El nuevo sistema de votos de Eurovisión 2023 no termina de convencerme

El trofeo de Eurovisión 2022 - EBU / Corinne Cumming, cortesía de Eurovisión.tv
El trofeo de Eurovisión 2022 - EBU / Corinne Cumming, cortesía de Eurovisión.tv

Por Miguel Ángel Pizarro.- Tras la polémica sufrida con las votaciones de Eurovisión 2022, la UER (Unión Europea de Radiodifusión) ha realizado tres cambios que van a provocar que la edición de 2023 viva una verdadera revolución.

El jurado profesional desaparece de las votaciones de las semifinales y únicamente será el público quien decida quiénes pasan a la final. También hay más cambios, como la supresión de las áreas geopolíticas si se detectan irregularidades por parte de los expertos y la incorporación de una votación mundial, en la que podrán votar países que no estén participando en el certamen y que computará como un estado propio.

Sin duda, medidas muy atrevidas con las que buscarían resarcirse con el público tras la sonora polémica de este año con las irregularidades del voto del jurado. En dicha ocasión, seis naciones -Azerbaiyán, Georgia, Montenegro, Polonia, Rumanía y San Marino- tuvieron jurados que cometieron ciertas anomalías en sus votos que llevaron a la UER a sustituir sus puntuaciones por unos creados en base a países con patrones similares de votación.

Una polémica que provocó arduos debates entre los eurofans y que la UER ha querido poner remedio con la supresión del jurado en las semifinales. Además, aunque en la gala final se reparte el voto entre un 50% jurados y un 50% público, este último tendrá más peso por la inclusión de la votación mundial, que hará que el televoto tenga una influencia del 50,6%, según Eurovision Spain.

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El doble sistema de jurado y público en el voto en el festival lleva presente desde 2009, debido a las quejas que hubo entre el público por el llamado ‘efecto diáspora’, con el que países vecinos, que habían formado parte de una misma nación, se votaban entre ellos o que el flujo de un importante número de migrantes de una nacionalidad en un país provocaba que estos otorgasen puntos de más a sus países de origen. Gracias a la irrupción del jurado, se equilibraba la balanza.

Aunque, a priori la música suene bien con los cambios anunciados, estos me generan dudas,precisamente por esa afinidad entre países. Cierto es que, en la pasada edición, la irregularidad en los votos del jurado despertó una gran indignación. Pero ha sido la figura de los profesionales la que ha hecho que varios países que, antes de los cambios de 2009, no se clasificasen a la final, llegasen. Como los casos de Portugal, Suiza o Bélgica, los cuales han tenido muy buenos resultados en los últimos años y que, teniendo en cuenta el ‘efecto diáspora’, tendrían más complicado captar voto de otros países.

De ahí, mis suspicacias. ¿No hubiera sido mejor modificar el sistema del voto profesional para evitar irregularidades?También, la irrupción de un voto internacional ajeno a los países participantes también me genera dudas, aunque la UER haya asegurado que habrá una manera de evitar la votación varias veces en su plataforma digital, esto me hace pensar en que países completamente ajenos a la realidad eurovisiva tengan decisión en un festival en el que, encima, ni participan de forma activa. Con este movimiento, Martin Österdahl, supervisor ejecutivo del certamen, ha recalcado el espíritu de la organización de ser un evento mundial.

A lo largo de los 67 años de historia, el Festival de Eurovisión ha evolucionado constantemente para seguir siendo relevante y emocionante. Estos cambios reconocen la inmensa popularidad del espectáculo al darle más poder a la audiencia del evento de música en vivo más grande del mundo”, declaró en un comunicado.

La audiencia decidirá qué países llegan a la Gran Final y, como reflejo del impacto global del evento, todos los que vean el programa, dondequiera que vivan en el mundo, podrán votar por sus canciones favoritas”, añadió. Esto me recuerda a cómo la UER ha intentado internacionalizar la marca más allá del continente europeo con la creación del American Song Contest, que se estrenó este año en NBC o el cancelado intento del Eurovision Asia Song Contest.

No digo que las intenciones sean malas, pero la irrupción del voto ajeno a Eurovisión no solo me genera dudas, sino que me hacen pensar que la organización busca ampliar la marca Eurovisión pero olvida así que Liverpool 2023 será la edición con mayor número de bajas desde 2010, pues no estarán presentes Bulgaria, Montenegro y Macedonia del Norte. No se producía tal espantada desde Oslo 2010, cuando se retiraron República Checa, Montenegro, Hungría y Andorra, según el reportaje publicado por Eurovision Spain.

La UER no ha abordado el sobrecoste que le supone a países pequeños o con problemas económicosentrar en el festival, cuando lleva tiempo comentándose que la organización debería tener un plan para recuperar la participación de microestados como Mónaco o Luxemburgo, otrora grandes triunfadores del festival. También interpreto lo de darle más peso al público como un parche que, a la larga puede volver a provocar el voto entre vecinos.

Veremos cómo será la edición de 2023 y cómo funcionarán, a largo plazo, estos cambios, pero creo que, de momento, toca mirarlos con algo de escepticismo.

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