One Piece: qué hay que saber de esta saga animada que en Japón desbancó a Avatar y otros tanques hollywoodenses
Con presencia en la Argentina desde hace varias décadas, el animé en cine y televisión ya no es más un fenómeno de nicho, sino un éxito instalado. El consumo de historietas japonesas (conocidas también como mangas) y la oferta de series animadas, integran un combo que se hace irresistible para el público de todas las edades. Por ese motivo, la presencia en cine de films nipones animados dejó de ser una excepción para convertirse en una bienvenida tendencia.
Esta semana llegó a las pantallas argentinas One Piece Film: Red, una aventura que se ubica adentro de una de las franquicias más longevas y exitosas de Japón, que como Dragon Ball o Pokémon, también es aquí uno de los títulos favoritos del público.
El mundo One Piece
Como muchos mangas de aventuras en la línea del mencionado Dragon Ball o Los Caballeros del zodíaco, One Piece cuenta la historia de un joven que se convierte en el líder de un grupo de personajes que viven todo tipo de hazañas y combaten contra una infinidad de peligrosos oponentes. En ese aspecto, la fórmula de base no resulta muy novedosa pero, sin embargo, One Piece presentó una original cantidad de matices que le permitió consolidarse como el mejor exponente del género shonen (como se conoce en Japón, a las historietas apuntadas al público juvenil) .
Poco antes de ser ejecutado por la Marina, el pirata más grande de la historia, Gol D. Roger, reveló que todos sus tesoros se encuentran escondidos en una isla remota. Ese anuncio da pie al nacimiento de la gran era pirata, con miles de aventureros lanzándose a la mar en busca de ese suculento tesoro (llamado, justamente, el One Piece). Uno de ellos es Monkey D. Luffy, un muchacho decidido a convertirse en el nuevo rey de los piratas, que comienza un viaje en el que se encontrará con importantes aliados. Pero el de One Piece es un mundo de gran riqueza, porque aquí no solo hay innumerables civilizaciones, sino también un ingrediente que le otorga a muchos personajes extraños poderes.
Las frutas del diablo son un tipo de alimento que le brinda, a quien la coma, algún tipo de habilidad extraordinaria (la única desventaja es que esa persona no puede nadar, un rasgo condenatorio para cualquier aspirante a pirata). Como un Obélix que se hunde en la marmita, Luffy de pequeño comió accidentalmente una de esas frutas, recibiendo así la habilidad de convertir su cuerpo en goma, un rasgo que le permite poner en práctica ingeniosas técnicas de lucha. De esa forma, y junto a una tripulación de valientes hombres y mujeres, Luffy se sumerge en una aventura que lo enfrentará no solo contra otros temibles piratas, sino también contra los verdaderos villanos de la historia: las fuerzas de la Marina y el Gobierno mundial.
Por qué hay que ver One Piece
A simple vista, One Piece no toma mucha distancia de las tradicionales aventuras y del conocido camino del héroe. Sin embargo, el autor Eiichiro Oda logró darle a este remanido esquema una serie de matices que hicieron de esta propuesta una pieza única en su estilo. Más allá de las vistosas batallas y grandes poderes, elementos clave en la construcción de estos relatos, One Piece se diferencia mediante dos aspectos clave: por un lado, la meticulosa creación de un verosímil indestructible, en el que cualquier cosa puede suceder sin que resulte forzada; y por otra parte, una muy pulida construcción de héroes y villanos, con los que resulta imposible no establecer una fuerte empatía. Los personajes de One Piece están lejos de ser criaturas chatas que luchan en piloto automático, sino que se trata de seres que cargan con infancias difíciles y angustias que no cicatrizan, pero que también llevan el entusiasmo de cara a un futuro de grandes promesas.
Luffy, el gran héroe de la saga, no lucha por ser el más fuerte, sino para proteger a sus compañeros y construir un mundo que borre las injusticias y en el que haya equidad social (no es casual, que en uno de los últimos episodios, le prometa a una niña hambrienta que luchará hasta que todos allí puedan comer hasta que les duela la panza). Pero, en muchos casos, no solo los héroes son los “buenos” de la trama, porque One Piece también construye villanos de espesas capas, en muchos casos, víctimas de sociedades injustas o de gobiernos abusivos.
De esa manera, esta ficción presenta argumentos anclados en islas de fantasías, en las que resuenan ecos de una realidad reconocible, y de ese modo, Martin Luther King, la trata de personas o la esclavitud en Estados Unidos (sin mencionar las referencias a Roald Dahl o a la obra de Cervantes), forman parte de este enorme relato.
Un éxito en números y su llegada en Argentina
Con apenas 22 años, Eiichiro Oda comenzó a publicar One Piece en 1997, una obra que iba a tener una duración aproximada de un lustro. Sin embargo, la buena respuesta por parte del público japonés, alentó al autor a expandir su relato, que aún hoy se publica semanalmente en Japón.
Como esas novelas río, que se extienden a lo largo de varios volúmenes, con personajes que entran y salen de escena de forma continúa, Oda muestra un profundísimo conocimiento de su mundo y de los más de mil personajes que protagonizan dichos episodios. Sin demasiadas apariciones en público, y constituido como un Thomas Pynchon del cómic, Oda está abocado a la única misión de culminar esta capilla sixtina que es One Piece, una obra que lo enorgullece, pero que también lo lleva a expresar que “los autores pueden convertirse en esclavos de sus lectores” (como aseguró, en un mensaje abierto que publicó hace muy pocos días). Y teniendo en cuenta los números que maneja este manga, se comprende el por qué de ese pensamiento.
Desde 1997 a la actualidad, One Piece lleva publicados 105 volúmenes, con sus posteriores 1037 episodios para televisión que adaptan esa obra. También hay poco más de cincuenta videojuegos, un número similar de discos, cerca de diez libros de ilustraciones, quince largometrajes, una inminente serie de acción real producida por Netflix, y un sinfín de artículos en materia de merchandising (que, hasta el 2022, representan unas ganancias de aproximadamente cinco mil millones de dólares). Esta prolífica obra se convirtió en el manga más rentable en la historia de Japón y se estima que, a nivel mundial, los libros de One Piece pasaron las 500 millones de copias vendidas (superando, en ese rubro, a un verdadero imbatible como Dragon Ball).
Y como sucedió en el resto del mundo, One Piece también llegó a la Argentina y se convirtió en un fenómeno de notable crecimiento. El manga comenzó a publicarse en 2009 por la editorial Larp, que en el tomo 42 discontinuó su edición. Poco tiempo después, el sello Ivrea obtuvo esa licencia, y comenzó una publicación desdoblada, por un lado reeditando el manga desde el principio (actualmente va por el tomo 32), y en simultáneo continuando donde lo había dejado Larp (esa edición, va por el volumen 63). Por otra parte, la serie animada se encuentra completa en la plataforma streaming Crunchyroll, y en HBO MAX y en Netflix figuran las primeras centenas de capítulos. De esa manera, la Argentina se convirtió en otro país en el que Luffy se consolidó como uno de los personajes favoritos por los lectores de manga, dando pie por primera vez al estreno de una película de la saga en cines .
La importancia de Red
Como sucede con muchas películas ancladas en la continuidad de un animé, quizá Red sea un misterio para quienes desconocen el mundo One Piece. Sin embargo, este relato autoconclusivo puede ser un buen acercamiento a esta obra. En este largometraje hace su debut Uta, una popular cantante que tiene una historia en común con Luffy, a quien conoció durante su infancia.
Red fue un verdadero hito a nivel mundial, en Nueva York tuvo un lanzamiento que se anunció copando todas las pantallas del Time Square, y en Japón se posicionó como el noveno film más visto en la historia de ese país (superando a Avatar, entre otros tanques hollywoodenses). Por todo esto, es que Red es una cita obligatoria para los fans de esta entrañable saga, pero también una invitación al público que aún no se encontró con este fascinante mundo. Pero más importante aún es que este estreno marca otro hito en la historia del animé en la Argentina, en su conquista de las grandes salas de cine.