CÓRDOBA.- Ya hace varios años que José María “Pachu” Peña pasa los veranos en Villa Carlos Paz. Integra las “tres P” como bromean internamente en la troupe que encabezan Pedro Alfonso y Paula Chávez. “Es un movimiento teatral en el que causamos gracia de verdad. Hacemos reír a la gente”, dice a LA NACIÓN, riéndose de la sigla que pareciera el nombre de una movida política. Convencido de que la gente que va al teatro busca “pasarla bien, reírse”, cree que la Argentina sigue “en una transición de cambio; está saliendo. Tiene que llegar ese empujón que está esperando la gente de estabilidad, de que mejoren los ingresos. Va bien”.

En esta cuarta temporada suya, Peña es parte del elenco de un Un viaje en el tiempo, la comedia que se presenta en el Teatro del Lago y que comparte con Sebastián Almada, Viviana Saccone y Noelia Marzol, entre otros, ambientada en junio de 1986, año en que la Selección Argentina ganó el Mundial capitaneada por Diego Maradona.

La historia del rosarino está, en buena medida, atada a la de su coterráneo y amigo Pablo Granados, con quien formaron una dupla clásica desde aquella Propuesta Joven que hicieron en su ciudad natal al paso en conjunto por las producciones de Mario Pergolini y Marcelo Tinelli. Después de trabajar un año con Gerardo Sofovich en La peluquería de los Mateos junto con Freddy Villarreal armaron Lalala Producciones, con la que surgió No hay dos sin tres. Peña también fue panelista, participó en realities y lleva tres temporadas con su ciclo de streaming en Luzu TV, Pachu Stream Master.

Se muestra entusiasmado con el streaming y ya tiene confirmada su cuarta temporada. “Hay mucha libertad para decir desde cosas, desde muy interesantes hasta barbaridades que en la radio tradicional no se dicen. Está esa libertad que a veces cae bien y, a veces, no tanto”, reflexiona. Cree que Juan Alberto Badía, con Imagen de radio, fue un precursor del formato.

Peña recuerda que trabajó en la época de oro de la televisión de los 90, cuando en los pasillos de Telefe -en ese canal comenzaron con Tinelli- se cruzaba “con bestias” de la pantalla. Llegar a 30 puntos de rating no era para nada extraño. Menciona que cuando Videomatch “bajaba un punto, había reunión. La pregunta era qué pasó, cómo lo recuperamos, cómo salimos a jugar al otro día para sorprender”. La contracara es que hoy, “cuando se llega a siete puntos, en algunos lados, sos Gardel”.

En Villa Carlos Paz está solo; sus hijos y su esposa lo visitan pero no están instalados. Entrena dos o tres veces por semana, mira series, descansa y algunos días los dedica a los trámites. “Un poco de todo”, resume.

-¿La buena relación con Alfonso viene de los últimos tiempos de Tinelli?

-Desde la primera vez tenemos onda arriba y abajo del escenario. Con Pedro nos entendemos de maravilla, es un placer trabajar con él y con Paula. No nos conocemos de aquellos años. En esa época cada equipo tenía su productor; había mucha gente, con muchos nos conocíamos de vista. No tenía un contacto con él asiduo; nunca un café, una charla. Sí produjo algunas cámaras donde estábamos con Pablo, pero nada más. Una, recuerdo, era con María Vázquez, la esposa de Adolfito Cambiasso.

-Decís que eran muchos, con productores por equipo, ¿la “época de oro” de la producción televisiva?

-Con Pablo entramos en Videomatch en 1993 y Telefe era un tanque. Era otra televisión; en los pasillos nos cruzábamos con bestias de la pantalla como Susana, (Arturo) Puig, (Nicolás) Repetto, (Guillermo) Francella. Del otro lado, el 13, también tenía lo suyo. Era otra cosa, otra historia aquella televisión.

-Los 30 puntos de rating no eran una excepción.

-Tal cual. Nosotros, cuando bajábamos un punto, teníamos reunión a la noche después del programa. Nos preguntábamos qué pasó, cómo lo recuperamos, cómo salimos a jugar al otro día para sorprender. Hoy arañar los cuatro o cinco ya es bueno y llegar a los siete, en algunos lados, es que sos Gardel. La gente se acostumbró a ver lo que quiere, en el momento que quiere, como quiere. A pausar, a seguir. Hay miles y miles de contenidos.

Cambios

-Hacés streaming hace tres años, ¿vas a seguir?

-Voy a seguir. La paso muy bien; es como una familia. Estoy cómodo, me gusta y sigo descubriendo de qué se trata el formato.

-¿Cambió la televisión porque cambió la audiencia, o al revés?

-Fue algo mutuo. La gente se acostumbró a las distintas plataformas. Hoy el entretenimiento pasa por otro lado y no por la televisión. Ya hace un par años que se instaló eso y la televisión perdió peso. Esa es la verdad.

-¿Antes de hacer streaming, consumías el formato?

-Fui un poco del arranque de Luzu. No consumía, sí veía los contenidos que se replicaban en las redes y entraba a streaming a ver de qué se trataba. Para mí es como una radio transmitida con imagen, pero con más libertad. El precursor podría ser Badía con Imagen de radio. No sé si la vio venir, pero sí que aquello que hacía es algo parecido a lo de hoy.

-Es raro que le parezca que hay más libertad con la imagen que sin ver lo que pasa en un estudio.

-Me refiero a los contenidos. Hay mucha libertad para decir desde cosas, que van desde las muy interesantes hasta barbaridades que en la radio tradicional no pasan. Cuando uno va en el auto escuchando la radio o la pone para saber algo no escucha eso. El streaming tiene esa libertad que a veces cae bien y, a veces, no.

-Suele decir que en las producciones de Videomatch llegaron a hacer “barbaridades”, ¿hay punto de comparación?

-No, para nada. Me refiero a la libertad de, en aquella época, en plena zona de Congreso, hacer que un elefante circule conmigo arriba. Era una locura, uno lo piensa y era una locura. Se podía hacer porque el programa era un éxito, porque Marcelo era top, top. Estaba ahí arriba y lo que pedía lo conseguía. Me refería a eso y no a la libertad de contenido. Ahora es por el lado del vocabulario.

-¿Podrían hacer hoy el humor que hacían entonces?

-Hay muchas cosas dando vuelta nuestras, de Pablo y mías, de José María (Listorti) o de Freddy que tienen muchos likes, tenemos mensajes con el “vuelvan”. Seguramente le gustarían a cierto público y a otro no. Hoy las redes te lo facturan, te lo hacen sentir, hoy son lapidarias para uno si haces algo que no gusta . Si entonces hubiera habido aplicaciones, redes, seguramente nos hubiesen castigado. El programa era popular, masivo; iba a todos los sectores a toda la gente. A a una señora paqueta y a un recolector. Todos nos saludaban, había muy buena llegada.

-Participaste de varios realities, ¿por qué te fuiste del Gran Hermano de famosos?

-En Gran Hermano me trataron muy bien, pero no era para mí. No iba a entrar pero tengo el sí fácil. José María iba a estar y después se bajó. Entonces fui a decir que no. Es un juego que no entiendo; no es para mí nominar, ser falso cuando yo soy frontal. No es para mí hacer eso para ganar un premio. Yo a donde voy lo que quiero es que la gente se divierta y eso lo logré en Corte y confección; me mostré como soy. No pude hacer todas las clases de la preparación…

-El diseño de moda se perdió un nombre…

-Sé de moda, soy muy Dior, muy clásico. Estábamos en el encierro por Covid y fui a hacer reír.

-Te obsesiona lo de hacer reír, ¿ves que la gente sigue con ganas de pasarla bien? La temporada pasada, en pleno inicio del nuevo gobierno, todos destacaban eso.

-La gente siempre quiere divertirse. Lo necesita, viene a eso de vacaciones; a ir al teatro, a comer algo… De eso se trata. Hay obras que son distintas, con otro trasfondo, pero en Un viaje en el tiempo vemos y sabemos a dónde apuntamos. Logramos hacer reír y la gente agradece. Además, tiene un plus al final del show con la participación de los espectadores.

-¿Cómo ves al país?

-Sigue en una transición; está saliendo. Tiene que llegar ese empujón que está esperando la gente, la estabilidad, que mejoren los ingresos. Está bien encaminado. Falta mucho por hacer. Ojalá este gobierno lo logre. Siempre apuesto y confío en los gobiernos. Es increíble que este país, que tiene de todo, no regrese a los buenos tiempos. Tengo esperanzas de salir adelante.

Para agendar

Un viaje en el tiempo. Sala: Teatro del Lago (Belgrano 81, Villa Carlos Paz, Córdoba). Funciones: de martes a domingos, a las 21.30