One Piece, primera temporada | Top de críticas, reseñas y calificaciones

Si bien este One Piece es eficaz como homenaje y como manual para los recién llegados, todavía está atrapado por su inútil esfuerzo por recrear minuciosamente un mundo diseñado para dos dimensiones.

...con sólo estos ocho episodios de One Piece, el elenco y los creativos logran una aventura fantásticamente entretenida, hecha a la antigua y, lo más importante, satisfactoria. La verdad es que siempre iba a ser imposible complacer a todos. Si esto es cierto para los programas que no tienen décadas de expectativas incorporadas, entonces ciertamente será cierto para One Piece. Dicho esto, la serie logra ser tan autónoma (el conocimiento del manga o del anime solo es realmente necesario desde el punto de vista de las referencias) que fácilmente podría ser un punto de partida para que nuevas audiencias descubran el universo, así como una entretenida y brillante historia de aventuras para todos los fanáticos.

...creativamente, One Piece necesitaba trabajar más duro para identificar exactamente por qué funcionaron las versiones anteriores, qué elementos podrían importarse más fácilmente al live action y qué cambios serían más fluidos. No es necesario que sea tan maleable como Luffy, pero el producto final es demasiado rígido (...) cada vez que el show se inclina hacia la profundidad, se siente agobiado y trabajando en contra de sus propios intereses.

Es difícil decir si la versión de Netflix de One Piece complacerá a las legiones de fanáticos rabiosos del original (...) Sin embargo, no fue demasiado difícil identificarse en algún nivel con los personajes o tener una idea de cómo los showrunners Steven Maeda y Matt Owens se acercaban a esta historia. Porque One Piece es muchas cosas a la vez, al final, pero sobre todo una aventura. Una que resulta apta para navegar, al menos para los recién llegados.

Juntos, el elenco crea una vibra extravagante y estrafalaria que encaja perfectamente con la sensación de dibujos animados del original, completa con un trabajo de cámara dinámico y peleas llenas de efectos visuales extraídas directamente del manga. Crédito a Netflix por prometer no lanzar el programa hasta que el propio Oda estuviera satisfecho.

Lo que realmente destaca la adaptación live action es la sensación omnipresente de optimismo que recorre One Piece. Luffy es adorable sin esfuerzo porque incluso en las circunstancias más oscuras, el eterno optimista que hay en él siempre es capaz de sacar lo mejor de las cosas. Gracias a una actuación estupenda y enérgica de Godoy, Luffy es tan encantador como lo es en el manga. El actor logra hacer suyo el personaje manteniendo el espíritu del Luffy que los fanáticos conocerán. One Piece no tiene miedo de lidiar con la oscuridad (y hay una cabalgata de personajes desagradables a los que Luffy y compañía deben derrotar), pero siempre avanza con una sonrisa brillante y un audaz pulgar hacia arriba.

One Piece se esfuerza por recrear la magia de su material original, pero esto requiere descartar algunas partes de la trama. Esto crea una variación interesante del manga y anime de larga duración que funciona en partes, y la serie de Netflix alcanza su mejor momento cuando traza su propio camino en respuesta a los cambios realizados por el showrunner Matt Owens y el equipo de redacción. Desafortunadamente, en lugar de comprometerse completamente con este recuento, One Piece navega constantemente de regreso a aguas familiares y al servicio de los fanáticos, enturbiando la experiencia. Es una pena teniendo en cuenta que la mayoría de los demás aspectos, desde los efectos visuales y prácticos hasta las escenas de acción salvajes y el reparto entrañable, funcionan bien juntos.

Al poner su fe en la alegría de vivir juvenil de sus personajes, One Piece ofrece suficiente diversión para emocionar al niño interior tanto en preadolescentes como en adultos (...) la serie no se toma a sí misma demasiado en serio ni se disculpa por sus tonterías. En ese sentido, su espíritu se asemeja al de su protagonista, quien sabe perfectamente que sus ambiciones suenan absurdas a la mayoría de las personas, y no le importa un comino.

One Piece es la alegre excepción que confirma la regla (...) Al aceptar simplemente... rarezas pequeñas pero cruciales, One Piece de Netflix demuestra su voluntad de conservar lo que hace que la propiedad original sea tan fantástica.

La serie está desarrollada en cuatro arcos, de dos episodios cada uno (...) Esto hace que se omitan personajes y escenas, pero se soluciona magistralmente para aligerar el peso de la trama y acelerar el ritmo sin perder calidad argumental. Además, se toman determinadas licencias en pos de adaptar a la realidad el fantasioso mundo de One Piece, decisiones que hacen que no sea una copia de lo ya visto en el anime, sino una obra propia.