El público rendido ante la voz profunda de Van Morrison, el león de Belfast

Marbella (Málaga), 15 jun (EFE).- El público del Starlite Marbella ha caído rendido ante la voz profunda y rasgada y el peculiar estilo de Van Morrison, el León de Belfast, en el único concierto que el irlandés ofrecerá esta temporada en España.

Con traje oscuro, gafas de espejo y su habitual sombrero tipo gánster, el artista ha salido al escenario a las 20:55 horas, unos minutos antes de la hora anunciada para un concierto que hace apenas una semana ya se había adelantado a petición de Morrison.

Arropado por su banda, el de Belfast -micrófono y saxo en mano- ha comenzado a cantar sin dilación alguna.

Sonaban los primeros acordes de “Problems” mientras el público trataba de localizar sus asientos apresuradamente y tomar posiciones. “Ha empezado un poco antes, ¿no?” Comentaba una fan. “Sí, es el rey y se puede permitir hacer lo que quiera”, le contestaba otra.

El auditorio de la Cantera de Nagüeles, aún iluminado por la luz cálida del sol de la tarde, se ha ido poco a poco llenando de seguidores incondicionales del que se ha llegado a decir que tiene la mejor voz blanca de todos los tiempos. Morrison no ha defraudado.

El sofocante calor del día, más propio de los meses de julio y agosto que de mediados de junio, ha dado una tregua al público, mayoritariamente extranjero, que ha bailado al ritmo de “Magic Time”, “Raglan Road” o “In the afternoon”.

Con Gloria, el final del concierto

Morrison, que el 31 de agosto cumplirá 79 años, ha interpretado con su característico tono ronco y grave, aún mas potente si cabe tras el paso de los años, algunos de sus temas más populares como “Gloria”, coreado por el público y que llegó prácticamente al final del concierto.

Durante la actuación, este ganador de seis premios Grammy y un Brit, que consiguió su hueco en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1993 y en el de los Compositores en 2003, ha tocado con maestría la armónica, el saxo y la guitarra, uno de los primeros instrumentos con el que se familiarizó siendo niño.

Hijo de cantante y con un padre loco por la música, los emblemáticos Ray Charles o Solomon Burke dieron forma a la banda sonora de su hogar y cuando apenas tenía once años aprendió a tocar los primeros acordes en la guitarra que le regalaron en casa.

Creció escuchando los discos de jazz, blues, soul y folk de su padre, un ávido coleccionista de vinilos de origen escocés, y sus ritmos junto los de la música tradicional irlandesa se funden con fluidez en sus composiciones.

Músico, cantante y compositor, dejó pronto las aulas para adentrarse desde muy joven en el mundo de la música, donde ha cosechado importantes éxitos a lo largo de más de cuatro décadas sobre los escenarios.

Tras presentar a su banda, se despidió del público entre aplausos y dejó a sus músicos marcándose unos acordes con los que demostrar su buen hacer y lucirse, en un final de concierto poco habitual pero muy al uso del mundo del jazz.

Esther Gómez

(c) Agencia EFE