Olivia Wilde y Jason Sudeikis reciben una demanda de su antigua niñera

Olivia Wilde y Jason Sudeikis credit:Bang Showbiz
Olivia Wilde y Jason Sudeikis credit:Bang Showbiz

Jason Sudeikis y Olivia Wilde anunciaron públicamente su separación a finales de 2020, una ruptura en principio amistosa que, sin embargo, con el paso de los meses se reveló mucho más agria y problemática. La intérprete y directora recibió en pleno escenario, durante la presentación de una de sus películas, un sobre que certificaba la demanda de divorcio interpuesta por el que fuera actor de 'Saturday Night Live', un gesto que la dejó perpleja al constatar que su ex estaba dispuesta a recurrir al juego sucio.

Esta semana, el antiguo matrimonio ha tenido que revivir, muy a su pesar, algunos de los peores momentos de este período de transición hacia la soltería. Ericka Genaro, la niñera que cuidaba de sus dos hijos en común, Daisy (5) y Otis (8), durante los tiempos felices y también cuando ya se había iniciado el proceso de divorcio, les ha demandado a ambos por despido improcedente. Según su versión de los hechos, la pareja decidió desprenderse de sus servicios debido al deterioro de su salud mental, una circunstancia atribuible al caos doméstico que ellos mismos habían generado.

La revista People se ha hecho con varios extractos de la demanda, presentada este martes ante el Tribunal Superior de Justicia del condado de Los Ángeles. "La repentina ausencia de Wilde en la casa tuvo un efecto adverso en su estado emocional, ya que Sudeikis dependía cada vez más de ella y de su apoyo", asegura la demandante, en palabras de su abogado, sobre la responsabilidad adicional que tuvo que asumir. "Sentía que tenía que escoger un bando y eso hizo que la situación fuera insostenible", subraya.

"La presión que tenía sobre sus hombros era inmensa, pero ella no era la principal responsable del bienestar de los pequeños. Tener que ocupar el vacío dejado por Wilde fue muy debilitante", añade en el documento facilitado al juez. En consecuencia, Genaro tuvo que recurrir a un osteópata para lidiar con el "dolor físico" que le habían causado "el estrés y la ansiedad". Este le recomendó que se tomara tres días libres para descansar y evadirse del trabajo, algo que no habría sentado nadie bien a sus empleadores.

"Cuando Genaro respondió que su médico le había ordenado que no hablara con nadie por su ansiedad y para cuidar su salud mental, Sudeikis la despidió con efecto inmediato", asegura el letrado, quien exige al exmatrimonio que indemnice debidamente a su clienta por la pérdida de ingresos y otros beneficios laborales derivados de su precipitado cese.