Olga Breeskin sana a través de Aventurera

CIUDAD DE MÉXICO, junio 19 (EL UNIVERSAL).- Parada en lo alto de la escalinata aparece una enigmática mujer de 72 años, cuya figura espectacular es enfundada en un vestido negro de lentejuelas. Ella es Rosaura, villana del musical "Aventurera", encarnada por Olga Breeskin.

Han tenido que pasar 34 años desde la última vez que Olga, una de las vedettes más importantes de México, estuviera en temporada en su país, regreso que se logró gracias al productor Juan Osorio.

Este jueves, ella levantará el telón de "Aventurera" en el Salón Los Ángeles, como la dueña del cabaret de la historia, e Irina Baeva interpretará a la protagonista Elena Tejero, una mujer que es vendida para ser explotada sexualmente.

Olga cuenta que decidió interpretar a Rosaura, a quien describe como una mujer "sin escrúpulos", debido a una terrible experiencia que ella misma vivió a sus 20 años con una proxeneta.

"Con este personaje estoy sanando esas heridas de la esclavitud que en diversas etapas de mi vida he pasado. Quiero descargar toda mi ira contra los que me hicieron mal", confiesa.

Es hija del violinista ruso Elias Breeskin, quien le enseñó a tocar el violín, lo que le dio los medios para mantener a su familia cuando ella tenía 17 años, luego de la muerte de su padre.

Un año después, comenzó a trabajar en un restaurante donde Raúl Velasco la descubrió y la llevó a Siempre en Domingo, programa donde se dio a conocer.

"Me hubiera gustado ser concertista clásica pero no había manera de elegir por la necesidad. Ser vedette me dio satisfacciones, pero me aventó a un mundo oscuro, raro, por las malas decisiones que tomé, porque no tenía esa fuerza espiritual que ahora tengo".

Fue en su etapa en Siempre en Domingo, recuerda, donde una "empresaria" de Guadalajara la llamó a trabajar con ella, pero Olga no se dio cuenta que a espaldas del cabaret estaba un prostíbulo. Fue Manuel "El Loco" Valdés quien sospechó que algo estaba mal y le dijo que saliera de ahí. No tuvo la misma suerte en dos ocasiones más, la última, a sus 40 años.

A inicios de los 90, con el fin de que su hijo Alan viera a su papá, el coreógrafo Joey Doucette, Olga llegó a Las Vegas, donde un empresario le propuso hacer un show. Al poco tiempo, relata, comenzó una relación sentimental con él, lo que la llevó a la explotación sexual y laboral durante siete años.

Por esto, Olga advierte que sin importar la edad o la fama que se tenga, siempre se corre el riesgo de caer en manos de explotares como ella, quien ya siendo la figura importante en el mundo del espectáculo en México, se dejó llevar por las palabras aduladoras y hasta paternales de su abusador.

"Todas esas emociones las pongo juntas, me hacen tambalear y me sacan chispas de los ojos cuando estoy interpretando a Rosaura, porque experimento emociones que estaban escondidas pero que estoy sanando, ¡quién lo iba a decir!", expresa Olga durante un ensayo de Aventurera.

La vedette cree firmemente que Dios la sacó de su infierno, cuando Yuri llegó un día a su casa en Las Vegas y le habló del Evangelio, y terminó de convencerse cuando tuvo la encomienda de hacer que Juan Gabriel firmara un contrato para su victimario.

"El que me salvó, sin querer, fue Juan Gabriel, al plantarme con un contrato firmado y con un depósito que nunca devolvió. Yo no podía renunciar porque estaba amenazada de muerte; por eso en una ocasión pensé en el suicidio, pero la prédica que me dio Yuri fue lo que me devolvió la esperanza".

Una nueva y cruda visión

La producción de Juan Osorio, explica Olga, es distinta a la de Carmen Salinas, con quien Olga comparte el personaje de Rosaura, debido a que la fallecida actriz lo interpretó desde el humor, mientras que ella lo retoma desde el tono original del libreto: el drama.

Breeskin se dice confiada, además, en las cualidades de Baeva para convertirse en una gran vedette y llenar ese espacio que en la actualidad nadie ocupa en el mundo del espectáculo.

"¡Cuánto talento, versatilidad y carisma tiene! Para mí ella es esa mujer que faltaba en la cartelera de la Ciudad de México".

Además del teatro, Olga se dice feliz de seguir tocando el violín y ofrecer, como desde hace 10 años, conferencias para mujeres que, como ella, han sido abusadas.

"Sin pretender quedar bien con nadie, esa es ahora mi misión".