El origen de la baguette y por qué fue nombrada patrimonio cultural inmaterial
La baguette francesa, uno de los panes más populares en el mundo aunque su origen es galo y desde el 30 de noviembre de 2022 está protegida como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco –junto a otras 600 tradiciones en 130 países. Las razones: encierra un saber hacer antiguo que conservan los panaderos artesanos –y que pasan de generación en generación–, además “celebra toda una cultura, un ritual diario, un elemento estructurante de la comida, un sinónimo de compartir y de convivencia”, dijo la directora general de la Unesco Audrey Azoulay.
Por qué la baguette francesa es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad
Por su textura única: crujiente por fuera, suavecita por dentro; pero sobre todo por su origen y significado cultural y social. Estas son algunas las principales de las razones por las que la baguette francesa está protegida como patrimonio cultural:
Se trata de un proceso ancestral único
La baguette francesa es un pan salado hecho con sólo cuatro ingredientes: harina, agua, sal y levadura; aunque en algunos lados la preparan con masa madre (que está hecha de los mismos ingredientes).
Su elaboración debe ser precisa conforme a las formas tradicionales: mezclar, amasar, fermentar, dividir, reposar, modelar, fermentar de nuevo, escarificar la masa (es decir, hacer adornos con pequeños cortes planos que se consideran como la firma del panadero) y hornear.
Los detalles, las cantidades exactas de ingredientes, tiempos y temperaturas, es un un savoir-faire francés que se transmite en el oficio, de panadero a panadero. Y ese es el saber que la Unesco busca salvaguardar.
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Las panaderías son espacios sociales fundamentales en los barrios
Por la cultura social en torno a las panaderías locales que a diario venden cientos de baguettes para las mesas cotidianas de Francia y que, según la Unesco, son “lugares de sociabilidad, pues están cerca de casa, abiertas a todos y son fundamentales para la vida del vecindario o del pueblo —dijo Azoulay—. Allí te encuentras a tus vecinos, dejas las llaves o los anuncios clasificados. Y en los pueblos donde no se tienen, el panadero recorre los caminos para vender la tanda del día. Para algunas personas que viven aisladas, a veces [el contacto con el panadero] es el único contacto que tienen”. Esta cultura se generalizó y extendió después de la Segunda Guerra Mundial y hoy es el tipo de pan más popular en todo el país, según la Unesco.
El origen de la baguette francesa
El proceso para hacer baguettes nació en el siglo XVII cuando se hacían hogazas de pan con sólo cuatro ingredientes –agua, harina, levadura y sal–. Sin embargo, tomó su peculiar forma alargada en los años 20, cuando surgió una ley que prohibía que las jornadas laborales iniciaran antes de las 4 de la mañana, por lo que los panaderos tuvieron que adaptar la receta para reducir los tiempos de cocción del pan y lograr tenerlo recién hecho para el desayuno. Así, alargaron y estrecharon las hogazas para hacer barras finas de entre 50 y 70 centímetros. Lo que consiguieron fue un pan completamente nuevo que se convirtió en el pan de cada día en las casas francesas.
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Acciones para salvaguardar la tradición de la baguette francesa
“Es importante que estos conocimientos artesanales y prácticas sociales puedan seguir existiendo en el futuro”, por lo que a partir de ahora se implementarán medidas para salvaguardar las técnicas ancestrales para hacer la baguette francesa, así como la costumbre de las panaderías artesanales que las venden. Esto porque, a pesar de ser una tradición bien arraigada, las panaderías artesanales han ido disminuyendo –en 1970 había 55 mil, pero hoy hay 35 mil.