional para la televisión abierta, la actriz se pregunta: “¿Qué pasará dentro de unos años cuando ya no haya más actores que la gente conozca de la televisión?” .

–Las plataformas son valiosas, con productos, en algunos casos, muy buenos, pero no son consumidas a partir de la masividad que sí se genera con las señales abiertas. ¿Por qué las grillas presentan propuestas tan áridas?

–No lo sé, quizás es un tema presupuestario. Los canales de aire no deben tener posibilidades económicas o no les interesa.

–O los programadores están desconectados del deseo de las audiencias. De hecho, los números de rating de señales que años atrás eran líderes hoy son paupérrimos. Se escucha decir detrás de los escritorios: “la gente quiere otra cosa”.

–Me pregunto qué es “otra cosa”. En la televisión mexicana hay de todo. Televisa sigue produciendo comedias y le va muy bien. ¿Hay mucha diferencia entre el público de México y el de Argentina?

–En Estados Unidos, también las señales de aire siguen produciendo.

–Las sitcoms nunca dejaron de hacerse. Acá se perdió a Alejandro Romay, Héctor Ricardo García, Goar Mestre y no hubo quién tomara esa posta.

Amor eterno

–Piensa mucho a Guillermo, ¿no?

–Sí, ahora siento que él disfrutaría mucho esta reentré de Brujas, porque la obra fue hecha por él, era su bebé. Guillermo fue quien lo metió a Carlos (Rottemberg) en esto y, por supuesto, estuvo de acuerdo. Incluso se le ocurrió el nombre de las actrices, menos el de Moria que se me ocurrió a mí.

–Un gran hallazgo...

–Dejó todo por Brujas. A Moria nadie le regaló nada, es una estrella y una gran persona. La gente no la conoce, se queda con la fachada de esa mujer que se lleva todo por delante, pero es un ser tierno . A mí me salvó anímicamente la vida.

–¿Por qué?

–Cuando lo tenía tan mal a Guillermo, con internación domiciliaria en mi casa, me llamó para formar parte del panel de su programa Incorrectas (América). Fue una salvación, porque, durante esas tres o cuatro horas que estaba en el canal, me maquillaba, me peinada, hacía el programa y todo eso era una bocanada de aire fresco. Fue una salvación que me haya convocado.

–¿Volvería a hacer algo así?

–Depende con quién, yo sabía que estaba protegida por Moria.

–Era muy filosa.

–Me gustó hacerlo.

Guillermo Bredeston padeció dos ACV y, durante el último tramo de su vida quedó postrado en una cama, situación que se fue complejizando con el transcurrir de los años.

–Hizo mucho por su esposo, como traerlo en ambulancia a Mar del Plata.

–Vinimos durante dos veranos. Alquilé una casa cómoda para que también pudiera estar con nosotros el enfermero, que tenía su habitación; vivía con nosotros.

–¿Tuvo contacto con Guillermo hasta último momento?

–Sí. No habló más en el último año de su vida, pero antes hablaba con dificultad.

–Durante ese último año, ¿se lograba comunicar?

–Agarraba la mano, miraba televisión. No sé si eso es mejor o peor que haya entendido. Estar encerrado en ese cuerpo debe haber sido muy duro, desesperante.

–Usted jamás se abandonó, siempre se la vio muy activa, producida, es una pulsión de vida.

–Lorena, mi hija mayor, me dijo: “Mamá, no aflojes que vos sos mi ejemplo”. Soy fuerte.

–Cuando murió Guillermo Bredeston, Carlos Rottemberg la ayudó mucho. Usted confesó que no sabía ni hacer un cheque.

–Y sigo sin saber. El otro día lo llamé y le pregunté: “Cuando cobre, ¿qué hago?”.

–¿Qué respondió?

–Me dio un par de indicaciones.

–¿Ha perdonado infidelidades o él la perdonó a usted?

– No lo sé, no me enteré, no me di cuenta . Si no te enterás, da lo mismo. Y si me hubiese enterado, quizás lo hubiese perdonado. Teníamos una historia. El alrededor, si lo hubo, nunca fue tan importante para que se estropeara la cosa familiar . Estuvimos más de cincuenta años juntos. Está quien lo vive de una manera o de otra, yo preferí quedarme con eso. Nunca sentí que me faltara algo, porque no lo necesité o porque me conformé. Eso se trabaja, no es fácil. Hubo momentos buenos y otros no tanto.

–¿Alguna vez estuvieron separados?

–Sí, de muy jóvenes, cuando mis hijas eran muy chicas.

–¿Novió con alguien en ese momento?

– Se me acusó de un romance con Alberto Martín que nunca fue verdad . Éramos jóvenes, él era un galán, estábamos en la plenitud. Por suerte no había redes, sino hubiese sido como lo de Wanda Nara.

–¿Cómo se reconcilió con Bredeston?

–Hicimos un crucero por el Caribe. Llegamos al barco separados. Yo entré con mis hijas y él por otro lado, pero volvimos todos juntos.

Éxitos y algunos fracasos

–Siempre ha sido una mujer muy exitosa.

–En general me ha ido bien, pero tuve mis lindos fracasos.

–¿Recuerda alguno?

–Hicimos una obra en el teatro Del Globo que se llamó Golpe de sol, con Guillermo, Raúl Taibo y Pablo Codevilla. Nos sentábamos en la plaza que está frente al teatro para ver si entraba algún espectador. Fue un fracaso espantoso, a pesar de que la obra era preciosa y que Raúl salía desnudo.

–¿Cómo se afronta un fracaso?

–Uno siempre busca excusas, trata de encontrar el justificativo pero, cuando la gente quiere ver algo, lo ve. Cuando hicimos Con pecado concebidas en Canal 9, con Moria y María Valenzuela, nos tiraron con todo, los demás canales programaban lo que se te pueda ocurrir, desde partidos de fútbol y hasta una entrega de Martín Fierro, y nada nos movió la aguja.

En simultáneo con Brujas, Cárpena encabeza el elenco de una compañía de radioteatro que interpreta el repertorio del autor Alberto Migré, acervo que está en manos de Víctor Agú: “Él fue quien me metió en todo esto, ya que nunca había hecho radioteatro”.

Con el auspicio del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, la compañía recorre todo el territorio provincial y, también durante la actual temporada de verano, se presentará en el Café Teatral Emilio Alfaro del teatro Auditorium con una primera función el miércoles 29 de enero, a las 18. La primera obra que ofrecerán será Acacia Montero. “Es una salida laboral para muchos actores que no tienen trabajo” .

Con casi 80 años, Nora Cárpena sigue siendo una mujer de postura seductora
Con casi 80 años, Nora Cárpena sigue siendo una mujer de postura seductora - Créditos: @Mauro V. Rizzi

–¿La actual temporada es realmente la despedida definitiva de Brujas?

Rottemberg dice que sí, yo trato de no pensar, me duele, es parte de mi vida .

–No está cansada de la obra.

–No. Hay días que cuesta un poco más, pero siempre se encuentran cosas nuevas y tengo la suerte y la ventaja de tener compañeras muy creativas y eso ayuda muchísimo. Graciela Dufau es un motor muy importante de Brujas, es una creadora, como buena directora que es. Con una mirada te dice algo distinto o te apoya con una palabra dicha de otro modo.

–¿Es de las actrices qué consultan cuántas entradas se vendieron?

–Jamás hice eso, nunca pregunté nada, no tengo esa curiosidad. Como siempre me ha ido medianamente bien, quizás sea eso.

–¿Qué siente que el espectador “compra” de usted? ¿Por qué es tan cercana al público?

–Creo que soy muy sincera, aunque, a veces, meto la pata por decir lo que pienso y hablar de más. También siento que con Guillermo hemos trabajado mucho para la familia, porque nosotros somos eso, somos una familia de teatro.

–Usted confesó que el 23 de enero cumplirá 80 años. Se la ve impecable en la vida y en el escenario. ¿Cómo se cuida?

–No hay un ningún secreto. No fumo ni bebo, como lo que me gusta, pero parece ser que es bastante sano. Quizás soy un poco aburrida. Ahora hace mucho que no hago nada, pero durante mucho tiempo hice gimnasia. Lo único que me lleva a mover el cuerpo es caminar con mis perros.

–Y hacer Brujas.

–Tenés razón.

Agradecimiento: Torreón del Monje (P.º Jesús de Galindez s/n – Mar del Plata)