'Onsen' y gastronomía local convergen en un nuevo complejo de lujo en Tokio

María Carcaboso Abrié

Tokio, 2 feb (EFE).- Un nuevo complejo de lujo ambientado en el Japón tradicional que combina baños de aguas termales, denominados 'onsen' en Japón, y gastronomía local ha abierto sus puertas esta semana en la isla artificial de Toyosu, en Tokio, y espera atraer a 2 millones de visitantes al año.

Ubicado junto al mercado de pescado de Toyosu, inaugurado en 2018 como sustituto del emblemático Tsukiji, el complejo Senkyaku Banrai, operado por Manyo Club, pretende que quienes acudan puedan evadirse del ajetreo del centro de la capital mediante una inmersión en el periodo Edo (1603-1867).

Una calle repleta de casas de madera típicas de la época da la bienvenida a los visitantes, que al cruzarla llegan al edificio de nueve plantas que alberga zonas de relajación y gastronomía, combinadas con 71 habitaciones donde pernoctar.

Japón, una de las potencias desarrolladas más tardías en abrir sus fronteras al turismo tras la pandemia de covid-19, se afana ahora en promocionar medidas como esta para recuperar su industria turística.

El país asiático recibió 25,06 millones de visitantes foráneos en 2023, el 80 % de los niveles prepandemia, y espera que la cifra aumente progresivamente hasta alcanzar los 60 millones para 2030.

Un total de 19.000 metros cuadrados de estas nuevas instalaciones están dedicados a zonas de 'onsen' y spa, con vistas a la bahía de Tokio -puede incluso llegar a apreciarse el monte Fuji si la meteorología lo permite-, saunas, baños interiores y exteriores y camas de roca caliente.

El área de comida ocupa otros 15.000 metros cuadrados que cuentan con 70 restaurantes y tiendas locales, en un intento de Senkyaku Banrai por "potenciar el comercio de proximidad y evitar las grandes cadenas", aunque lo cierto es que estas también se cuelan en el lugar, pero en menor medida.

El vicepresidente de Manyo Club, Masami Takahashi, explicó durante un tour de prensa a las instalaciones previo a su inauguración en la víspera que la idea principal era llevar a Toyosu los puestos de comida de Tsukiji, que dejó de funcionar como mercado, pero permaneció como una de las mayores atracciones turísticas de Tokio.

Sin embargo, no fue posible por los retrasos de más de seis años en la construcción del mercado de pescado de Toyosu debido a un problema de contaminación del subsuelo en el terreno, que antes albergaba una planta de gas.

Como alternativa, se invitó a los pequeños comercios de la capital nipona a establecerse en lo que es ahora una pequeña ciudad ambientada en la era Edo y donde sirven producto del mercado de Toyosu, al que la inauguración del complejo beneficiará, pues hará aumentar su afluencia.

Gastronomía local

Los puestos que ocupan las casas de madera del paseo principal ofrecen a modo 'street food' comida tradicional como 'yakitori' (brochetas de pollo), 'sashimi' (trozos de pescado crudo), 'tamagoyaki' (tortilla de huevos enrollada) o 'taiyaki' (dulce en forma de pez relleno de pasta de judía roja azuki).

En el interior de la primera planta, más puestos comparten espacio con tiendas de producto local como 'mochis' (pastel de pasta de arroz), decenas de variedades de huevos, sales, caldos, cangrejos pescados en los territorios en disputa con Rusia o galletas de arroz con pescado encima.

Los pisos dos y tres del complejo son para restaurantes, de sushi, ramen, yakisoba, udon... y hasta el noveno pueden encontrarse zonas de relajación.

Hasta 60 toneladas de agua llegan cada día

El agua de los 'onsen' del complejo procede de Hakone y Odawara, dos regiones de la prefectura de Kanagawa, al sur de Tokio, famosas por sus aguas termales.

Cada día llegan a Toyosu entre dos y tres depósitos de 20 toneladas que transportan el agua, por lo que los baños reciben a diario entre 40 y 60 toneladas.

En total, el complejo cuenta con dos tipos de baños termales para hombres y tres para mujeres en los que tradicionalmente hay que bañarse desnudo.

La inmersión en el Japón antiguo requiere que los carteles, así como los menús de los restaurantes y, sobre todo, de los puestos de comida de la calle principal estén escritos en japonés, aunque "se facilitarán códigos con la información traducida", según explicó Takahashi.

El complejo, que empezó a construirse en el año 2020, espera atraer cada año a 600.000 visitantes a las zonas de 'onsen' y spa y a dos millones al área de comida.

(c) Agencia EFE