Oliver Stone, de regreso al asesinato de John Fitzgerald Kennedy y en contra de Hollywood

Cada vez que el director Oliver Stone filma una película genera polémicas, ya sea que su mirada esté puesta en Vietnam -guerra que él mismo experimentó como soldado-, el asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, el capitalismo desatado de Wall Street o en líderes políticos en la vereda opuesta a la de su país como Fidel Castro, Hugo Chávez y Vladimir Putin. Por eso, la noticia de la publicación de sus memorias, Chasing the Light, se anticipa como un nuevo tembladeral para la industria del cine y la opinión pública norteamericana.

Las primeras entrevistas que dio el director para promocionar el libro confirman lo que vendrá. Aunque la autobiografía está enfocada en los primeros tiempos de Stone como artista y sus comienzos en la Nueva York de los años setenta hasta llegar a Salvador, su segundo largometraje estrenado en 1986, lo cierto es que el realizador no pudo evitar las críticas contra el Hollywood actual. Que, para él, se volvió loco.

"El problema es Hollywood. Es tan caro hacer una película en la industria por el marketing. Todo se volvió demasiado frágil, demasiado sensible. Hoy en día no se puede hacer una película de Hollywood sin un asesor de Covid. No podés hacer una película sin asesor de sensibilidad. Es ridículo", dice Stone en la entrevista publicada el fin de semana en la revista dominical de The New York Times. Con su usual discurso encendido ante la repregunta de su entrevistador, David Marchese, -"¿Por qué le parece ridículo?"-, el director aclara sus ideas. "La Academia cambia de idea sobre sus directivas cada cinco, diez, dos meses. Es todo por la maldita corrección política y ese no es un mundo al que esté ansioso por sumarme. Nunca vi este nivel de locura. Parece la hora del té en Alicia en el país de las maravillas".

Para explicarse, Stone continúa: "Acabo de leer algo sobre como las películas serán cada vez más caras de hacer porque tenés que tomar todas esas precauciones, los cincuenta días de rodaje se tornan sesenta, tenés que aplicar la distancia social con los actores. A eso me refiero".

Acostumbrado al ostracismo al que hace tiempo lo somete la industria del cine -su último film fue Snowden, de 2016- el tres veces ganador del Oscar dice que no se siente inspirado para hacer ficción. "No tengo ese empuje, el fuego necesario para pasar por ese dolor y esa miseria de nuevo", explica, al tiempo que revela que sí está trabajando en un par de documentales que, probablemente vuelvan a ponerlo en el ojo de la tormenta de la opinión pública de su país.

Por un lado, se está preparando para filmar A Bright Future, un documental sobre los beneficios de la energía renovable que incluye a la energía nuclear y, por el otro está en proceso de posproducción de J.F.K.: Destiny Betrayed, en el que retoma la historia del asesinato del presidente Kennedy que ya había retratado en JFK, su film de 1991. "Desde que salió la película se reveló mucho material nuevo que el público básicamente ignoró. Es una gran historia", se entusiasma Stone. Aunque, conocedor del estado del mundo y su lugar en él, admite que cuando la película esté terminada estará disponible "aunque sea en YouTube o en Transilvania".