Una obsesión por los zapatos que se ha vuelto leyenda: la prominente colección de zapatillas personalizadas de Prince, ahora en exhibición

En una fotografía sin fecha de John Wagner Photography, los tacones con pedrería que lució Prince en su ceremonia de ingreso en el Salón de la Fama del Rock & Roll en 2004. (John Wagner Photography vía The New York Times)
En una fotografía sin fecha de John Wagner Photography, los tacones con pedrería que lució Prince en su ceremonia de ingreso en el Salón de la Fama del Rock & Roll en 2004. (John Wagner Photography vía The New York Times)

CHANHASSEN, Minnesota — Antes de comenzar, quiero dejar en claro una cosa: no has vivido hasta haber visto a un hombre adulto dar un grito ahogado de emoción al ver una pared gigante de zapatos con tacones altos. No son cualquier tacón. Son tacones vertiginosos, hechos a la medida para un pie de 24 centímetros. Botines en tela, sobre todo, pero también botas altas, botas que cubren las rodillas y zapatos de plataforma, en colores brillantes dignos del país de Oz.

Hombre, mujer, negro, blanco, joven, viejo: todos los que visitaron la exposición “The Beautiful Collection: Prince’s Custom Shoes” en Paisley Park en un recorrido una tarde reciente de sábado se encandilaron con las zapatillas de Prince Rogers Nelson. Son más de 300 pares (las suelas limpias, la tela aspirada, las formas rellenas y con luces de fondo) que nos salvan de las normas de género y la ropa holgada de la pandemia.

¡Atended! He aquí las botas de nubes pintadas a mano del video musical de “Raspberry Beret”; los patines de plataforma de los que habló Questlove, un descubrimiento póstumo encontrado en una maleta personalizada; y botines con calcomanías metálicas que rezan “Get Wild” (enloquécete) en la punta y “Free Music” (música libre) en el talón. (Prince usó ese par en 1995 para protestar contra Warner Bros., cuyos contratos de grabación le parecían tan abusivos que se cambió su nombre de manera temporal a un símbolo impronunciable).

Un par estaba cubierto de cera de velas (a Prince le encantaban las velas). En otro los raspones estaban cubiertos con plumón de color rosa. Muchos pares mostraban quemaduras por fricción debido a los legendarios pasos de baile de Prince.

“Si hay una mancha o raspón, eso debe permanecer en el zapato”, Mitch Maguire, curador de la exposición, comentó una húmeda tarde reciente. “Eso es parte de su historia”.

El patronato del artista, que asumió la gestión de Paisley Park en 2019, se encarga de las visitas al complejo que Prince construyó en 1987. No se permiten fotografías ni videos, y las visitas a “The Beautiful Collection”, una exposición de duración limitada que se abrió al público en julio como parte de la visita más amplia a Paisley Park, están restringidas a 15 minutos.

Hay más de 900 pares adicionales de zapatos que siguen guardados, aunque Maguire dijo que con el tiempo esperan mostrarlos todos. Lo que tampoco se muestra en la exposición son las consecuencias de no usar nada más que tacones altos durante cuatro décadas, como una supuesta operación de cadera y una dependencia consabida de opiáceos que llevó a la sobredosis mortal de Prince en 2016.

En una fotografía sin fecha de Tony Sylvers, las botas que llevaba Prince cuando interpretó "Purple Rain" en los American Music Awards de 1985. (Tony Sylvers vía The New York Times)
En una fotografía sin fecha de Tony Sylvers, las botas que llevaba Prince cuando interpretó "Purple Rain" en los American Music Awards de 1985. (Tony Sylvers vía The New York Times)

En lugar de eso los visitantes pueden disfrutar, y vaya qué lo harán, admirando de cerca (o hasta donde lo permita el vidrio) exquisitos diseños personalizados de artesanos como Willie Rivera, Franco Puccetti, Cos Kyriacou, Andre Rostomyan y Gary Kazanchyan de Andre No. 1, así como videos de entrevistas con Kyriacou y Kazanchyan. Entre ellos dos, estos zapateros fabricaron más de 3000 pares específicamente para Prince, incluyendo unos tenis con una plataforma de luces y plástico de ingeniería y botines con tacones reforzados para usar en grandes espectáculos.

Sin embargo, ni siquiera los zapatos reforzados —en este caso, una abrazadera metálica que atornilla el tacón a la suela— fueron suficientes para que los zapateros de Prince pudieran ver los conciertos en santa paz.

“Había momentos en los que estaba con el alma en un hilo”, comentó Kyriacou en una entrevista que se muestra en la exposición. “Era un artista implacable”.

Construir unos tacones vertiginosos que estuvieran lo suficientemente adornados para el gusto del artista, pero lo bastante seguros para su talento, requería tanto de ingenio como de ingeniería. Después de todo, Prince bailaba con su calzado, de 10 centímetros de altura en los primeros años, y de poco más de 8 después. Se bamboleaba, se pavoneaba y se contoneaba. Hacía piruetas y saltaba y se deslizaba en los splits tan rápido que los tacones no reforzados a veces se rompían como un hueso de la suerte.

Con el tiempo, los diseñadores refinaron el diseño del tacón reforzado y le ajustaron el ángulo. Kyriacou colaboró con Donatella Versace para que las famosas zapatillas en tela de Versace estuvieran a la altura (era la única marca que Prince usaba además de sus diseños personalizados).

Se podría decir que crear un atuendo “uniforme” de pies a cabeza con tela personalizada (por lo general sus zapatos estaban forrados con la misma tela de sus trajes) es la contribución más memorable de Prince a la moda del rocanrol. El objetivo no era que el músico de 1,57 metros de altura pareciera más alto, afirmó la vestuarista Helen Hiatt, quien estuvo a cargo del departamento de vestuario de Prince de 1985 a 1991, sino armar un atuendo en el que los zapatos “no interrumpieran la estética”.

Gwen Leeds, una estilista que trabajó para Prince en diversos cargos entre 1983 y 1988, recuerda haber volado a Nueva York para comprar telas en las sederías de la calle 57 Oeste y haberlas llevado a T.O.Dey, en la calle 46, para que hicieran los zapatos a medida y los forraran.

“Por lo general la tela se compra por metro”, dijo. “En el mundo púrpura la compraban por kilo”.

El dinero no era un problema, pero el tiempo sí podía serlo. ¿Qué instrucciones le daba a Leeds el departamento de vestuario de Prince? “Que hicieran lo que tuvieran que hacer” para cumplir con la fecha de entrega. En una ocasión, esto significó sobrepujar a los representantes de Luther Vandross y de la reina Isabel para conseguir la tela que se convirtió en el conjunto de Prince para los premios Oscar de 1985, al que H.E.R. rindió homenaje recientemente.

“Yo dije: ‘Bueno, vengo de parte de Prince, y tengo efectivo’”, relató Leeds. “Obtuve la tela”.

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